lunes, 2 de abril de 2018

Francisco Gabriel Pacheco disfruta la magia del juego de pelota mesoamericano


Por Maricruz González May. Enviada

Papantla, Ver.Conocido como una práctica en la que sólo había dos opciones: vivir o morir, el juego de pelota mesoamericano -mejor conocido como Ulama- es hoy en día un deporte que practican niños, jóvenes y adultos en al menos 15 entidades de la República, entre ellas Veracruz, Sonora, Quintana Roo, Tlaxcala, Puebla y Estado de México.

Francisco Gabriel Pacheco López, de 16 años de edad, es un ejemplo de disciplina y dedicación, y es que desde hace más de 18 meses práctica este deporte, cuyos orígenes se remontan al año 1400 a.C. y su ejecución tenía un contenido simbólico relacionado con la lucha entre la noche y el día, la luz y la oscuridad, e incluso con el sacrificio en algunos casos.

Originario de Puebla, Pacheco López asegura que contrario a las creencias de que esta práctica resultaba en la época prehispánica una determinante para vivir o morir, hoy en día es sólo símbolo de orgullo por representar una de las actividades más sobresalientes de las culturas Mesoamericanas.

Poner en práctica los golpes con la cadera no es cosa fácil, por eso Francisco Gabriel y otros jugadores se someten a rigurosos entrenamientos para no dislocársela o en su defecto lastimarse lo menos posible, ya que es inevitable no tener moretones pues la pelota con la que se juega es de hule macizo y pesa aproximadamente 3.800 kilogramos.

De acuerdo con el joven jugador, es el sinaloense José Lizarraga Covarrubias, jugador y fundador de la Asociación de Juego de Pelota Mesoamericana quien los entrena por algunas temporadas.

“Tenemos entrenamiento continúo sobre el tipo de golpeo y el fajado, porque este cuero no es adorno, sino más bien nos ayuda a protegernos de los golpes. Al principio tenía hematomas demasiado grandes y me dolía, pero ya con la práctica no te duele si le pegas con la parte correcta”, compartió.

No obstante, a fin de evitar cualquier lesión, algunos jóvenes se someten a masajes para cerrar la cadera o aliviar las dorsales, espalda, omóplatos. ”Se debe estar bien física y espiritualmente para poder trabajar en equipo porque en la cancha hay magia en los partidos, algo pasa, se crea sinergia entre todos y al final, es la pelota la que decide quiénes ganan”, expresó.

Con aplomo luego de jugar 40 minutos bajo los rayos del Sol, Francisco Gabriel Pacheco López explica en que consiste su fajado. “Es un calzón de cuero con una media luna que cubre la parte donde golpeas, una faja de mezclilla o estambre y un chimali (cinturón de cuero que va ajustado alrededor de la cintura y de los glúteos para mantenerlos apretados”.

El joven ha decido incluir en su atuendo un hueso y una pechera que ha dibujado con pintura blanca., “Es cómo se pintaban nuestros ancestros, aunque he leído que algunos de ellos lo traían tatuado”,apuntó.

Al hablar sobre su decisión de practicar este juego, el joven estudiante de primer semestre de bachillerato señaló: "Primero me motivó el saber cómo lo jugaban nuestros ancestros y luego pensé que podría yo ayudar a revivir esta tradición, y así lograr que no se olvide.

Estudios realizados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) indican que El Tajín es la ciudad con mayor número de juegos de pelota, lo que puede interpretarse como una necesidad ante la diversidad cultural que, de acuerdo con la época, pudo habitar la ciudad.

Y es que no solo en Veracruz se puso en práctica este deporte, pues hay indicios que señalan que también tuvo presencia en Yucatán, Sinaloa, San Luis Potosí y Tlaxcala, entre otras entidades de la República.

“Jugar es una emoción que no te la puedo describir porque es algo muy grande. Estoy pegándole a una pelota del deporte que se jugó hace años y yo formo parte de esto”, expresó con emoción Francisco Gabriel, quien desea conseguir una beca de la Asociación de Juego de Pelota Ulamaztli para poder continuar sus estudios profesionales sin tener que abandonar este deporte.

Durante la semana, él invierté dos de sus tardes a la práctica del Ulama, pero a diferencia de cuando ya está en torneo, entrena en piso liso y techado. “Ya cuando estamos compitiendo con otro equipo, jugamos descalzos al aire libre en una cancha de 40 metros de largo y cinco de acho, dividida por una línea intermedia, llamada ‘nalco’”, anotó.

Actualmente, reporta la asociación de Juego de Pelota Mesoamericana, existen cerca de 17 entidades que cuentan con un equipo, por lo que en México existen entre 800 y 900 jóvenes, entre hombres y mujeres, que practican esta milenaria tradición, así como varios niños que ya se preparan para conformar nuevos equipos.

De hecho, Teotihuacán será la sede del segundo Encuentro Internacional de Jugadores de Pelota, donde participará Belice y Guatemala, que tendrá lugar los días 4, 5 y 6 de mayo próximo.

NTX/MAY/LMC

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