martes, 10 de julio de 2018

Escritores reconocen que se apagó el "faro" de la literatura iberoamericana


El "faro" de la literatura iberoamericana que durante décadas iluminó la cultura en español "se ha apagado", según han reconocido hoy escritores de varios países latinoamericanos que participan en la XXXI edición de la Semana Negra de Gijón.
El llamado "boom latinoamericano" que entre los años 60 y 90 del pasado siglo fue un referente de la cultura "ya no existe" y Buenos Aires, México y La Habana han perdido el papel protagonista en la creación, distribución y comercialización de libros.
Así lo han considerado el mexicano Fritz Glockner, el argentino Enzo Maqueira, el cubano William Navarrete y el peruano Jorge Eduardo Benavides, que participan como invitados en el festival cultural gijonés.
La pérdida de prestigio del compromiso político en las artes frente al auge de una nueva ideología que predicaba el fin de las ideologías en los años 90 y las fronteras en el "monopolio" editorial le han dado la estocada final a un movimiento cultural reconocido en todo el mundo.
Actualmente la literatura iberoamericana se caracteriza por una diversidad de géneros y estilos narrativos que nada tienen que ver con su pasado glorioso, ha dicho el peruano Eduardo Benavides, que en su última novela "El asesinato de Laura Olivo" ha querido hacerle un homenaje a ese fenómeno cultural.
El bonaerense Enzo Maqueria, que presenta en el certamen de Gijón la novela "Hágase usted mismo" ha asegurado que "el boom dejó de existir" pero de sus cenizas puede renacer "una nueva literatura" de la mano del retorno de las ideologías y de la revolución feminista.
Fritz Glockner ha admitido que en México la realidad es tan cruel que ha desplazado a la novela negra, porque la gente ya no quiere leer los hechos truculentos que encuentra en la crónica policial todos los días.
Además, la concentración de las editoriales ha provocado un fenómeno "maligno" que hace que autores locales no sean editados en Europa y los europeos no se editen en América.
Estas "fronteras" no existían en los años 60 y 70, cuando se produjo el "boom" del que el argentino Julio Cortázar y el colombiano Gabriel García Márquez fueron sus exponentes más reconocidos.
William Navarrete ha considerado que este fenómeno que se originó en La Habana con la revolución castrista ha existido "de puertas para afuera" de la isla, porque del mismo no participó ningún escritor cubano.
Según ha afirmado, el régimen se encargó de mantenerlo controlado no publicando las obras de aquellos autores que no comulgaran con el castrismo, como el caso de Jorge Luis Borges.
Otra de las cuestiones que dificultan el intercambio de obras a ambos lados del Atlántico son de tipo económico, porque a los tipos de cambio actuales entre las monedas de los países de la región y el euro hacen prácticamente imposible la compra de libros editados en España.
Una misma editorial tiene políticas distintas en cada una de las capitales en las que opera y establece compartimentos estancos en las que los escritores quedan encerrados, ha indicado Glockner.
El novelista mexicano ha dicho que en varias oportunidades se dio de bruces contra el muro del "no" de agentes literarios y directivos de editoriales a los que propuso publicar o importar obras de "buenos autores" que habían conseguido éxitos de venta en el exterior.
Glockner ha presentado en la Semana Negra "El libro rojo de Puebla", en el que recopila los acontecimientos sangrientos más sonados cometidos en ese estado durante el siglo XX.
Enzo Maqueira ha llevado a la Semana Negra su cuarta novela, "Hágase usted mismo", la cuarta de su producción y la primera de género policial, en la que narra un crimen por disputas domésticas.
En "Deja que se muera España", Navarrete se ha centrado en desentrañar las claves de los orígenes hispánicos de los cubanos, convencido en que detrás de cada cubano hay un español y de cada español, un cubano.
El autor, que desde hace 30 años reside en París, ha dicho que quiso ajustar cuentas con la historia común de Cuba y España en una obra que traza un paralelismo entre los años 1870 y 2010.
 Fuente: EFE.

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