jueves, 26 de julio de 2018

La novela de nuestro tiempo enfrenta amenazas: Luis Goytisolo


Por: Juan Carlos Talavera

La novela de nuestro tiempo enfrenta dos amenazas: la proliferación del best-seller y la mayor inclinación del público por el mundo virtual”, dice a Excélsior el narrador y ensayista Luis Goytisolo (Barcelona, 1935), ganador del Premio Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español.
Reconoce que el lugar del libro como artefacto que compila una historia que vale la pena ha sobrevivido a muchas épocas y peligros, así que mantiene una especie de optimismo con reservas: “Yo creo que por el momento (el libro y la novela) sobreviven, pero más adelante veremos, porque el futuro es imprevisible”.

Autor de Estela del fuego que se aleja, del ensayo Naturaleza de la novela y de la tetralogía Antagonía —considerada su obra maestra—, Goytisolo vendrá a México en octubre próximo para recoger el premio que incluye un diploma, una obra escultórica diseñada por Vicente Rojo y una cantidad equivalente en pesos mexicanos por 250 mil dólares estadunidenses.

Durante la charla, vía telefónica desde España, Goytisolo habla sobre el futuro de la novela, el nacionalismo, las fronteras y su amistad con Carlos Fuentes, Octavio Paz, Juan Rulfo y Fernando del Paso.
Se declara en contra de los nacionalismos, del “lenguaje inclusivo” y aclara que alguna vez se refirió a la novela Terra Nostra de Fuentes como Lata Nostra, pero sólo se trató de una broma que hace varias décadas le planteó el propio Juan Rulfo.
Esa broma se la debo a Juan Rulfo. Algún día le pregunté ‘¿Qué te parece Terra Nostra?’ Y me dijo: ‘Nosotros en México le decimos Lata Nostra... Pero creo que ambos tenían buena relación. No sé. Yo tuve buena relación con ambos”.
¿Qué diría sobre Juan Rulfo? “Fue un gran escritor que me encantaba y con quien tuve una amistad extraordinaria. En los años del presidente Luis Echeverría viajé a México y él fue a recibirme al aeropuerto, me acompañó hasta el hotel y después nos vimos en España, Rumania... Era un personaje un poco retraído, tímido, pero me sentía bien con él, igual que con Paz, Fuentes y Fernando del Paso.
En otra ocasión, Del Paso me acompañó una noche a la Plaza Garibaldi y desde ahí caminamos al hotel (al Centro Histórico). Entonces se podía caminar tranquilamente por ahí, pero creo que ha cambiado algo. De todos modos México me sigue encantando”.
¿Qué le provoca recibir este galardón?, se le cuestiona al también autor de Escalera hacia el cielo y Liberación. “He recibido varios, pero ninguno de la importancia de éste. Fue una sorpresa extraordinaria, porque yo no sabía que era candidato. Sin embargo, este reconocimiento me une más a México, un país donde he tenido muchos amigos y una relación estupenda”.
Estudioso de la novela, hace una pausa para hablar sobre el panorama de este género literario que ha heredado la tradición de otros géneros que han desaparecido, como la epopeya, los cantares de gesta, leyendas, libros de caballerías.
Hoy la novela enfrenta dos amenazas y es cierto que en algunos países no goza de su mejor momento. Hace 40 años, por ejemplo, había novelistas por todo el mundo, pero hoy prolifera el best seller, que no es novela, sino un producto de consumo que antes se llamaba folletín.
La segunda amenaza es mayor: el preocupante apego del público al mundo virtual, es decir, esas personas siempre pegadas al teléfono móvil, lo que les resta tiempo para la lectura... Así que hoy tenemos mucha gente que dedica el tiempo al móvil y no a leer bien”.
¿Le desanima ese panorama? “Sí, uno a veces se desanima ante ese desenfrenado tecleo”.
¿Por qué afirma que la verdadera creación literaria sólo puede nacer del talento creador? “Porque en algunos casos es absolutamente inútil aprender. Además, siempre he sido partidario del autor que escribe por una necesidad interna. Ése es mi caso. Desde el principio, porque era una forma de expresarme a mí mismo sobre cómo soy, de expresar mi idea del mundo circundante”.

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