sábado, 8 de septiembre de 2018

Lectura, un virus negro

                                                    Fotografía: Juan Carlos Talavera

Por: Juan Carlos Talavera

Una buena novela debe ser como un virus que altere el ADN de los lectores. Esa es la aspiración de Tiempos oscuros, la nueva novela de John Connolly (Irlanda, 1968), título que ayer presentó en San Luis Potosí, en el marco del tercer Festival Internacional de Novela Negra Huellas del Crimen, que arrancó el jueves y finaliza mañana en el Centro de las Artes, donde se dan cita algunos de los mejores exponentes de la literatura negra.

En esta novela, que llevará a la Ciudad de México la próxima semana, Connolly presenta una nueva entrega del famoso detective Charlie Parker, donde un hombre llamado Jerome Burnel evita un homicidio múltiple, se convierte en héroe y más tarde es acusado de poseer pornografía infantil, lo que provoca que pase cinco años en prisión y termine con la vida rota. Al salir de su cautiverio, en el que experimentó violaciones y torturas, acude a Parker para revelar el misterio de una trama que transformará al detective en un ángel vengador.

En entrevista ayer con Excélsior, el autor de libros como El camino blanco y La canción de las sombras y quien ha sido considerado como uno de los mejores autores de novela negra de nuestro tiempo, aseguró que la mejor novela es aquella que busca respuestas y que se contagia como una enfermedad que podría servir de muy poco.
Yo no creo que una novela sea un remedio de nada o que pueda salvarnos de algo. Pero sí se ha demostrado que, cuando un niño lee ficción, es mucho más empático que quienes no lo hacen. Quizá porque la ficción nos obliga a vivir en la mente y en la imaginación de otra persona, lo cual se reduce con la literatura de no ficción, con la música o el cine”.
Y abunda: “Para disfrutar la ficción hay que estar dispuestos a sacrificar una parte de nosotros mismos y estar abiertos a las interpretaciones de los demás. En este sentido, una historia sí puede cambiar a una persona, porque los libros no son objetos fijos; cada lector contribuye  con sus experiencias en lo que está leyendo”.

Para Connolly, explorar el mal desde la literatura es necesario, porque es la única manera de encontrar respuestas que no existen en la vida real. “Considero que nos gusta leer este tipo de novela, porque nos da tranquilidad, nos da respuestas y soluciones que no tenemos en la vida real. En la realidad la gente se sale con la suya en cosas terribles y muchas veces ni siquiera existe un motivo y la gente se sale con la suya. Además, en la vida real no hay justicia… pero en la novela negra nos queda la posibilidad de castigar a quienes cometen actos terribles. Nunca olvidemos que para que triunfe el mal lo único que se necesita es que los hombres buenos se queden cruzados de brazos”.

Pese a todo, el autor dublinés, que ya obtuvo el prestigioso Shamus Award (1999), asegura que no existe el mal en estado puro. “Yo  creo  que la gente no es mala, sino más bien egoísta, celosa o tiene miedo; a partir de esas emociones hace cosas terribles, es decir, los hombres cometen actos terribles, pues quieren salvarse o defenderse de algo”.

Esto significa que la maldad se refleja en las acciones, dijo. “Y eso sucede cuando alguien hace trampa en los impuestos porque necesita dinero; sin embargo, esa acción provocará que alguien muera en un hospital, porque no había suficiente dinero para pagar gastos médicos; o cuando engañas a tu esposa, pero no lo haces porque quieras lastimarla, sino porque estás en un momento donde no te sientes satisfecho, y si pudieras engañarnos sin hacerle daño, seguro lo harías… aunque eso no significa que la acción esté bien.
La maldad se explora en la novela negra y en la detectivesca para tener un acercamiento, para reinterpretar nuestra realidad y para encontrar esas respuestas que necesitamos, ya que, por lo general, los criminales son medio tontos y por eso terminan en prisión, pero en las novelas los volvemos muy inteligentes para que se conviertan en un desafío ante la mirada del héroe y del lector”, afirma.
NO PARALIZARSE

Publicada por editorial Tusquets, Tiempos oscuros (A Time of Torment, en inglés) envía un mensaje a una sociedad que enfrenta realidades adversas: “no paralizarnos ante la injusticia social”.

Sin embargo, esta postura le ha costado críticas de los lectores estadunidenses, quienes lo han tildado de izquierdista. “Yo no soy izquierdista y no sé cuándo la empatía y la compasión (por los personajes) se convirtió en algo político”.

¿Qué hay de ti en Charlie Parker?, se le cuestiona al también autor de Los atormentados y El invierno del lobo. “Digamos que nunca le he hecho decir algo que yo no pensara y le he dado muchos de los pecados que he cometido. Escribir una novela es como estar soñando y a lo largo de ese sueño tú te conviertes en todos tus personajes; es como si se fragmentara tu ser y le otorgaras una parte de ti a cada personaje”.

¿El autor no debería identificarse sólo con el héroe? “No creo en eso, porque los autores no somos universalmente buenos. Así no funciona. Es verdad que algunos nos esforzamos un poco más que los demás, pero nos sucede como en el famoso papiro egipcio titulado El juicio de los muertos, donde tu alma debe pesar menos que una pluma para salvarse del infierno. Creo que será mejor que sea una tonelada de plumas, porque aquí ninguno va a salvarse”, concluye.

Para hoy, en el tercer Festival Internacional de Novela Negra Huellas del Crimen están programadas las charlas con los escritores Álvaro Bisama, Sol Ceh Moo, Martín López Brie y la conferencia magistral del sueco John Ajvide.


Lindqvist, en el Centro de las Artes de San Luis Potosí. Y cerrará mañana con la participación de Vicente Alfonso y una charla magistral de Claudia Piñeiro.

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