lunes, 29 de octubre de 2018

Mateo González Tamariz, pianista prodigio


Por : Juan Carlos Talavera 

Mateo González Tamariz (Querétaro, 2005) tiene 13 años, es pianista y tendrá el reto de debutar al lado del también pianista Alberto Cruzprieto, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, donde interpretarán a cuatro manos la Petite suite de Claude Debussy, mismo recital que repetirán mañana en el Museo Nacional de Arte (Munal).
En entrevista con Excélsior, el pianista de 13 años consideró que la música clásica debería ser parte de la cultura general de todos los niños y, aunque aseguró que todavía no sabe si será un pianista profesional, ya obtuvo el segundo lugar del Concurso Nacional Infantil de Piano-Cedros Yamaha, en 2015, entre otros reconocimientos.
Él se define como alguien “normal” a quien le gusta el futbol americano, el beisbol y los videojuegos, un chico de secundaria que halla en la música “un mundo de sonidos que lo transportan a un mundo diferente”.
Su acercamiento al piano sucedió desde pequeño cuando su mamá le daba algunas clases durante el verano, confesó. “Mi mamá me daba algunas clases para que no pasara el verano sin hacer nada. Desde entonces me nació el gusto por el instrumento y así seguí poco a poco hasta que llegué a este punto”.
Ese piano donde empezó a practicar fue una herencia de su tía abuela, quien al fallecer lo dejó a su mamá y después le sirvió para empezar sus propias clases en casa. Cierto día Mateo se propuso un reto: tocar la Sonata para piano No. 11 de Mozart, conocida como la Marcha turca, una pieza complicada para su nivel.
Entonces llegaron las clases con su maestra Luisa González Pardo y los cursos en el ciclo infantil del Instituto Superior de Música de Veracruz, con Carlos Mario Morales, hasta que en 2015 obtuvo el primer lugar de la categoría A en el III Concurso Nacional de Interpretación Musical Las notas de Guido, en Xalapa.
También tomó clases con Bruno Iturria Ábrego y Nadia Borislova; y en junio de ese mismo año obtuvo el segundo lugar de la categoría A en el II Concurso Nacional Infantil de Piano Cedros-UP-Yamaha, sólo atrás de Sergio Vargas Escoruela, pianista que hace unos días recibió el Premio Nacional de la Juventud 2018, en la categoría de Expresiones Artísticas y Artes Populares (Excélsior 17/10/2018).
Y luego llegaron los recitales en la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana, en la Galería de Arte Contemporáneo del Instituto Veracruzano de Cultura, el Museo de Antropología y el Palacio Nacional, así como su participación en el Festival Internacional de Piano organizado por la UNAM, donde fungió como pianista invitado en la categoría de jóvenes talentos.
¿Has pensado en ser pianista profesional?, se le preguntó vía telefónica a Mateo González Tamariz. “Estoy en el punto medio en que debo pensar si me dedicaré profesionalmente al piano o no. Tengo 13 años y estoy en ese punto medio en el que decidiré… sólo puedo decir que me gusta mucho el piano”.
¿Cuál es tu búsqueda como artista? “Obviamente depende de cada pieza, porque no es lo mismo tocar una obra compuesta para expresar algo triste; las piezas tienen un carácter diferente y lo que intento hacer es descifrar lo que el compositor quiso decir al escribirla; supongo que debo transmitirle al escucha lo que el compositor quiso decir, y para descifrarlo depende un poco de la época del composi¿Qué hay en tu repertorio? “Mi repertorio está yendo un poco hacia Debussy, sin olvidar a compositores como Beethoven y Johann Sebastian Bach¿Qué te gusta además del piano? “Las ciencias y las matemáticas, aunque la música clásica no es el único género que me gusta. También hay una parte de la música electrónica que me atrae, esa música creada para los videojuegos por computadora, también me gustan los videojuegos.
¿Consideras que los niños se acercan mucho o poco a la música clásica? “De lo que conozco… pues hay poco acercamiento. Tal vez sí existe, pero los niños pueden preferir otro tipo de música; es algo válido. No sé si haya mucho o poco acercamiento, pero no puedes obligar a alguien a hacer algo que no le gusta”.
¿Te gustaría que más niños tuvieran acceso a la música clásica? “Sí, porque considero que debería ser parte de la cultura general, pues de la música clásica se desprenden varias ramas (de la vida). Es lo que yo creo”.
¿Practicas algún deporte? “Me gustan los deportes, pero es complicado practicarlos cuando eres pianista. Hay pocos deportes compatibles con la música, quizá la natación, aunque no me gusta mucho. Prefiero ver el futbol americano y el beisbol”.

CRECIMIENTO ORGÁNICO


Luisa González Pardo, maestra de Mateo, aseguró que su trabajo pedagógico se mantendrá de forma orgánica, ya que “él es un artista que nació de forma natural y lo que haremos será continuar con ese crecimiento, cuidando el trabajo técnico que seguirá puliendo”.
¿Representa una presión que un pianista joven toque de pronto con figuras como Alberto Cruzprieto?, se le cuestionó. “Este tipo de oportunidades hace que él tenga retos importantes a vencer. Por supuesto, ejercen presión, pues tocará con el maestro Cruzprieto y necesita cumplir con un nivel, pero la presión no necesariamente tiene que ser mala, puede ser benéfica si se aborda de forma natural”.
¿Le ve aptitudes para ser profesional? “Definitivamente sí, tiene cualidades y capacidades para ser un gran músico, pero esa decisión la tomará él. Ahora es muy joven y lo más importante es su desarrollo y que mantenga su amor por la música y el piano… en el futuro sabremos si habrá un concertista mexicano llamado Mateo González Tamariz”.

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