martes, 11 de diciembre de 2018

Arqueología Mexicana, 25 años de poner el conocimiento al alcance de todos




Por: J. Francisco de Anda Corral

La revista Arqueología Mexicana cumple 25 años y lo celebra con su edición especial número 82. En este cuarto de siglo, la publicación especializada que apareció por primera vez en 1993 suma 153 ediciones regulares, 82 especiales, 2,500 artículos publicados, 14 premios dentro y fuera de México, 8 de ellos en arte editorial y una comunidad de lectores que ronda los 15 millones mensuales en su edición impresa, con más de 25,000 ejemplares, y 2.5 millones en sus medios digitales.

La edición especial de aniversario es un compendio de toda la historia de la publicación, una especie de guía temática desde el número 1 al 152.

Por las páginas de Arqueología Mexicana han pasado cada mes los más destacados especialistas en arqueología, historia,  antropología y lingüística, entre sus más de 1,300 colaboradores de distintas instituciones y nacionalidades como Eduardo Matos Moctezuma, Miguel León-Portilla, Xavier Noguez, Manuel Hermann, Alfredo López Austin, Nelly Robles, Ann Cyphers, Leonardo López Luján  y muchos más que la han vuelto un referente de la disciplina a nivel mundial.

“La revista Arqueología Mexicana representa una gran ventana entre el quehacer arqueológico de México y el público en general”, dice la doctora Nelly Robles, que ha hecho posible “hacer llegar mes con mes y al mayor número de lectores los conocimientos científicos más recientes sobre la historia antigua de México”, completa el doctor Leonardo López Luján.  Son opiniones de dos miembros del comité científico editorial de la publicación recogidas por separado que, unidas, sintetizan el quehacer y la razón de ser de la revista.

Le preguntamos a la historiadora María Nieves Noriega de Autrey, fundadora y directora de Arqueología Mexicana cuál es la clave para presentar una numeralia apabullante, y responde sin titubear: “perseverancia”, unida a la labor del equipo de producción y del Comité Científico-Editorial, “que es el corazón de la revista”; integrado por doce miembros de la academia, cuya tarea es plantear los temas para ir armando los índices de acuerdo con la información nueva y relevante para el momento, y ese mismo comité sugiere los autores. Eso le da un peso específico muy respetable a la revista, y nos ha permitido una respuesta positiva en el 99% de las peticiones que hacemos a los investigadores, dice María Nieves. “Si el experto en alimentación olmeca está en una universidad de Europa del Este, lo contactamos y le pedimos que escriba, y lo fantástico es que escribe”.

Origen y modelo de negocio

Arqueología Mexicana nace a partir de un convenio de la empresa privada Editorial Raíces con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Surge a iniciativa de los arqueólogos Alba Guadalupe Mastache, Enrique Nalda, Alejandro Martínez Muriel y Joaquín García-Bárcena que querían hacer una revista de divulgación. Un día de enero de 1993, la entonces directora del INAH, María Teresa Franco, le propuso a Raíces editar la revista; para  marzo, Arqueología Mexicana estaba circulando, cuenta María Nieves.  A  la postre, los arqueólogos que la impulsaron configuraron el Comité Científico fundador de la revista.

“No es fácil mantener una revista cultural”, dice Noriega de Autrey, sin esconder un poco de orgullo. “Vivimos básicamente de los anuncios que pone el INAH, y las revistas que compra la Secretaría de Cultura para la red de bibliotecas. Sin ese piso no podríamos sobrevivir,  pero eso sólo cubre el  35% del costo de la revista, el resto lo conseguimos del público, del lector que va al kiosco a comprar la revista, de las suscripciones y nuevos productos editoriales, como los libros que recientemente empezamos a publicar, y estamos invirtiendo mucho en plataformas digitales para conseguir nuevos lectores”, afirma.

“Yo no tengo más que palabras de agradecimiento por la buena disposición de todo el personal e investigadores del Instituto en todos estos años, desde los directores generales hasta los custodios de las zonas arqueológicas”, dice María Nieves

Para Leonardo López Luján, “Arqueología Mexicana es una verdadera historia de éxito, un caso ejemplar en el que una institución del gobierno federal y un grupo de la iniciativa privada deciden sumar sus mejores esfuerzos en una aventura de largo aliento y de grandísimo impacto en el ámbito cultural”. Califica a la publicación como “única en su tipo”, y expresa que ”sería maravilloso que esta fórmula se tomara como modelo en otros ámbitos de las ciencias, las humanidades y las artes de nuestro país”.

Logros y premios

Pocas revistas pueden presumir que han formado profesionistas o que por lo menos los han inspirado antes de alcanzar la universidad. Es el caso de Arqueología Mexicana. Muchos antropólogos, arqueólogos, etnólogos declaran que estudiaron la carrera gracias a la lectura de la revista.

Uno pudiera pensar que esa es una publicación solo para enterados. Sin embargo, su público es amplísimo: desde lectores que cursan la primaria hasta personas de la tercera edad; casi la mayoría con licenciatura o maestría; un poco más varones que mujeres; y de distintas disciplinas: arquitectos, ingenieros, médicos, profesores y un largo etcétera.

Por eso el principal logro de la revista, además de mantenerse viva y actual, es que en estos 25 años ha sabido traducir el lenguaje específico de la arqueología y las ciencias antropológicas para el gran público. Llevar el conocimiento desde el sitio de la excavación al puesto de revistas.

Le pregunto a Enrique Vela, arqueólogo y editor de la revista quien acompaña la charla, que si escribir sobre arqueología es más difícil que excavar; asiente y ríe: “los arqueólogos no sabemos divulgar lo que hacemos, por eso una de las contribuciones de la revista, además de traducir ese lenguaje complejo, es que nos ha enseñado al gremio a comunicar nuestro trabajo”, asegura.

Pero Arqueología Mexicana tiene muchos logros más. Uno de los más apreciados, dice María Nieves, es la Medalla Unesco que le otorgaron en el 2012. La razón principal fue que su contenido fue bastante útil para formular las declaratorias de Patrimonio Mundial de 11 zonas arqueológicas de México.

Para María Nieves Noriega, el logro más importante es la colaboración y el reconocimiento de la comunidad académica hacia la revista. Y da un ejemplo: “Alfredo López Austin donó el material de sus cursos a la revista, eso es muestra de la confianza y del cariño que le tiene al proyecto; yo estoy segura que pudo habérselos dado a cualquiera de las mejores editoriales del mundo, y nos eligió a nosotros. Eso es lo que hace grande el proyecto: alrededor de nosotros hay una masa crítica de instituciones y de personas que lo engrandecen y ha permitido que la revista sea hoy lo que es. Una suma de voluntades. No es sólo una revista sino una comunidad académica que comparte la pasión de hacer llegar el conocimiento al gran público”.

El futuro digital

Con el impulso de estos primeros 25 años, Arqueología Mexicana mira hacia el futuro digital. “No es que la revista impresa vaya a desaparecer, dice la directora, pero queremos incidir más en el mercado internacional y ganar nuevos públicos en México, y  la mejor forma de hacerlo es a través de las plataformas digitales. Resulta más eficiente, accesible y 50% más económica la versión digital”.

Por eso, Arqueología Mexicana ha invertido en su página web, en mantener sus perfiles de Facebook e Instagram y en desarrollar la plataforma Kiosco Raíces, descargable en dispositivos móviles, en la que están disponibles los números de la revista a partir del 125, que se pueden comprar por separado o adquirir una suscripción por la mitad del precio de la versión impresa.  También están disponibles los números de la revista Relatos e Historias, otro producto estelar de la editorial.

“Un componente más del éxito de la revista es que los mexicanos traemos la arqueología en la sangre, y eso siempre lo supimos; estamos rodeados de símbolos y referencias a nuestro origen prehispánico en la vida cotidiana, y la clave ha sido darle explicación y contexto a esos símbolos para que los lectores lo disfruten mucho más”, dice María Nieves.

“Estamos convencidos de que el conocimiento hace al ser humano una mejor persona y una persona más feliz. Si cada lector se siente orgulloso de ser mexicano después de leernos, ya la hicimos”, concluye.

Tres testimonios

"La revista Arqueología Mexicana representa una gran ventana entre el quehacer arqueológico de México y el público en general. Cubre la importante función social de presentar a sus lectores las interpretaciones de los hallazgos arqueológicos del pasado y el presente, y aglutina los más variados puntos de vista temáticos, regionales, teóricos y metodológicos de la arqueología nacional.

"Participar en las tareas de Arqueología Mexicana como autora, y como miembro del Comité Científico Editorial, nombramiento con el que me han distinguido, es un honor, en tanto que me permite aportar ideas, discutir con distinguidos colegas y amigos, y actualizarme acerca de los nuevos hallazgos y tendencias en nuestra materia.

"Felicito sinceramente a Arqueología Mexicana en su 25 Aniversario, hay mil razones para desearle seguir adelante con su importante labor".

Nelly M. Robles, directora del Complejo Monumental de Atzompa.

“Cinco largos lustros de existencia demuestran que Arqueología Mexicana es una verdadera historia de éxito, un caso ejemplar en el que una institución del gobierno federal y un grupo de la iniciativa privada deciden sumar sus mejores esfuerzos en una aventura de largo aliento y de grandísimo impacto en el ámbito cultural. Esta asociación virtuosa entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia y Editorial Raíces ha permitido hacer llegar mes con mes y al mayor número de lectores los conocimientos científicos más recientes sobre la historia antigua de México. Un total de 234 números de la revista y un tiraje de varias decenas de miles de ejemplares son los mejores testimonios de la enorme aceptación de esta publicación que yo calificaría como única en su tipo. Su carácter excepcional se debe no sólo a la gran calidad gráfica de la revista, sino también a que sus artículos son escritos por verdaderos profesionales en el campo de la arqueología, la antropología física, la historia, la lingüística y otras ciencias afines. Son ellos precisamente quienes dan a conocer allí sus primicias, siempre de la manera más clara y atractiva posible.”

Leonardo López Luján, director del Proyecto Arqueológico Templo Mayor.

“Desde la aparición del primer número de Arqueología Mexicana, el quehacer de los investigadores del INAH y de otras muchas instituciones académicas, obtuvo una visibilidad que nunca antes había tenido; por vez primera, estuvieron al alcance de cualquier puesto de revistas, los resultados de la investigación arqueológica, histórica y antropológica que hasta ese momento habían estado reservados a las publicaciones académicas y a las bibliotecas especializadas.

"El mayor mérito de la revista Arqueología Mexicana, es justo haber hecho un enorme trabajo de divulgación, a través de una publicación de gran calidad, que está al alcance de todos los públicos, por su lenguaje accesible e ilustraciones de primera calidad. En sus primeros 25 años de vida, la revista ha llevado la historia prehispánica y colonial de México a muchos rincones del mundo”.

Adriana Velázquez Morlet, arqueóloga, directora del Centro INAH en Quintana Roo.

NOVEDAD EDITORIAL

Mentiras y verdades de la arqueología

Recién presentado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, este libro es una antología de textos publicados en Arqueología Mexicana por Eduardo Matos Moctezuma desde 2012. Es el segundo libro que publica la revista con su propio sello, el primero fue Arqueología de la arqueología, del doctor Leonardo López Luján. “Este libro se va volver un clásico”, dice María Nieves Noriega. Mediante una labor de selección y curaduría presenta textos que fueron escritos en dos páginas, con esa capacidad de síntesis que sólo un autor como Matos es capaz de hacer; son oro molido. Estos artículos son la destilación del conocimiento, es como si te tomaras una copa de ‘Eau de vie’ (agua de la vida); son un placer. Cualquiera que lea este libro tendrá una visión completa del mundo prehispánico", dice.

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