sábado, 29 de diciembre de 2018

¿Quién no quiere leer a Piñeiro?


Foto: Virginia Bautista

Por: Virginia Bautista

Historias cuyos personajes están frente al abismo y deben tomar una decisión. Éste es el hilo conductor de los 16 cuentos que integran Quién no, el libro más reciente de la escritora argentina Claudia Piñeiro (1960).
Gente con ciertas fisuras, “un poco rara”, protagoniza los relatos que hurgan en temas como la hipocresía, el encierro, las cosas no dichas, la paternidad, la muerte, la infidelidad y el aborto. “Todo tiene que ver con mis obsesiones. Deciden cosas alejadas de lo que nosotros haríamos en esas circunstancias. Si nos permitimos hacer empatía con ellos, nos preguntaremos quién no haría eso”, afirma la narradora en entrevista con Excélsior.
La palabra normal no me gusta, porque quién determina qué es lo normal. Literariamente, es más interesante la gente que tiene ciertas fisuras. Lo raro es una estampilla a la que cubren con otra. De cerca, todos somos un poco raros”, agrega.

La autora dice que estos relatos publicados por el sello Alfaguara fueron escritos durante los últimos 15 años, por lo que no los mueve una intención conjunta. “Quise experimentar cómo narrar a partir de los objetos, no de las acciones; y ampliar el sentido de la sensorialidad de las historias, es decir, no sólo describir imágenes, sino también sonidos y olores”.

Así, la maleta del marido que muere en un accidente aéreo, su ropa y los regalos que traía de ese viaje se convierten en las pistas para descubrir que tenía dos hogares con esposas e hijos; o la bolsa de basura con “comida para las gallinas”, las llaves y la aguja de tejer se alzan como mudos testigos de un impronunciable aborto casero.
La también dramaturga confiesa que posee una relación obsesiva con las cosas. “En ocasiones dicen más que las acciones y los verbos, sobre todo en este mundo de mentiras. Estamos en la era de la mentira. Hay unas sociedades más hipócritas que otras; pero ahora se suman las mentiras globales, las fake news, que circulan en las redes sociales. Son mentiras imparables”, advierte.
La sensorialidad, añade, es interesante como materia literaria. “A veces, ésta se limita a lo visual, el sentido que tenemos más desarrollado; pero hay otros sentidos que provocan construir todo un mundo alrededor”.
En uno de los cuentos, por ejemplo, el padre cojo es reconocido por el sonido que emite su zapato ortopédico; es un anciano que no permite que su esposa y sus hijos se rían.
La guionista de televisión detalla que la forma en que hoy se ejercen la maternidad y la paternidad es otro tópico que le interesa. “En Argentina decimos que es muy difícil ‘maternar’ en esta época. No sé si para nuestras madres fue más fácil, pero ahora nuestros hijos tienen una libertad que nosotros no teníamos; es maravilloso por un lado, pero, por otro, genera temores”.
Y este tema conduce a los jóvenes. “Poseen más libertad, pero también una presión que nosotros no sentimos. Se enfrentan a la exigencia de los colegios de que deben ser perfectos, todos iguales, porque es más cómodo para el sistema educativo. Si eres diferente y no logran cambiarte, te expulsan. Pero siempre se comprometen, no con los partidos políticos, sino con las causas”, dice.
BASURA COMO METÁFORA
El aborto y la violencia hacia las mujeres son reflexiones recurrentes para Claudia Piñeiro, porque forman parte de la vida cotidiana no sólo de Argentina, sino de todos los países de Latinoamérica.
El tema de la basura en Argentina está muy relacionado con la violencia de género. Hay muchos casos de mujeres, asesinadas después de una violación, cuyos cuerpos son tirados a la basura. Es una metáfora tremenda”, indica.
La reciente ganadora del Premio Pepe Carvalho de novela negra 2018 comenta que le intriga que la palabra aborto haya estado prohibida durante muchos años en su país. “Aún no conseguimos que haya una ley, pero al menos se pronuncia, ya no está prohibida. El silencio genera un daño terrible. Y la injusticia que las mujeres con recursos puedan pagar la intervención, mientras que las que no tienen dinero se lo practican con riesgo de muerte.
Las leyes a favor del aborto en las sociedades han sido un proceso. No se autoriza la primera vez que se plantea. Aquí se logró un gran avance: un dictamen de consenso que los diputados aceptaron y luego pasaron al Senado”, señala.
A la autora de Las viudas de los jueves le preocupa el “resurgimiento global de posiciones absolutamente reaccionarias, homofóbicas, misóginas. Hay un retroceso respecto a los derechos humanos y las libertades”, lamenta. Tal vez por esta razón, deja que sus personajes masculinos descubran y muestren su lado femenino, sensible. “Con el avance del feminismo, los hombres se pueden plantar mejor en su lado femenino, que estaba tapado. Hay un cierto desconcierto en el hombre, al ya no tener al lado a una mujer que le diga cómo ser padre, por ejemplo. Y creo que debemos dejarlos ejercer la paternidad a su gusto”.
Tras incursionar en el relato, Piñeiro dice que le gusta la teoría de Ricardo Piglia. “Plantea que en los cuentos hay siempre dos historias: una que se relata en la superficie y otra que va por debajo, que te la van contando a cuentagotas. Y que el final sorpresivo es cuando la segunda pasa a un primer plano y hay una revelación, más que una sorpresa”.
Sin descartar que seguirá explorando el relato, Claudia Piñeiro adelanta que tiene una novela en la cabeza. “Es un amasijo de ideas con personajes, pero hasta que escribo la primera escena no entiendo bien de qué va. Aún no decido quién la contará, quién será el narrador”. Y dice que le gustaría trabajar en algo relacionado con la crónica o el ensayo.

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