lunes, 21 de enero de 2019

Ocho llamas de la memoria poética



Por : Juan Carlos Talavera 

Nueve ensayos inéditos de la narradora, poeta y ensayista Dolores Castro (Aguascalientes, 1923) fueron compilados en el libro Privilegio de la memoria. Ocho poetas mexicanos, por el escritor e investigador Benjamín Barajas, en el cual plantean una relectura de la historia literaria del siglo XX.

Este volumen, que se presenta hoy al mediodía en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, es un testimonio de mediados del siglo XX que retrata parte de la historia vivida por el llamado Grupo de los Ocho, el cual nació al margen del canon literario y hoy es una referencia imprescindible para conocer la historia completa del siglo XX, detalló Barajas en entrevista con Excélsior.

Aquel grupo que se comió la historia estuvo integrado por los poetas: Honorato Ignacio Magaloni, Octavio Novaro, Roberto Cabral del Hoyo, Alejandro Avilés, Javier Peñalosa, Efrén Hernández, Rosario Castellanos y la propia Dolores Castro, quien rememora la importancia de cada autor a partir de breves ensayos.

El Grupo de los Ocho -apunta Dolores Castro en una de las notas- me ayudó a conocer mejor la poesía mexicana en general, porque en cada sesión comentábamos la obra de un poeta. Era una especie de taller y, a veces, recital, en donde el interés básico era la poesía”.

A este grupo —dice la poeta en el volumen que coeditan la UNAM y el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH)—, lo unió el milagro de la amistad, las charlas de café, las lecturas de poesía, las conversaciones sobre escritores, especialmente de los Siglos de Oro, y también la creación literaria que ellos iban realizando a medida que el tiempo, la familia y las tertuilas los unían”.

Al respecto, Barajas recordó que los intereses literarios de este grupo fueron múltiples, ya que sus posiciones ideológicas y religiosas oscilaban entre la izquierda y la derecha, entre el creyente católico y el anticlerical.
Pero esas diferencias podían desaparecer gracias a sus predilecciones líricas, dado que “la poesía nos da identidad, sentido de pertenencia a algo más grande que la realidad inmediata en que habitamos. Nos da la capacidad de sentir e imaginar, de concebir el entorno; refleja lo más hondo de lo humano, sustentado en la palabra”.
Barajas recuerda que “los Ocho poetas mexicanos recibieron ese nombre a partir de una antología que publicó, en 1955, el padre Alfonso Méndez Plancarte, patrocinados por la revista Ábside.
Son poetas que, a excepción de Efrén y Rosario, estuvieron un poco al margen de la cultura mexicana de los años 50”.
Recordó que, en principio, por haber publicado en Ábside les llamaban ‘Los poetas católicos’, cosa que no era cierta.
Y a partir de estas ideas me di a la tarea de investigar a este grupo y destacar su obra poética y contextualizarlos, porque sólo Efrén y Rosario entraron   en la historia de la literatura, mientras que los demás quedaron al margen”, lamentó Barajas.
En esencia, este volumen recupera los ensayos de Dolores Castro sobre el grupo, destacó el compilador, “son ensayos muy lúcidos e inteligentes y con mucha frescura. Obviamente la poeta que ocupa un lugar de privilegio es Rosario Castellanos y lo ocupa porque Castro y ella fueron amigas desde la secundaria hasta la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
¿Qué más tenemos aquí?, se preguntó Barajas. “Bueno, una recuperación de la figura íntima de Rosario Castellanos con mucha admiración de Dolores Castro, pero también algunas miradas sobre la sensibilidad y la inteligencia de Efrén Hernández; y anotaciones sobre Alejandro Avilés, quien también fue un amigo íntimo; y de Javier Peñalosa, que además de ser periodista fue su esposo”.
AMISTAD Y MEMORIA
Benjamín Barajas también comentó que estos textos no se habían publicado en otros libros o revistas. Sin embargo, destacó “que pese a ser escritos en diferentes épocas, tienen mucha unidad, y lo que los vertebra es la memoria de Dolores Castro, el afecto que les tiene y la poesía”.
Recordó que, en esencia, este grupo de escritores fueron poetas,  aunque muchos de ellos escribieron otros géneros. Y aseguró que en este volumen se podrá redescubrir a Roberto Cabral del Hoyo, el bardo que después de López Velarde es el más importante de  Zacatecas... y no se lee.
Digamos que este grupo de poetas también están insertos en la cultura mexicana, pero en una línea que no es la dominante, pese a que en los años 50 protagonizaban todas las antologías, para luego ser borrados”, dijo.
Así que este trabajo revela a esos poetas que no rompieron con la tradición y se encuentran fuera del canon.
La tarea con este libro, precisó Barajas, ha sido reconstruir una parte de la historia literaria, demostrando que en los años 50 había muchos más poetas de los que se cree.
Del compendio, destacó las reflexiones de Castro sobre  Efrén Hernández, que “representan una veta que no se ha dicho en los estudios ya conocidos, ya que Efrén es un narrador valorado y leído, pero en ese texto se presenta como un personaje misterioso y casi copia de alguno de sus personajes literarios... y cómo la pobreza fue un alimento de su imaginación”.
Y reconoció que uno de los textos revela su admiración por Castellanos y su amor por Efrén Hernández, debido a todo lo que él representó como imagen para ella.
Considero que este volumen es muy disfrutable porque los ensayos de Dolores Castro no abandonan la poesía, son ensayos poéticos”, concluyó.

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