domingo, 12 de abril de 2020

Piden salvar fideicomisos del INAH


Por: Vicente Gutiérrez

Entre los fideicomisos que van a desaparecer, tras el decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador, se encuentra el Fideicomiso para el Fomento y la Conservación del Patrimonio Cultural Antropológico, Arqueológico e Histórico de México (Fideinah).

“Hemos dialogado ya con las Autoridades de la Secretaria de Cultura, externándole nuestra preocupación y desacuerdo porque un Fideicomiso con fines tan nobles y que a lo largo de los años ha cumplido, sobradamente, con honestidad y transparencia los objetivos que tiene planteados, pudiera desaparecer”, señala la Coordinación Nacional Colegiada del Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores de la Secretaría de Cultura.

El Fideinah ha recibido desde su nacimiento 54 millones 511,524.07 pesos como se publicó ayer en este espacio y se utiliza para cuidar y dar mantenimiento a zonas arqueológicas y monumentos del INAH y asegurar, mediante la adquisición de terrenos, las áreas de amortiguamiento de los polígonos de los sitios precolombinos, para que no los invada el crecimiento urbano.

Este fideicomiso, en comparación con otros, está en operación, no en proceso de extinción, según datos de la Plataforma Nacional de Transparencia.

“En principio, ha habido sensibilidad por parte de las autoridades de la secretaria para integrar y sustentar dicho Fideicomiso ante la Secretaria de Hacienda, lo cual reconocemos y consideramos un gesto importante, y por lo cual esperamos que haya un resultado favorable para que dicho Fideicomiso en el que participa activamenteel Instituto Nacional de Antropología e Historia sea excluido de la extinción o terminación que estipula el citado Decreto Presidencial para aquellos fideicomisos en que notoriamente ya no hay razón para que continúen”, agregan

Hicieron un llamado a los Trabajadores de la Cultura y del INAH, en particular, “a solidarizarse con esta petición y estar pendientes de que la gestión que ha iniciado la secretaria de Cultura obtenga resultados favorables para beneficio del patrimonio cultural antropológico, arqueológico e histórico de México”.

Diego Prieto Hernández, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dio a conocer que presentó argumentos con el fin de lograr la supervivencia de dicho fideicomiso.

Sin embargo, para Alejandra Frausto, secretaria de Cultura, el FideInah es parte de la extinción de “7 instrumentos que no tienen ya razón de ser o utilidad social”.

A pesar de que el presidente Andrés Manuel López Obrador, apenas el martes en su conferencia matutina volvió a reiterar que la fuerza moral del pueblo mexicano reside en sus culturas y civilizaciones antiguas, lo cierto es que el decreto publicado el 2 de abril compromete el cuidado y la conservación de ese patrimonio ancestral, constituido por más de 190 sitios prehispánicos.

Algunos Fideicomisos condenados a muerte tienen una última esperanza: apelar al artículo 3 del Decreto de AMLO que dice: “La Secretaría de Hacienda por conducto de su titular, queda facultada para resolver las excepciones a lo previsto en el artículo anterior en consulta con la Secretaría de la Función Pública.

Dichas excepciones deberán ser resueltas previa solicitud debidamente fundada y justificada que presente el titular del ejecutor de gasto al titular de la Secretaría de Hacienda. En caso de que no se emita dicha autorización en un plazo no mayor a diez días hábiles se entenderá como no autorizada”.

Datos
Fideicomiso para el Fomento y la Conservación del Patrimonio Cultural Antropológico, Arqueológico e Histórico de México.

Objetivos de creación: Considerando la importancia que reviste la protección, restauración, promoción y difusión del patrimonio cultural antropológico, arqueológico e histórico del país y con el propósito de auxiliar al Ejecutivo Federal en las atribuciones del estado para impulsar las áreas prioritarias y estratégicas del desarrollo, se consideró necesario constituir este Fideicomiso Público a cargo del INAH, Plataforma Nacional de Transparencia.

Fuente: El Economista

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