Por: Ana Laura Tagle Cruz
Tengo la esperanza de que la cuarentena nos acerque a un arte más honesto pues algunos artistas han entendido o retomado la humildad de los materiales, así como el aspecto humano y de conexión que se impregna en cada obra, expresó el artista contemporáneo Bosco Sodi, quien ahora presenta el libro En cuarentena.
“En estas páginas hay reflexiones muy íntimas que hice a lo largo de 22 años en servilletas, notas de hotel y hojas sueltas, las cuales que tenía semiordenadas en Casa Wabi y en las que se dan pistas sobre mi obra, pensamiento y forma de concebir la vida, sin ser dogmáticos ni pretendiendo ser una teoría de arte”.
En entrevista, explicó que revisitar estas reflexiones fue un propósito que hizo al decidir pasar la cuarentena en Casa Wabi y no en Nueva York, Estados Unidos, donde reside actualmente. “Decidimos ir a Oaxaca para hacer algo: tratar de mejorar la fundación, terminar procesos y concluir pendientes que no habíamos podido hacer. Lo primero en lo que pensé fue en estos escritos”.
Por ello, Bosco Sodi se reencontró con anotaciones que no había visto en años, las analizó, retocó y, algunas, las quitó. Quería un libro sencillo, lejos de los que se han escrito sobre sus obras, así como dar énfasis en el accidente y el no control —aspectos de la filosofía Wabi-sabi— pues estamos en medio de un gran accidente que no podemos controlar, pero del cual tenemos que aprender y aprovechar.
“Si aprendemos esta lección vamos a reconectar con la naturaleza y con los otros, ya que habíamos perdido esta parte humana que nos diferencia de las otras especies: la convivencia. En Nueva York, lo primero que se vio cuando finalizó la cuarentena es que la gente volvía a los parques”.
El confinamiento a causa del COVID-19, también mostró el peso de la soledad y la importancia de saber esperar tranquilamente. “Esta paciencia obligada nos enseñó que hay que tomar las cosas con calma y que esto también puede tener una ventaja, la cual puede ser: leer, relajarse o desconectarse totalmente del mundo”.
En el campo artístico, añadió, los artistas se están reconectando con sus materiales y con su obra, pues el mercado había hecho del arte un producto de estatus. “Se había perdido toda la brújula de qué era lo importante, pues no lo son ni los coleccionistas ni los curadores ni el efecto, sino el arte mismo”.
“No debemos olvidar que el arte nos enseña a entender el universo, a conectarnos con nosotros mismos y con otros seres humanos para poder cambiar el mundo que nos rodea. Si no lo vemos así y sólo nos concentramos en crear un efecto sobre el espectador con una provocación que no lleva esencia, estamos fallando como artistas”.
Nadie conecta con una olla exprés o una televisión porque son resultado de una producción en serie y la esencia de una obra se impregna durante el proceso artesanal que se ha dejado de lado. “El arte es la mano del artista, el capricho de la materia, la casualidad, lo no predecible, el accidente, eso le da su esencia y es necesario; su belleza radica en la libertad”.
Respecto al panorama que vislumbra para el parte post pandemia, Bosco Sodi señaló que el cambio deberá afrontarse con solidaridad entre artistas, sobre todo con los más jóvenes pues muchos espacios van a desaparecer y si no se hace nada al respecto sólo sobrevivirá la élite de los artistas.
“Muchas galerías van a desaparecer y a representar menos artistas, por ello tendremos que encontrar un balance por medio de la solidaridad y nuevos espacios como Casa Wabi para que el arte llegue al espectador”.
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