Por: Erika P. Bucio
Las esperanzas de iniciar un 2021 con un encuentro librero presencial se han desvanecido.
La Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), que cada año convoca a multitudes en el recinto del Centro Histórico, ha anunciado que su próxima edición será virtual.
Su director, Fernando Macotela, confirmó a REFORMA que no existen las condiciones para aterrizar un programa presencial el año entrante.
Una decisión tomada el último día de septiembre y que ya fue comunicada a los participantes.
En 2021, dijo, lo que habrá será una feria "simbólica" con un reducido número de actividades.
Macotela anuncia que mantendrá sus fechas de la feria, del 18 de febrero al 1 de marzo, pero su número de actividades en línea no rebasará el centenar. Una cifra que palidece ante las mil 400 a mil 500 actividades que suele contener su programación.
"Considerando que estamos en semáforo naranja, que estamos en octubre y que la feria sería en febrero, se necesitaría que estuviéramos en verde, y no veo que la Ciudad se aproxime a eso (...) Falta muy poco tiempo y la UNAM no puede exponer a sus trabajadores, a su comunidad y al público en general a un contagio o a algo que represente riesgos", expuso en entrevista.
El director de la feria consideró que no es responsable pensar que de aquí a febrero la situación ante la pandemia de Covid-19 se haya resuelto como para organizar una feria como siempre.
Además, se atraviesan las fiestas navideñas, lo que "podría dar lugar a un rebrote".
"Minería viene casi inmediatamente después, en febrero. Entonces preferimos, igual que las otras ferias que ustedes han visto que han ido volviendo virtuales, o cancelado, una tras otra, decidimos tomar esa decisión".
La UNAM comunicó el pasado 22 de julio que regresará a su actividades no escolares en forma disminuida, gradual y diferenciada 10 días hábiles después de que el semáforo sanitario municipal o estatal se encuentre en amarillo.Aliados editoriales "No tendría sentido posponer la feria uno o dos meses y que la situación no mejorara, pues entonces afectamos a otras ferias usando fechas que pueden pertenecerles.
"Hay que pensar que Minería es una feria en la que el público y los editores están muy interesados. Entonces, si la desplazamos dos meses e invadimos fechas de otra feria sería poco solidario con el gremio", expuso Macotela.
Una decisión que, dijo, también se tomó pensando en los editores.
"Los editores gastan dinero, invierten dinero en participar en una feria y, ¿para qué lo hacen? Algunas veces ellos dicen que es solo por la presencia, no, no no. Todos sabemos que venden libros, que en las ferias se vende bien y en Minería se vende muy bien. Entonces, ¿qué sentido tiene invitarlos a hacer un gasto que no recuperarían?", planteó.
La feria misma tampoco puede darse ese lujo de organizar una feria que le costara a la Facultad de Ingeniería de la UNAM, aunque se mantiene en números negros, pero siempre rozando los rojos, acota Macotela.
Y que se trata de una feria autosustentable, pero que no permite grandes ahorros.
"Pensamos mucho en los editores, porque aun si hacemos las cosas virtualmente tengo dudas que ellos puedan vender lo suficientemente como para igualar sus gastos".
A las editoriales que ya habían dado anticipos terminando la pasada edición se les preguntó si aceptarían que se contemplara para 2022.
Algunas editoriales manifestaron que no asistirían, dada la situación actual, pero pidieron que no dar el anticipo no significaba desinterés a futuro.Espacios reducidos El propio edificio que alberga la FILPM, el Palacio de Minería, frente a la Plaza Tolsá, también fue un factor a considerar en la cancelación presencial.
Hospeda a una feria que recibió a 137 mil 120 personas en su última edición, poco menos de los 139 mil 280 de 2019.
"Si hay restricciones para entrar a un estadio, pues imaginémonos al Palacio de Minería, porque no es nada más circular por los pasillos, que siempre están llenos de gente, sino asistir a las actividades en salones cerrados, y aunque algunos son relativamente grandes, no tenemos ningún salón gigantesco".
Macotela consideró posible contar con algún apoyo de Radio UNAM o TVUNAM para la difusión de sus actividades.
Una decisión difícil, admitió, después de un año prácticamente sin ferias del libro en el País, al menos de manera presencial.
Macotela recibía llamadas constantes de los editores preguntando si se haría o no, mientras que las compras de stands estaban detenidas en espera de la decisión.
"Estamos tristes, hasta podría decir que abatidos", dijo Macotela.
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