lunes, 12 de octubre de 2020

La Llorona en Xochimilco estrena su temporada 2020 en la nueva normalidad



El espectáculo tradicional, La Llorona en Xochimilco, estrena su temporada este 2020 para celebrar 27 años de presentarse en la zona chinampera de Cuemanco como parte de las festividades de Día de Muertos.

Debido a la pandemia de Covid-19, las trajineras que transportan al público tendrán cupo limitado de 12 personas por embarcación. "La Llorona: el anhelo de un adiós" se presentará del 9 de octubre, al 15 de noviembre en la Laguna de Tiliac.

Teniendo como escenario natural en la entrañable Laguna de Tlílac, ubicada en la zona chinampera de Cuemanco en la delegación Xochimilco, este espectáculo año con año, envuelve al público en un místico y majestoso mundo creado por la luna de octubre y noviembre reflejada en los canales, fieles guías que nos invitan a viajar al pasado.

“La Llorona” está conformada por música contemporánea con instrumentos modernos y prehispánicos, cantos en náhuatl,  danza prehispánica de tradición y teatro, teniendo como escenario natural la zona chinampera de Xochimilco en la entrañable Laguna de Tlílac,  lugar único en el mundo donde todos los elementos como el agua de los canales, los sonidos de las aves y  el soplar del viento entre los ahuejotes  son el marco perfecto para remontarnos a un México que fue, y seguirá presente en Xochimilco.

Esta puesta en escena se lleva a cabo durante los meses de octubre y noviembre, debido al misticismo que se crea por la celebración del Día de Muertos y que hace del lugar un sitio mágico, casi irreal dentro de esta grandísima urbe de la Ciudad de México. Por ello es que año con año se renueva para sumarse esta fiesta e invitar a quienes buscan con un gran interés, vivir una experiencia artística y cultural única en su clase dentro de la Ciudad de México.

Por otra parte, la representación de “La Llorona” emplea elementos que permiten el rescate, difusión y conocimiento de la música y danza prehispánicas, disciplinas que forman parte de nuestra identidad como descendientes de culturas ancestrales, en gran medida gracias al acercamiento con diferentes instrumentos musicales de origen prehispánico (huehuetl, panhuehuetl, teponazhuehuetl, teponaztli, flautas de barro, hueso y carrizo, ocarinas, jarros silbadores, aerófonos, caparazones de tortuga, tambores, tambores de barro, palos de lluvia, chicahuaztli, sonajas de guaje y de calabaza, raspadores de hueso, tenabaris, atecocolli) de los cuales actualmente, varios sólo pueden observarse en museos y que, sin embargo, hacen acto de presencia en este espectáculo, fusionando sus sonidos con los propios de instrumentos contemporáneos como el violín, guitarra, arpa y marimba entre otros. La música es pieza fundamental en el desarrollo de la atmósfera que invita al público a entrar en contacto con los sonidos ancestrales que forman parte de nuestra identidad mestiza.

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