La Leyenda del cempaxúchitl cuenta que Xóchitl y Huitzilin ofrecían todas las tardes flores al dios del sol, Tonatiuh. Y ante esta deidad los amantes se juraron amor eterno. Sin embargo, la guerra los separó pues Huitzilin falleció a causa de las heridas recibidas. Xochitl, subió una vez más y Tonatiuh, al verla desconsolada le mandó un rayo de sol para convertirla en una flor de color naranja intenso y con veinte pétalos. Al poco tiempo, llegó un colibrí, que era reencarnación de Huitzilin. Así los dos amantes pudieron rencontrarse. La leyenda nos deja ver la importancia de las dualidades en el mundo, la luz con la oscuridad.
La palabra cempaxúchitl, significa “flor de 20 pétalos” y esta planta de origen mexicano. Esta planta comienza a florecer a principios del mes de octubre, principalmente en los estados de Chiapas, Morelos, Puebla, San Luis Potosí, Jalisco, Hidalgo, Veracruz, Tlaxcala y Oaxaca. Es decir en una gran parte de México.
Los náhuatl relacionaban el cempaxúchitl con la luz del sol y las colocaban en las ofrendas para guiar a sus muertos. En un inicio la tradición marcaba que esta planta se ponía en el piso para marcar caminos y que los fallecidos llegaran a los altares.
El cempaxúchitl es una planta ornamental, es decir, de propósitos meramente decorativos. Sin embargo, desde épocas ancestrales esta flor también era usada de manera medicinal. Se utilizaba principalmente para cuestiones digestivas, así como para calmar los cólicos, vómito y afectaciones hepáticas.
Según el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de semilla, en México existen 30 tipos de flores de cempaxúchitl diferentes, por eso varían precios en su venta. Su producción ayuda a cientos de familias agricultores, algunos siembran hasta 25 mil flores en un año, solo para la vendimia de Dia de Muertos. Cada maceta cuesta entre 30 y 60 pesos, dependiendo de la zona y el tipo de flor. Por eso en este año se cree que será importante para la reactivación económica de la pandemia.
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