jueves, 17 de diciembre de 2020

"Conservando Memoria", un canto a la vida de los abuelos



Los abuelos, su vida, su esencia, su relevancia en la vida de quienes les rodean es lo que trata de preservar "Conservando Memoria", la obra escrita y dirigida por Izaskun Fernández y Julián Sáenz-López, que definen como "un canto a la vida", un homenaje a los abuelos presentes y a los ausentes.

El Teatro María Guerrero de Madrid acogerá el 18 de diciembre al 10 de enero esta emotiva función de El Patio Teatro, una compañía especializada en teatro de objetos, basada en cuatro historias de vida, la de los cuatro abuelos de Izaskun Fernández, también protagonista de la obra.

"Cada vez que digo que tengo a mis cuatro abuelos vivos la gente se sorprende. Me di cuenta de que no era muy habitual y quise hacerles un homenaje sin esperar a que mueran", ha dicho este miércoles Izaskun Fernández. El resultado es "un canto a la vida, una declaración de amor a cuatro personas vivas".

La obra se articula a través de las veinte preguntas "sencillas" que la actriz y directora hizo a sus abuelos. "Cosas que no había preguntado, una manera de saber historias y conservarlos así conmigo", una pirueta personal -explica- con cuatro personas "importantes" en su vida, de las que quiere mantener su memoria, "embotarla".

De ahí su vínculo con los objetos, en este caso, con los botes y las conservas presentes en el relato. ¿Cómo sería un recuerdo de la infancia si lo hubiéramos metido en conserva? Se pregunta Julián Sáenz-López, ¿Caducaría con el paso del tiempo?

Ambos reconocen que la familia es la "gran desconocida", en todas hay un espacio cedido al vacío, "es una institución difícil", aseveran. Por ello, las preguntas fueron "amables", sin ahondar en grandes secretos. "Quise dar un rodeo al dolor".

Fernández advierte que le ha costado 33 años hacer esas preguntas, poco habituales, porque cada uno asume su rol en la familia, pero "hacerlo me ayudó a conocerles más" y a descubrir anécdotas e historias que sin ser ocultas nunca fueron contadas.

El resultado fue descubrir que no había nada "extraordinario" en sus vidas. "Quería alcanzar un nivel poético brutal y las respuestas eran sencillas. Yo esperaba desvelar grandes secretos, pero no había, aunque sí historias cargadas de humor", señala Fernández.

Vidas sencillas, "pero no por ello menos interesantes. Vidas ordinarias que son extraordinarias".

Sáenz-López apunta que a pesar de tratarse de una historia muy personal la intención es era hacer un relato universal de la infancia a la vejez, hasta llegar a la muerte. Los cuatro representan "a una generación y hemos buscado lo común".

Abuelos a los que les encantó ver su propia historia sobre el escenario y que descubrieron su principal temor "no quedar como catetos", si su nieta al transmitir sus sentimientos "exageraba" su acento navarro.

Un espectáculo que demuestra que también en lo cotidiano existe lo universal, y que a pesar del tiempo "se puede conservar a las personas eternamente". Esa es la esencia. EFE

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