martes, 22 de diciembre de 2020

El riff de Ludwig van Beethoven


Por: Adrián Figueroa.

Sol, Sol, Sol, Mi bemol son las cuatro notas con las que inicia la Sinfonía no. 5 de  Ludwig van Beethoven. Cuatro notas que crean la melodía que se convirtió en una de las más famosas de la música clásica. Una melodía sencilla, llena de dramatismo, suspenso y profundidad que avizora el desarrollo de una de las grandes obras de la historia de la música.

La obra, estrenada el Theater an der Wien de Viena el 22 de diciembre de 1808, tiene en estas cuatro notas su motivo, como se conoce en la música clásica, pero también ya se convirtió en un riff usado en muchas canciones populares como A Fifth of Beethoven, de Walter Murphy y la Big Apple Band. “Bien usadas estas notas en una pieza, son un homenaje al compositor alemán, dice Horacio Franco, flautista, director de orquesta y Premio Crónica.

Cuatro notas que dice Saúl Bitrán, violinista del Cuarteto Latinoamericano, son el motivo de una obra que a pesar de que se oye demasiado, comparada con las otras del compositor, “no dejo de admirar su genialidad. No hay duda que esta sinfonía ha influido a todo el mundo que la ha escuchado, especialmente a los músicos. Y como riff, no lo había pensado, pero tiene razón, también tiene gran influencia en los músicos”.

Saúl Bitrán explica que esas cuatro notas son tan expresivas con un material tan mínimo, aparentemente, “pero esto le dio la pauta a todos los compositores que han venido después. Les enseñó que no es necesario explayarse en grandes melodías, porque, como lo demuestran estas cuatro notas, el impacto que tienen éstas, puede ser tan potente como una sinfonía completa”.

En cuanto al desarrollo estético de la obra, el violinista señala que la Sinfonía no. 5 es una pieza que no me cansa y la puedo escuchar una y otra vez, “porque siempre voy descubriendo cosas nuevas. Y este 2020, que se rinde homenaje a Beethoven por sus 250 años de nacimiento, sus notas están rondando por mi cuarto y mi casa. Es así la música este genio”.

Y acerca de su significado, Saúl Bitrán dice que depende de quien la escuche, pero “yo creo que es todo un viaje por la vida de un ser humano: sus tremendos dramas y, de esta manera, también refleja un poco la vida de congestión que tuvo Beethoven”. Por lo tanto, añade, es una sinfonía que “nos lleva  a las grandes preguntas del destino y también a los momentos de ternura más increíbles donde el hombre renuncia a luchar y se deja llevar por la vida”.

Sin embargo, precisa que hay otro elemento sustancial: “Tiene una forma cíclica”. Al final de la obra, dice Saúl Bitrán, regresa a algunos elementos que habían aparecido antes. En síntesis, seas conocedor de música o no, escucha completa esta sinfonía y déjate llevar por esa experiencia trascendental”.

DRAMATISMO. Horacio Franco explica que estas cuatro notas: Sol, Sol, Sol, Mi bemol que inician la Sinfonía son como una gran llamada al suspenso y dramatismo. Elementos que no se desprenden de estas notas que se repiten, sino en el silencio que viene antes de la repetición. “Es ahí donde está parte de la genialidad de Beethoven en la construcción de esta obra”.

Porque el tono de Do menor, en la que está hecha, “es una tonalidad  que en la época barroca e incluso en la de Beethoven, era una tonalidad patética. Por tanto, no es cualquier tonalidad, es sombría y representó cierto grado de conflicto para el compositor desarrollar la pieza.

“El que Beethoven haya escogido esta tonalidad, dice mucho de su intención sobre la profundidad dramática que le imprimió. Y lo más importante, es que el compositor alemán fue muy hábil para realizar esta arquitectura musical y, por tanto, la Sinfonía no. 5 funciona”.Y funciona, añade Horacio Franco, porque te deja en ese “amplio suspenso emocional por el silencio, para mí el punto culminante de esta pieza, que se complementa con el articulado de sus compases, y cada una de sus notas, ya que cada movimiento se va entrelazando una historia con los anteriores. Por esto es una de las grandes obras en la historia de la música”.

Estas cuatro notas en la actualidad han sido usadas como riff.

Es como un homenaje si la canción está bien hecha y además dan a conocer a la gente que no oye música clásica, esta obra de Beethoven.Posiblemente la gente que las escuchó, investiga de qué se trata o por lo menos pregunta qué es.

“TA-TA-TA-TAAAN”

Javier Garciadiego Dantán ¿Por qué comentar sobre el célebre inicio de la Quinta Sinfonía? ¿Por qué no referirnos al inicio de la Tercera, que Beethoven pensaba dedicar a Bonaparte pero que terminó titulando Eroica? ¿Por qué no reflexionar sobre el último movimiento de la Novena? La Tercera es el parteaguas en la composición de las sinfonías, cuando acaba el tiempo de las sinfonías breves, gratas y melódicas de Mozart y Haydn y principia el de las sinfonías prolongadas, enigmáticas, profundas y en ocasiones hasta angustiantes. El último movimiento de la Novena es el más revolucionario en la historia de la música, pues en un género hasta entonces estrictamente instrumental Beethoven introdujo voces y coros, para cantar, nada menos, que la Oda a la alegría de Friedrich Schiller, doble símbolo de la juventud alemana revolucionaria de su tiempo.

No hay duda: las notas iniciales de la Quinta Sinfonía, compuesta en 1808 por un Beethoven ya maduro, próximo a cumplir cuarenta años, son las más conocidas, repetidas y tarareadas de toda la música, sin reducirnos a la categoría de ‘clásica’. Me encanta que la entrada del célebre programa radiofónico ‘La otra versión’, de Opus94, utilice varias versiones del inicio de la Quinta: una suena más grave; otra más marchosa; otra parece un anuncio de algo grande, pero todas estas versiones son el mayor ejemplo de una paradoja: son las notas más simples y complejas, a la vez, de toda la historia musical. En términos coloquiales las usamos para anunciar algo relevante o enigmático. Con todo, como siempre digo cuando escuchamos en familia la Quinta: me gusta el principio tanto como el final del cuarto movimiento. La generación literaria alemana de la época de Beethoven fue definida por el concepto ‘tormenta e inquietud’ (Sturm und Drang). Invertidos, estos términos describen claramente el inicio y el final de la Quinta Sinfonía: inquietud y tormenta.

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