Por: Ana Laura Tagle Cruz
Hoy vivimos tiempos trastornados, todo lo que se había erigido se viene abajo. La ciencia y la cultura son denigradas y no se comprende el valor que tienen para los pueblos. La historia se tergiversa al gusto los gobernantes, expresó el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma durante el homenaje que le rindió El Colegio Nacional por sus 80 años de vida y en el que lo acompañaron alumnos y amigos como David Carrasco, Mercedes de la Garza Camino, Manuel Gándara Vázquez, Sara Ladrón de Guevara y Alfredo López Austin.
“Con enorme tristeza me entero que se acaba de adicionar al reglamento de la Ley de Monumentos de 1972 algo que a simple vista parte de un error conforme a esta ley. Sabemos, por esa ley, que todos los materiales producto de las culturas prehispánicas son patrimonio nacional, lo que implica que todo el acervo que se encuentra en el extranjero, independientemente de cómo haya salido, pertenece a la nación”.
Me pregunto, añadió el Premio Crónica y autor de obras como Muerte al filo de obsidiana, ¿es que se puede pedir prestado lo que es nuestro para después regresarlo? “Eso implica reconocer que los materiales arqueológicos fuera del país no son patrimonio nacional, sino que pertenecen a ellos”.
Lo anterior, responde a la afirmación que hizo la antropóloga y rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara. “Eduardo Matos Moctezuma es fuente de inspiración en el momento de valorar y conservar nuestro patrimonio, es luminaria para el camino y despertar de vocaciones de muchos jóvenes, es la certeza de que es posible trasformar políticas cuando se ponen de relieve valores más duraderos que los que atañen a las finanzas o coyunturas”.
“Su transitar entre una cultura de dioses que, a nuestra imagen y semejanza, actúan un día con calidad creadora y otra con terrorífica actitud destructora le permite mantener la templanza, conducirse con sabia prudencia, construir al interior de las instituciones para nos polo tener sólo ruinas que reparar y restaurar”.
Sara Ladrón de Guevara destacó que este hombre cuyo apellido nombra al gran tlatoani mexica y que veía a través del noticiario 24 horas como un personaje ya casi mítico, “barbón como Quetzalcóatl, elocuente y diplomático”, “nos ha enseñado no sólo de arqueología, sino de la opción que significa añejar, en vez de envejecer”.
80 AÑOS.
El antropólogo e historiador, Alfredo López Austin, destacó que la labor de Eduardo Matos Moctezuma como científico no concluye en una académica, sino que es un gran difusor y que gracias a ello se ha rodeado de amistades entrañables que hoy celebran su cumpleaños.
“Es evidente su gusto por la difusión, a ella entrega su pluma fácil, su capacidad descriptiva y el humor que siempre lo ha caracterizado. En ocasiones se acerca a la poesía, en otras, su ingenio llega a traspasar el límite de la mesura y deja salir el sentido burlón que tanto festejamos sus amigos; cuando está de vena, no perdona”.
“Eduardo es un socarrón. Querido Eduardo, muchas felicidades. Hoy que estamos a un día de distancia de tu cumpleaños, mañana entrarás a los 80. Hace varios años pasé por esta experiencia. Que no te venza la vejez, mañana la solemnidad de los octogenarios empezará a infiltrarse en tus venas, no te des por derrotado, defiende tu socarronería”.
A lo anterior, Eduardo Matos Moctezuma respondió con las palabras del poeta nayarita Amado Nervo, En paz “’Amé, fui amado, el Sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!”’.
Asimismo, destacó que a lo largo de su vida ha pasado por cuatro largos rompimientos y ahora se encuentra en el quinto, que tenía pendiente.
“De ser profundamente religioso, rompí con la opresión a los 15 años de edad; después vendría el rompimiento con la familia; más tarde con el poder que representaba tener cargos importantes dentro de mi profesión que, aunque no me impidieron continuar con mis investigaciones, eran un lastre que tenía que tirar por la borda; después llegó el tiempo de terminar con las cosas superfluas; ahora estoy parado en la encrucijada del quinto rompimiento, mi encuentro con la muerte”.
Explicó que estos rompimientos no son más que un cambio cualitativo en su vida que lo proyectó a vivencias superiores.
“Por 1979, tenía un atelier en uno en cuyos muros pinté un enorme centauro que me representaba a mí mismo, debajo de la figura escribí lo siguiente: 'Rompimiento es creación, rompamos con todo lo establecido'. Aunque la frase tiene un sabor anárquico, me refería a que todo rompimiento da paso a un nuevo estado de cosas, la mayor de las veces mejores que las anteriores. Eso me ocurrió a mí con mis propios rompimientos”.
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