Por: Miguel Ángel Muñoz
La presencia de jóvenes es vital y han generado un nuevo movimiento de la escultura en México, añade Federico Silva/ Nuestro arte proviene de una gran tradición que data desde la época precolombina, añade
Federico Silva (Ciudad de México, 1923) siempre prefiere no hablar de sus reconocimientos, para él, el juicio de otros artistas es mejor, su único interés es producir escultura que plantee la síntesis de su pensamiento y preocupaciones estéticas. Con los jóvenes escultores ha sido su intención enriquecerlos en todos los sentidos, les recomienda perseverancia en el trabajo y autocrítica, sin detenerse en la fama, el éxito o la adulación, pues ellos son fuente de nuevas inquietudes que buscan abrir una perspectiva en su trabajo como artistas: “Dentro de la escultura actual, la presencia de jóvenes es vital y por ello considero que se generado un nuevo movimiento de la escultura en México. No sabría decir por qué hay ciertos fenómenos que pasan, pero de pronto en este país la escultura empezó a tener presencia clara, y eso es sano para la cultura en general”.
Silva recibió en 1995 Premio Nacional de Ciencias y Artes, fue fundador del Espacio Escultórico de la Universal Nacional Autónoma de México, Creador Emérito del Fonca y doctor Honoris causa por la Universal Nacional Autónoma de México y por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí; inició su carrera como colaborador de David Álvaro Siqueiros, exponiendo, a principios de los años cuarenta en Bellas Artes, una muestra que se oponía a la guerra y al fascismo. A finales de la década de los sesenta inició una experiencia que hasta hoy continúa, acerca del arte cinético y el arte lumínico. En 1986, en el Museo de Arte Moderno presentó la exposición Continuidad, un acto ritual, donde sobresale su interpretación del pasado precolombino. Ha trabajo como investigador y promotor de proyectos interdisciplinarios. Además de trabajar 20 años en la Coordinación de Humanidades de la UNAM. Es autor de los libros: Federico Silva (1977), El viaje del nahual de Tonacacihuatl (1989), La escultura y otros menesteres (1985), entre muchos más.
- Federico en un principio eras un artista preocupado por las formas lumínicas y mecánicas de la escultura, ¿qué encontraste en ellas, en esos años de aprendizaje con la Escuela Mexicana y, en especial, con Siqueiros?
-Buscaba el movimiento mecánico y lumínico de la escultura, que descubrí en el movimiento interno de la forma y, por supuesto, en la intimidad que la piedra guarda, porque estoy convencido de que la escultura empieza desde dentro. Por otro lado, mi obra no es resultado de la inspiración, es más bien, un esfuerzo; es decir uno va encontrando lo inesperado y de ahí parten esos encuentros, que nunca son el final de una larga meta.
- Experimentaste una tendencia que se llamó arte cinético o, según tus propias palabras, una expresión basada en el momento real, ¿de qué se trataban dichos conceptos?
-Durante algún tiempo me fui por este camino, pero no con el afán de combatir una corriente, simplemente se trató de una búsqueda personal que se sumó a las de otros artistas. En el proceso de formación de todo creador hay actitudes de inconformidad y existe un acotamiento de formas y una necesidad de rompimiento que te llevan a la búsqueda de lo nuevo.
- Tu eres uno de los fundadores del Espacio Escultórico de la UNAM, considerado como el punto de partida de la escultura mexicana, ¿qué recuerdos tienes de ese movimiento, después de tantos años?
-Es resultado de un proceso histórico determinado. También es parte aguas de la nueva escultura mexicana. Es la recuperación del sentido espacial de la escultura, de la cual hay antecedentes históricos muy importantes como el arte precolombino, donde lo religioso, lo lúdico y lo ceremonial desempeñan un papel importante, pues hay una aportación del pensamiento geométrico, prospectivo y abstracto.
Por otro lado, el Espacio Escultórico es una obra que pudiéramos considerar anónima, por encima de los credos y aparte de toda teoría de sus creadores. Creo que es un hecho histórico que tenía que suceder de alguna forma, pero hay que tomar en cuenta que no tiene nada que ver con la ruptura del 68 y, mucho menos, con el Congreso de Artistas realizado en 1972.
- ¿Quiénes participaron en el movimiento?
-Helen Escobedo, Sebastián, Hersúa, Ángela Gurría, Manuel Felguérez y Mathias Goeritz. Por supuesto que a muchos artistas no los conocía, pero poco a poco se dio el proceso de integración colectiva, y de ahí nació nuestro proyecto; y digo nuestro, porque pelear la paternidad es una ingenuidad reprobable.
- ¿Cuál era la visión de las diferentes manifestaciones escultóricas?
-Desde hace muchos años, en nuestro país hay una presencia interesante en la vida cotidiana y por ello puedo decir que la escultura es un arte de tradición, que proviene desde la gran escultura precolombina hasta lo contemporánea. Esto ha dejado huella importante en la cultura. Nuestro arte surge de esa tradición y del sentimiento popular hacia la forma, la belleza, el color, el volumen. Podemos ver cómo los pueblos indígenas de México se expresan de manera visual o con los bordados, entre otras cosas importantes. Creo que ello es una forma natural de comunicación entre las comunidades, y no podeos negar que estas expresiones son las que han enriquecido de manera congruente las nuevas formas de expresión.
- Eres autor de obras monumentales, como La serpiente del pedregal, La técnica al servicio de la paz – en el Instituto Politécnico Nacional-, entre otras. Has definido la escultura como el arte urbano por excelencia”. Desde tu punto de vista, ¿cuál es el origen de la escultura?
-Es la contradicción y la discrepancia, pues la libertad del artista o creador es su sentimiento autocrítico en todo momento. Creo que su naturaleza es el blanco y el negro, lo que niega y afirma, un sí y un no. Ahora he querido colocar la escultura como un mero objeto descontextualizado del entorno urbano. Es común que la gente tenga su punto de vista sobre las cosas y también que una escultura que sorprende a la gente se convierta en objeto de crítica o de desconcierto. Es decir, nadie está de acuerdo con nada, pero una cosa que debemos hacer es que el arte verdadero se incorpore a la cotidianidad de las ciudades, porque también ayuda a educar y a hacer una vida más equilibrada.
- ¿Se puede hablar de un mercado entorno del mundo escultórico actual?
-Tal vez de obra pequeña; pero, desde mi punto de vista, eso no es escultura. La escultura tiene mucho de relación con el espacio, es para transitar y meditar. Por otra parte, es difícil que las galerías expongan esculturas, porque son piezas de gran formato y peso. Pero en los últimos tiempos, los espacios se han abierto un poco más al campo de la escultura y ahora lo vemos en el Palacio de Bellas Artes.
- ¿Crees que actualmente hay un movimiento importante en torno a la escultura?
-Existe un movimiento interesante y un número considerable de personas que lo practican. Es sorprendente que este fenómeno ocurra si tomamos en cuenta que trabajar esculturas es más difícil, ya que la pintura puede hacerse en la tela, en un papel o hasta en un cartón y con un costo de material económico, y la escultura requise de mayores recursos para su producción final.
- ¿Consideras que el arte hoy día es simplemente un objeto de mercado?
- Sí, hay una gran manipulación para volver el arte una línea global, que pierda su soberanía y su identidad que tanto trabajo costó encontrar. En estos tiempos se refuerza el arte comercial, pero es una contradicción, pues se refuerza el arte como objeto necesario, aunque eso no ocurrirá jamás, porque México es un país de artistas en todos sus conceptos históricos y sociales.
- ¿Cuál es la relación de Federico Silva con los jóvenes escultores?
-Siempre fue y ha sido enriquecerlos en todos los sentidos. Uno como profesor aprende lo mismo o más que los alumnos, ya que ellos son fuente de inquietudes, andan en busca de abrir una perspectiva en su trabajo de artistas. Siempre les recomiendo que tengan perseverancia en su trabajo y en la autocrítica. Hoy hay un gran número de jóvenes trabajando la escultura, lo cual no pasaba hace algunos años atrás. Creo que la escultura es una nueva opción.
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