Por: Ana Laura Tagle Cruz
En 1834 nació Julia Pastrana, una mujer sinaloense que por padecer hipertricosis o síndrome de hombre lobo era llamada la mujer oso. The New York Times escribió sobre ella el 27 de diciembre de 1854 y en la publicación detalla que la admisión para ver a “la híbrida o la india semihumana, desde México” valía 25 centavos, su historia está en el Fanzine que creó Laura Barbata y que resguarda el Museo Universitario del Chopo en Desobediente, su nuevo repositorio digital.
En entrevista, la historiadora Graciela Ordoñez, parte del equipo de Centro de Información y Mediateca del Chopo, puntualizó que el repositorio cuenta con 650 documentos digitalizados disponibles para consulta y que van desde 1975, año en que abre el Museo y en el que está fechado el boletín que anuncia el Primer Tianguis de Publicaciones Musicales y Discos, hasta el 2020 con una colección de siete de fanzines ganadoras de una convocatoria que impulsó el Chopo y la revista de la universidad durante la pandemia.
No obstante, el acervo general del Chopo asciende a 30 mil documentos, pero no están totalmente digitalizados o pertenecen a colecciones privadas. “Desde el 2019 se ha estado ideando y realizando este proyecto, a partir de la colaboración con distintos especialistas en el área de repositorios. La idea era crear una plataforma acorde que les brindara esa visibilidad, que los datos fueran de calidad y que fueran útiles para investigadores, así como para usuarios de cualquier tipo”.
La plataforma, explicó, está dividida en tres grandes grupos: Fondo histórico, Colecciones Heterodoxias y Fanzinoteca. En el primero se encuentran materiales como carteles, folletos y programas de mano que desarrolló el Chopo para actividades artísticas y culturales; en el segundo están las colecciones privadas que han colaborado en el museo y que se digitalizaron; finalmente está un grupo de fanzines que han sido armados por editores, autoeditores e ilustradores que han querido que sus publicaciones estén en el Chopo.
Por ahora en Colecciones Heterodoxias están: la colección gráfica Mongo, un artista gráfico que hacía carteles y volantes para los bares La última carcajada de la Cumbancha y el Disco Bar-Nueve, los eran importantes en la vida nocturna de la Ciudad de México en los años 80 y 90; la Colección Carlos Alvarado / Tianguis Cultural del Chopo que da cuenta de las actividades que el tianguis ha desarrollado, su organización y el impacto que tuvo en la dinámica cultural que tuvo; sobre la misma línea está la Colección Antonio y Jorge Pantoja / Tianguis Cultural del Chopo, pues se conforma por testimonios de la actividad cultural que los hermanos realizaron como miembros fundadores del mismo; entre otras.
“A partir de estas tres líneas se van sumando otras colecciones. Ahorita en el Fondo histórico se puede encontrar una selección de carteles de exposiciones que en su totalidad suman 60, de los 400 que hay, aunque se espera que en el transcurso de este año se complemente esta serie de sólo carteles; en la parte de Fanzinoteca se está trabajando con algunas otras colecciones como la de El Toluco, que va desde mediados de los años 80 hasta la actualidad. Esas son las que ahorita se tienen planeadas que vayan creciendo, pero poco a poco se irán integrando las demás”.
Difunde la memoria. Este repositorio se encuentra disponible en https://archivodesobediente.chopo.unam.mx/index.php y es una plataforma en línea en el que se resguardan, preservan y difunden documentos con el objetivo de investigación y acceso a la información, explicó Graciela Ordoñez. “Desobediente nació con el interés de difundir la memoria y documentos creados por personas y colectivos de la cultura underground que, en otro tiempo pudieron haber sido considerados como marginales. Hoy en día queremos propiciar una revalorización de esta memoria”.
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