Un acto amoroso de memoria y de reconocimiento, que invoca y evoca esta congruencia con los pulsos que las mueven, esta visión sensible y humana que se transforma en "una experiencia enriquecedora en cuanto a la reflexión, en la amistad y la unión. Es una obra que plantea un problema de la cotidianidad que vivimos las mujeres, no desde victimizar a la mujer sino demostrar como hemos vuelto a nuestras ancestras, a las diosas adoradas, a las vikingas, a las brujas, y como la mujer ha ido encontrando y haciéndose pasos en su papel en la sociedad, entre el machismo, la misoginia, y creo que deja un mensaje muy lindo que creo va más allá de cuestionarte, para ser una reflexión como mujer a lo bella que eres , a lo poderosa que eres , lo fuerte que etes y lo mágica que eres", como bien lo apunta Samantha Yáñez.
"Ellas danzan, ellas cantan con sus cuerp@s, invocan a todas las madres, abuelas para enaltecer el grito suyo y el de todas sus hermanas".
Esta pieza coreográfica se entretejen estos sentimientos enunciados como los narrados a través de esta danza contemporánea, el teatro y la música, trenzándola con un lenguaje coreográfico de vibrante fuerza, expresividad y emociones a flor de piel a través de un impecable trabajo coral.
Pero lo más hermoso de esta apuesta escénica fue indudablemente estos generosidad transmutada en este sempiterno abrazo con algunas de las asistentes, para sin más generar esta emoción/ sororididad refleja en estas mediatas lágrimas de su contraparte o de estas creadoras escénicas: Natalie Rodríguez Martínez, Samantha Yañez, Ximena González Contreras, Katia Fernanda Torres, Paola Gutiérrez y Melanie Moreno.
Ante lo compartido en esta noche, Jesús Eduardo Rocha dijo sentirse muy satisfecho con el trabajo hecho por estas seis poderosas bailarinas/ creadoras.
Una pieza dancística que tuvo una buena recepción de públic, al abarrotar este espacio independiente de Vértika VK., dedicado en la enseñanza del arte escénico, en esta capital potosina.
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