Por: Juan Carlos Talavera
El poeta vive en una incertidumbre constante que le causa angustia, pero sólo es a través de la palabra escrita como puede obtener la quietud a esa angustia”, afirma la poeta y traductora Jeannette L. Clariond (Chihuahua, 1949), reciente ganadora del Premio a las Artes UANL 2021 y del Premio de Poesía Enriqueta Ochoa 2020, quien alista el lanzamiento de Amonites, su más reciente libro.
Amonites es una palabra que refiere a los fósiles prehistóricos que son conocidos por sus conchas en forma de espiral. Sin embargo, desde la mirada literaria, los amonites de la también editora y fundadora del sello Vaso Roto son breves poemas inspirados en el aforismo, que abordan temas como la escritura, el proceso creativo, el amor, la tristeza, el tiempo y los sueños.
Al mismo tiempo, se trata de fragmentos que la autora ha recopilado en los últimos años como si se tratara de rocas que han permanecido en la orilla de un río antiguo. Así que están inspirados en la pasión que Clariond tuvo, en su juventud, por la arqueología y la colección de trilobites y amonites.
Estos amonites literarios, afirma, mantienen una relación estrecha con la poesía, aunque a simple vista son fragmentos construidos sobre un lenguaje poético que revela una de las premisas de este libro, editado por Cuadrivio, en el que advierte que el poeta nace sabiendo lo que va a decir, pero le lleva una vida expresarlo.
Se piensa que porque naces poeta ya puedes decirlo todo y no es así, porque te lleva toda una vida decir lo que quieres. Por ejemplo, la poeta Anne Carson empezó a publicar a los 48 años, porque antes debió leer tantas tragedias y sumergirse en los textos griegos para asumir su propia tragedia.
"Y eso es lo que quiero decir con estos amonites, porque el poeta puede haber visto tantas cosas y escuchado tantas voces o vivido el dolor, pero es hasta que se asienta y lo encarna cuando lo asume y lo puede expresar con la distancia necesaria”.
En otros de sus amonites, Jeannette L. Clariond habla sobre la luz imperceptible que hay en los libros.
"Ahora que estoy releyendo (algunos libros que ha traducido), he descubierto tanta luz y he ahí la insistencia en el libro y no en el audiolibro; tampoco en el libro virtual o electrónico, porque al abrir una página el libro me dice a dónde ir, porque es el imán perfecto para la pregunta y la respuesta sobre las cuestiones trascendentales de la vida”.
Clariond reconoce que estos textos son un homenaje a la tradición poética. “Estos amonites no son latigazos, sino descensos en espiral hacia un pasado; ese centro es Chihuahua, donde nací y ese paisaje es destino. Entonces, todo está filtrado por mis ojos y en el fondo siempre estará el desierto, el cielo de Chihuahua y el sonido de los chorlos. Esto significa que cuando leo a Safo y Catulo o Anne Carson, lo leeré con la tradición de ellos, pero también estará mi tradición imbuida”.
En suma, Amonites es un homenaje a esos autores que Clariond ha traducido y leído y, al mismo tiempo, es una exploración que busca la raíz de lo visible y lo invisible en las palabras. “Lo que quiero es ir a la raíz de las cosas porque ahí es donde podemos encontramos todos”.
Además, “como bien lo dijo Octavio Paz, hay poetas a los que tenemos que leer para formarnos y poetas a quienes tenemos que leer porque nos nutren, ya que algo nos une con ellos. Generalmente, se trata del dolor. En lo personal, me gusta leer a los poetas del dolor porque éstos hablan desde el erotismo”.
Es decir, “me parece que esos poetas han sublimado el dolor en el erotismo, pero en el fondo de esos poemas, hay mucho dolor, como sucede en Gonzalo Rojas. Creo que la poesía, su flor naciente, ha de ser siempre el dolor, que es lo connatural a lo humano, porque nacemos en el dolor desde que somos arrancados del seno”, concluye la autora de Amonites.
Jeannette L. Clariond es autora de Desierta Memoria (1998), Todo antes de la noche (2003) y Los momentos del agua (2007), y ha obtenido los premios Nacional de Poesía Efraín Huerta (1996) y de Poesía Gonzalo Rojas (2001).
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