sábado, 23 de abril de 2022

Lo esencial en todo ser humano es llevar lo que nos queda de niño: Carlos Rivarola



Por: Juan José Olivares

En un lugar de la provincia argentina, el niño Carlitos Rivarola lloraba cuando en la calle, jugando futbol o volibol o, montado en su bicicleta, escuchaba como música de fondo por un altavoz, las promociones de un baile que habría en el barrio. Se escuchaba parte de la canción Espérame en el cielo corazón. La música le emocionaba tanto que lo hacía llorar. Luego, sacaba las ollas o las cubetas de su casa y unos palitos que usaba como baquetas para golpearlas y sacar sonidos.

Hiperactivo, a donde fuera le gustaba trepar árboles o bardas hasta que, por un accidente se fracturó la cadera… aunque lo siguió haciendo. Conectado con la naturaleza y el ánimo, continuó practicando deporte, y también gozaba de las fiestas familiares. Sus papás bailaban muy bien el tango.

Pero, como la mayoría de las personas cuando crecen, van olvidando toda esa curiosidad, esa energía que nada tiene que ver con la edad.

–¿Qué pasa cuando dejamos de ser niños?, cuestiona La Jornada a Carlos Rivarola, mejor conocido como Pelu o Pelusa, músico “mexicano nacido en otras tierras”, que es creador desde hace 25 años de Bandula, que no sólo es un grupo que hace canciones para niños, sino un combo que reúne a músicos y bailarines bajo su dirección –y el auspicio de las letras del niñólogo poeta y escritor Emilio Lome–, con los que ha editado varios discos que suenan a son cubano, jarocho, reggae y a todo ritmo afrocaribeño y de Latinoamérica.

Boleto de la Lotería Nacional

Bandula es “una entidad espiritual que viene de África”, dice Pelu, quien comparte que su grupo, ahora es reconocido por la Lotería Nacional al aparecer en los boletos para el sorteo del próximo 24 de abril.

Leyendas de Cuba hablan de unos pequeños seres mitológicos llamados güijes, duentes traviesos que viven en el campo. Cuentan los mayores que el más bullanguero es Bandula, llamado el güije del ritmo, del desmadre y la fiesta. Basados en esa leyenda bautizaron al grupo, que ofrece desde entonces música dirigida a niños de toda edad. Viene también de “una frase que usan los pigmeos en el Congo: Buti paniqui bandula que significa: los niños de la selva. Creo que el nombre nos eligió a nosotros más que nosotros a él… Tenemos un compromiso espiritual”, asegura Pelu, para quien lo más esencial en todo ser humano es “llevar lo que nos queda de niño. Esa capacidad de asombro y de maravillarte ante el mundo. El poder del amor. Cuando pierdes a tu niño ya no eres el mismo. Puedes ver a un viejo, jodido por enfemedades pero si el tipo sonríe o disfruta cosas, llevó a ese niño a hasta esa edad”.

Pelu reconoce que él ya había perdido ese rumbo: “Eso me había pasado antes de conocer a Emilio Lome. Cuando me propuso hacer letras para el grupo se me quitaron los complejos. Antes de Bandula no quería saber sobre música para niños. No estaba al tanto y no me interesaba. De hecho lo veía como ñoño. Yo me decía que si había trabajado con gente importante (como Tania Libertad, entre otros) cómo me iba a meter en eso. Lo menospreciaba”.

Gente talentosa

Conocer a Emilio fue fundamental para Pelu, pues “fue él quien me metió en esto. Y cuando decidí crear el grupo tenía la idea pero faltaba el eje temático: las letras. La primera canción se hizo con unos versos que se tradujeron sobre la chamana María Sabina. Era una forma de poner letra a una canción, pero cuando conocí a Emilio, se me quitaron los complejos. Dije: ¿por dónde empiezo? Y un día ví pasar a mi hija de dos años, y con ella empecé… fue un proceso lindo porque todo lo probaba con ella, era mi catadora”. Y la historia comenzó.

Confiesa que para ser justos, tiene que comentar que ha sido afortunado de encontrarse con gente talentosa a lo largo de 25 años como Luis Martínez, Violeta Ortega, Ernesto Anaya, Ángel Chacón, Chuco Mendoza, Armando Montiel… la lista es larga.

A Pelu no le costó trabajo retomar el camino porque era un niño de campo que disfrutaba su infancia, “que me lleva siempre a cómo disfrutaba yo la música”. Por eso es y seguirá siendo su “fuente principal”.

El reconocimiento de la Lotería él se lo da a sus compañeros. “Cuando tienes un escritor como Emilio que abarca diferentes niveles de lectura es una satisfacción”. Rivarola se refiere a que las canciones “las entiende un niño pero también un adulto sensible. Nuestros seguidores están en la misma cantidad adultos que niños. Cuando recibo una nueva letra de Emilio no le cambio nada. El reto es tener una musicalización, que al final parezca que está hecha por la misma persona”.

Destaca asimismo a una persona fundamental, Leticia Martínez, quien ha sido la codirectora, diseñadora de vestuario, coreógrafa y mamá de sus hijas… “ha sido tarea entre ambos. 25 años parecen mucho pero no son tantos, sobre todo si tienes a esa calidad de gente en el grupo, que suena mejor que antes”.

Y no olvida que en su época en Argentina nadie tocaba conga o bongoes, pero cuando vino a México tras la dictadura de su país de origen, “pude encontrar todo eso y por eso me quedé. Luego encontré a Tania (Libertad), porque la música peruana siempre me ha gustado; también hallé a mi primer maestro Armando Montiel, a Carlos Popis Tovar, a gente de África, de Cuba (mi maestro Mario Jauregui…)”.

Expresa gozo porque aparecer en el billete puede ser metafórico ya que la pandemia “a gran parte de los que vivimos de la cultura nos invisibilizó. Y ahora con este homenaje nos está trayendo tocadas que hace un mes no teníamos”.

Es sabedor de que hace falta más material para niños “lamenteblemente, y ya estoy hablando como viejo, pero antes podías escuchar más música en la radio, cosas muy buenas de todos lados; aunque siempre ha habido música mala pero ahora, hay una multiplicación de ésta que no deja nada, que es momentánea y no causa una emoción, que es lo que nos nutre. Nos están empobreciendo, hay demasiado ruido visual y auditivo, pero esa ha sido la tarea de los que estamos de este otro lado” haciendo rolas infantes con subtexto. “Muchas de nuestras canciones se las decimos a Pedro para que las escuche Juan. Va para los ñiños pero el mensaje es para adultos. En realidad, un infante sabe cuál es su derecho pero los adultos fallamos”.

Adelanta que Bandula “tiene mucho material que no hemos podido tocar. Parece que llega esa oportunidad”. Pelu presentó apenas en octubre del año pasado su proyecto de beca del Sistema Nacional de Creadores dedicado al llamado mensajero de Zapata, es decir, Feliciano el mensajero del monte, cuya historia es impresionante. Un hombre que murió a los 108 años al que conoció vendiendo sus esculturas en una calle de Tepoztlán, Morelos.

“Cada vez que veo a Emilio me dice que tiene nuevas canciones… tenemos tela de donde cortar”.

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