Por: Enrique Márquez
Entre sones cubanos y décimas jarochas despidieron al maestro Arturo Pitalúa Alvaré, director de Los Pregoneros del Recuerdo quien falleció este lunes en la ciudad y puerto de Veracruz a los 57 años de edad. “Así quiso que fuera su despedida, con alegría y no con llanto”, expresó uno de los músicos participantes a este atípico velorio.
Pitalúa padecía problemas renales, lo que en los pasados meses se acrecentó y se dice que eso fue lo que determinó su deceso
La noticia de su muerte la dio a conocer su esposa Nina en su cuenta de Facebook provocando sorpresa y desazón en la comunidad sonera. “Nos hemos despertado con una triste noticia”, dijo el locutor de la XEU en el noticiero matinal. “Hoy, nuestro amigo Arturo Pitalúa ha dejado de existir”.
Muy pronto las redes sociales se prendieron vertiendo mensajes de condolencia por doquier. El maestro Gonzalo Varela y los integrantes de la Danzonera La Playa lamentaron la muerte del músico veracruzano y enviaron sus condolencias a familiares y amigos. De igual forma el grupo Los Generales de la Salsa con un video en YouTube expresaban: “Nos unimos a la pena que embarga a los veracruzanísimos Pregoneros de Recuerdo y a la familia del maestro Arturo Pitalúa Alvaré, por su sensible fallecimiento. Descanse en paz”. Mientras que el empresario musical Alejandro Sampieri y el fotoperiodista Héctor Juárez coincidieron en lamentar la sorpresiva partida del amigo deseándole descanso eterno.
Al saber lo ocurrido, colegas de profesión se organizaron para despedirlo como ya es costumbre en el puerto jarocho: con música. Jaime León Perea, representante, por la CROC, de los trabajadores y ejecutantes de la música de Veracruz, fue el encargado de reunir al grupo que amenizaría la “fiesta-despedida”. Sin previo ensayo y con sentimientos encontrados los soneros interpretaron temas que el Pitalúa solía tocar con su agrupación o aquellos que gustaba escuchar de otros.
Cabe recordar que el pasado domingo 17 de julio la comunidad sonera y artística de la ciudad de Veracruz había rendido homenaje a Arturo Pitalúa Alvaré, con la finalidad de reunir fondos para sufragar los gastos de su tratamiento médico, mismos que se habían incrementado por una larga convalecencia. El acto, en el que participaron cerca de ocho agrupaciones se convirtió en un maratón musical al que asistió el homenajeado participando con su guitarra en algunos momentos. En esa ocasión se le vio mejorado y muy contento. Agradeció la distinción y el apoyo de sus compañeros y confió “echarle ganas” para seguir “en la rumba”.
Pitalúa Alvaré era un guerrero de la música y un gran conocedor de los ritmos caribeños. A él se le reconoce como uno de los principales difusores y defensores de las corrientes musicales del son y bolero. Desde que se hizo cargo de la agrupación Pregoneros del Recuerdo, que fundara su padre, el clarinetista Carlos Pitalúa Rojas en 1955, se comprometió en seguir la tradición demostrando empeño, creatividad y prospectiva con un repertorio combinado de sones, guarachas, danzones, boleros y canciones repartidos en alrededor de 36 grabaciones y una presencia en múltiples espacios del baile popular dentro y fuera de Veracruz.
En una entrevista reciente nos decía: “Me siento orgulloso de mantener viva la tradición y esa gran musicalidad que nos heredó mi padre. Los Pregoneros del Recuerdo siguen siendo lo que aspiró en vida: un grupo 100 por ciento sonero que tiene como propósito difundir la buena música afroantillana, en especial la de autoría jarocha. Contamos con un archivo de más de 700 composiciones, muchas de ellas seleccionadas y arregladas por mi padre, canciones que poca gente conoce y que pertenecen al repertorio popular del Caribe”.
Al hacer referencia a los 65 años de trayectoria de la agrupación y la permanencia de ésta en la escena musical, Pitalúa Alvaré señalaba que no había sido fácil. “Todo ha sido un constante remar contracorriente. No contamos con muchos espacios laborales ni con instancias gubernamentales que nos apoyen, y nuestros trabajos discográficos son poco difundidos por la radio. Pero seguimos luchando. Los tiempos por venir son inciertos. La única certeza que tenemos es seguir haciendo música, que es lo que nos da alegría y aliento de vivir”.
La última vez que le vimos nos dijo: “Aquí sigo luchando mi hermano (…). De la música y de la tarima sólo la muerte me retira”.
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