Por: Juan Carlos Talavera
¡Lucháááán de dos a tres caídas sin límite de tiempo!... con música de concierto. En la esquina ruda La Kalva, Astro Tapatío y Don Diavlo; y en la técnica, Dominus, Volátigo y San Silver. ¡Que arranque la contienda!
Esa podría ser la introducción del más reciente grabación del compositor mexicano Juan Pablo Contreras (Guadalajara, 1987), bajo el título Lucha Libre!, una serie de siete piezas orquestales que exploran un acercamiento al arte del pancracio, desde la música de concierto, que traerá a Guadalajara y a la Ciudad de México en septiembre de 2023 con la Orquesta Latino Mexicana, en sedes por definir.
Inspirado en figuras legendarias como El Santo, Blue Demon y el Rayo de Jalisco, Contreras confeccionó seis músicos enmascarados con una identidad sonora única, quienes son ubicados dentro de la orquesta para interpretar una pieza y después enfrentarse en un duelo de notas.
El proceso creativo, dice Contreras a Excélsior, inició con la invención de los personajes y la asignación de un ritmo a cada uno, para que el público pueda ubicarlos dentro de la orquesta con su identidad sonora, y después enfrentarlos dentro de la composición.
Por ejemplo, en el caso de los rudos, La Kalva se expresa a partir de un vals macabro que nace del sonido de la guitarra; Don Diavlo se identifica con el ritmo de la cumbia y el chelo; y Astro Tapatío a partir de un son jalisciense inspirado en el mariachi.
Mientras que, en el caso de los técnicos, Dominus es representado con un salmo religioso, cuya música parte del órgano tubular; Volátigo es un danzón y San Silver un vals épico. Además, utiliza el slap-stick (instrumento de percusión) para simular las palmadas en el pecho que se dan entre luchadores; el bombo, como una síntesis del réferi que golpea la lona para contar hasta tres; y los demás músicos hacen el rol del público, lanzando porras y silbidos para recrear el ambiente de la lucha libre.
¿Cómo nació la idea?, se le pregunta al compositor mexicano nominado al
Grammy Latino por Mariachitlán y conocido por sintetizar en un mismo lenguaje la tradición clásica con elementos sonoros de la cultura popular mexicana.
De niño fui muy fan de la lucha libre, tenía los monitos y ya cuando era adolescente fui a las luchas con mis primos. Así que cuando tuve esta idea y el concepto, volví a las luchas con un amigo que conoce del tema, aquí en Guadalajara, y me llevé el celular para grabar el ambiente, con el sonido del público, del anunciador y las porras, pero con música de concierto. Así que hice mucha investigación y después me fui al estudio y empecé a recrear ese ambiente”, explica el compositor.
¿Cuál es su personaje favorito de la lucha libre? “¡El Rayo de Jalisco! Era el monito que siempre tenía y fue la inspiración de Astro Tapatío, que tiene el mismo número de sílabas en su nombre. Aunque también me gustaba La Parka. También me llamaba la atención el carisma de los luchadores sobre el ring y que su ranking no dependía del número de peleas realizadas, sino de su popularidad. Me encanta ese concepto de que la lucha es para divertirse y no una competencia de estadísticas”.
¿Es una forma de proyectar la cultura mexicana al mundo? “Siempre me ha gustado que México esté en el centro de mi música y llevar a todo el mundo esas composiciones que lucen lo mejor que tenemos en nuestra cultura, como en este caso, la lucha libre”.
Juan Pablo Contreras también considera que esta serie de piezas, que ya pueden ser escuchadas en plataformas como
Spotify, sirvan para ubicar y elevar a los músicos que conforman la orquesta.
Muchas veces el director o la directora de orquesta es quien se lleva todo el crédito de un concierto y no se celebra individualmente a esos músicos que son quienes están haciendo la magia.
Así que, al menos, pude poner el énfasis en seis músicos para que la gente ubique el piano, la trompeta y celebrar un poco más que la música clásica, al igual que la lucha libre, es un trabajo en equipo y no nada más un director o una directora que da el show”, concluye.
Grabado por Universal Music México, Lucha Libre! hizo su estreno mundial el pasado 11 de diciembre con Los Angeles Chamber Orchestra, bajo la batuta de Jaime Martín.
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