viernes, 6 de enero de 2023

“A las infancias les negamos la magia más importante: ser niños y niñas”



Por: Reyna  Paz Avendaño

Hoy, a las infancias se les niega la magia más importante: ser niños y niñas, es decir, vivir feliz dentro de su propio cuerpo sin que anhelen las exigencias del capitalismo y de los adultos: sexualizarse y cumplir expectativas de inteligencia. Así lo expresa en entrevista Bernardo Fernández, Bef, a propósito de su libro “3 deseos. Un cuento de hadas punk”.

El cómic editado por Océano y hecho por el autor e historietista mexicano narra cómo Harlana descubre una app que le concede tres deseos gracias a la varita mágica de un hada punk, entonces el primer deseo que pide la niña es ser una famosa cantante de pop, sin embargo, no resulta tan divertido como imaginaba.


El escritor Bernardo Fernández, Bef.


¿Por qué retomas la idea de los deseos?

Es apelar a los mitos. Los tres deseos del genio de la lámpara y de las hadas son universales porque todos querríamos en algún momento que nos concedieran mágicamente deseos, fue retomar el mito del cuento de hadas y deconstruirlo o revertirlo en clave punk.

En 1900, L. Frank Baum se planteó escribir un cuento de hadas para los tiempos que corrían, entonces escribió “El mago de Oz” que es muy diferente a los cuentos tradicionales. Quise retomar ese espíritu, cómo volver a contar los cuentos de hadas para los niños de ahora y en donde ya no puedes empezar con ‘había una vez’ y sí con la niña aburrida viendo su tablet.

Cuando Harlana es una ocupada cantante famosa, únicamente quiere tiempo para jugar…

El juego es fundamental para la niñez. Cuando está en la representación del rol de cantante ya no hay juego, por eso se da cuenta que es lindo jugar a ser una estrella del pop pero que trabajar en ser esa estrella del pop no sólo es cansado, sino que no le gusta.

Tengo la sensación de que hacemos crecer muy rápido a las infancias, las animamos a ser adolescentes mucho antes de que tengan que serlo y las aventamos a un mundo adulto sexualizado y violento. Harlana se da cuenta que está muy bien en su condición de niña, siendo lo que es.

Uno de los principios del capitalismo espantoso en que vivimos es generar frustración en la gente para querer tener siempre lo que no tiene. Esta nena pide tres cosas que no tiene y se las conceden, entonces descubre que estaba mucho mejor como estaba y teniendo lo que tenía que no se había detenido a ver.

En el cómic, a la niña se le encajona en tres expectativas: tiene que ser bonita y caerle bien a todos; tiene que ser protectora, ver por los demás y después por ella; y ser inteligente para solucionar todo tipo de problemas.

“Son exigencias adultas a las mujeres en un mundo heteroformativo y heteropatriarcal, bastante misógino. Los tres deseos se pueden sintetizar en que ella quiere ser mujer pero en este mundo ser mujer no es divertido, tienen unas exigencias muy feas que ella descubre intuitivamente y que no le gustan”, expresa Bef.

El autor se cuestiona ¿por qué les arrancamos, a través de un bombardeo informativo, su niñez?, ¿por qué los animamos a que se sexualicen y tengan roles de chamacos más grandes?

“Tenemos expuesta a la niñez a un bombardeo mediático que les arranca el asombro, que los vuelve cínicos. Esta niña es chiquita y quiere ser grande, pero eso no tiene la magia de tener seis años y ser feliz dentro de su propio cuerpo”, afirma.

Bef también plasma la gandallez de los demás: los políticos y académicos queriendo aprovecharse de la inteligencia de la niña, y las disqueras robándole su privacidad.

“Todos le quieren sacar algo, le dan una medalla para colgarse el mérito. Desde el político y la policía la ponen a hacer su trabajo, el manager la trae de arriba hacia abajo lo cual es una situación real con los niños cantantes. Los niños y las niñas tienen el derecho absoluto de ser niños hasta que las circunstancias de su cuerpo y su decisión sea ya no serlo”, comenta.


El libro.


¿El científico y el hada son los únicos que entienden el valor de su tiempo?

Es un científico que no cree en nada pero que logra deponer su paradigma en aras de lo más importante que tenemos: lo amoroso, el amor, la creación, el amor de pareja, el amor a tus hijos, el amor a tu familia, el amor a tus amigos.

Hoy estamos fascinados con la muerte, la destrucción y aquí los únicos que salen ganando son ellos porque logran conectar con lo amoroso. El científico que decide creer en el hada y el hada que decide aprender de bioquímica.

¿Cómo miras el desarrollo del cómic para niños?

Hay muy buena oferta de libros para niños, cuando yo era niño no había libros de autores mexicanos, casi todos eran españoles. Hoy, en general, casi no hay cómic para niños.

En mi infancia, había de todo tipo de historieta infantil pero eso desapareció. Mi generación de moneros decíamos que la historieta no nada más era para niños, queríamos hacer historietas complejas para adultos con sexo, violencia y todos los temas adultos, entonces nos olvidamos de los niños y más de las niñas, no hay historietas para niñas.

Hay algunas cosas en Brasil, está “Mónica y sus amigos”, existe Mafalda pero es para adultos…siendo papá de dos niñas quiero hacer una historieta para mi niña de seis años, lo del cuento de hadas punk no es porque tenga cabello verde, es porque es la clase de cuento de hadas que –yo siendo papá punk– le quisiera contar a mis dos princesitas góticas.

¿Qué técnica utilizaste en ese libro?

Fue hecho digitalmente, de principio a fin está dibujado con una tableta Wacome y un software que se llama Clip Studio Paint, es parecido al Photoshop pero especializado en los requerimientos que tenemos los dibujantes de cómic, es una maravilla.

Tengo más de 30 años con computadoras y casi 20 dibujando digitalmente, no todo es así, algunos de mis cómics los hago en papel y luego coloreo. La primera versión

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