lunes, 3 de abril de 2023

El Viacrucis que venció a la pandemia



La Procesión del Silencio se ha consolidado como una de las tradiciones más arraigadas en San Luis Potosí y una de las más reconocidas a nivel nacional e internacional durante la Semana Santa. Pero hay una que tiene una trayectoria de más de seis décadas y que va ganando terreno como atractivo turístico. 

Se trata de la representación de la Pasión de Cristo del barrio de San Juan de Guadalupe, que este 2023 cumple 62 años, con interrupción de tres años debido a la pandemia de Covid-19. Una tradición arraigada en los habitantes del barrio y que ha llamado la atención de potosinos y visitantes. 

ARRAIGADA TRADICIÓN 

Es el más antiguo de San Luis Potosí y el segundo más importante de México, tan sólo después del de Iztapalapa. 

La primera representación del Viacrucis de San Juan de Guadalupe se realizó en el año de 1961, cuando un señor de apellido Fraga reunió a un grupo al que trasmitía a manera de cuento “La Pasión de Cristo”, narraba por estaciones y con el paso de los años se incluyó la actuación. 

En el 2020 falleció el último de los integrantes originales, sin embargo, la tradición se ha mantenido viva gracias a que ha pasado de generación en generación y cada año incrementa el número de participantes y espectadores. 

De manera profesional y sin dejar de lado la espiritualidad, más de 70 actores y habitantes del barrio de San Juan de Guadalupe representan entre 80 y 120 personajes, quienes dan vida a los momentos y sufrimientos vividos por Jesucristo desde que fue hecho prisionero, hasta su crucifixión en el Calvario o Monte Gólgota. 

Vía crucis significa “camino de la cruz” y se representa mediante 15 imágenes de la Pasión que se llaman “estaciones”. 

El grupo teatral de San Juan de Guadalupe comienza desde diciembre y enero la organización de la representación y es apoyado por profesionales en artes escénicas, sonido, vestuario, escena, etc. 

El evento, que se lleva a cabo del miércoles al viernes de la Semana Santa, tiene un costo entre 90 mil y 120 mil pesos para mobiliarios para escena, equipos de sonido, restauraciones de vestuario y mantenimientos escenográficos, por lo que los organizadores buscan apoyo tanto del ayuntamiento capitalino, como del gobierno del estado, a través de la Secretaría de Cultura. 

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