domingo, 16 de abril de 2023

“Homenaje a David Huerta” y la historia de dos Libros de Matos Moctezuma y Sergio Raúl Arroyo


El arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma Adrián Contreras


Por: Adrián Figueroa Nolasco

“Homenaje a David Huerta” es la evocación a un gran poeta y también el que fue el encuentro de tres amigos que resultó en la edición de dos libros: “Erectario”, de Eduardo Matos Moctezuma; y “Once”, de Sergio Raúl Arroyo.

En entrevista, Eduardo Matos cuenta que esta presentación editorial se llevará a cabo el lunes 17 a las 18:00 horas en El Colegio Nacional para recordar esta historia de cómo se dio esta edición de dos volúmenes y en la cual David fue el artífice.

Eduardo Matos Moctezuma

Todo comenzó, cuenta el arqueólogo y Premio Crónica, un día en que David Huerta me comentó que por qué no publicaba estos poemas - yo les llamo pensamientos- y dijo que él conocía un editor de libros artesanales: Juan Pascoe.

Tras esto, añade, me mostró algunos de los libros editados por Pascoe en su colección Cuadernos del Armadillo. “Nos pusimos en contacto con el editor y le encargué un tiraje de 50 ejemplares”.

¿Cuántos pensamientos hay en el libro?

Son 13 y narran una historia de amor y cómo se fue dando esa relación con una mujer.

¿El amor es lo más importante en la vida?

Siempre he pensado que el amor no es eterno, por lo general acaba, pero para mí es algo muy grande. Tiene tales dimensiones que abarca mucho y puede ser a una mujer, a un atardecer, a una hoja cayendo en una tarde de otoño -como lo narro en uno de los pensamientos-, o inclusive a un animal.

Es de una vastedad de presencias y por eso es una de las cosas más grades, al igual que la vida misma o la amistad. Es algo inconmensurable y maravilloso.

Respecto al libro de Sergio Raúl Arroyo, son una serie de poemas y el editor Juan Pascoe contactó a Raúl, a instancias de David, para que editara su poemario que se llama “Once”.

“Todo el trabajo de edición lo hizo David, en el 2022, y un día me envió un correo, donde me anunció que ya estaba hecha toda la revisión y se iba a imprimir. Pocos días después muere David”.

El contacto con Juan Pascoe continuó y un día me dijo que ya estaban listos los 50 ejemplares. Al mismo tiempo estaba avanzando en el libro de Sergio Raúl, pero ninguno de estos libros los vio terminados David, recuerda el arqueólogo.

Con el paso del tiempo, añade, “platiqué con Sergio Raúl y le propuse hacer una presentación de los libros y ya que David fue el motor de todo esto, también le hacemos un homenaje en el Colnal”.

Y de esta manera, explica, es como se conformaron el homenaje y la presentación de los libros, en la cual participará Verónica Murguía, viuda de David, una extraordinaria escritora.

Dos de los pensamientos incluidos en el libro “Erectario”

Otra tarde fue de conjunción profunda. A los besos candentes siguieron caricias extremas. El tiempo buscaba, entrometido, fundirse con nosotros. Lo hicimos nuestro y se convirtió en cómplice. Atraje su mano y la coloqué en mis partes cálidas.. Ella se inclinó y su boca extrajo la vida que pugnaba por salir de mis interiores.. Muchos años atrás yo había escrito pensamientos eróticos en otros momentos y en otras circunstancias. Aquella tarde, estos pensamientos cobraron presencia con ella. Se cumplió cabalmente aquel que decía:

Hemos formado un perfecto vaso comunicante:

tú me alimentas con tu esencia de mujer,

mientras yo vierto en tu boca la vida

que se escapa fugazmente...

VI

Pasaron los años. cada tarde era como aquel relato del cuento de nunca acabar. Recorríamos nuestros cuerpos y no quedaba intersticio por conocer. La entrega era total, magnífica, iridiscente. Nuestros cuerpos formaban la unidad dentro de la dualidad,, como lo expresara Rilke en sus cantos. cada encuentro tenía reminiscencias del anterior, pero a la vez se aportaba algo nuevo provocado por nuestros deseos ignotos. Ella se transformaba de múltiples maneras. Yo me multiplicaba para llegar al infinito. Probé todo su cuerpo y me dije:

Hay tres caminos que conducen a tu interior:

el primero es húmedo y tiene sabor a vino tinto.

El otro me lleva por un bosque de árboles sin hojas y sabe a vino blanco.

El tercero tiene hojas de acacias y sabe a vino rosado.

Los tres los recorro en tardes interminables,

los apuro en copas sin fondo...

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