lunes, 19 de junio de 2023

Ignacio Solares y José Gordon comparten sus universos secretos


“El arte puede revelar el lado invisible de lo visible. Lo que está detrás de nuestros pensamientos, de los deseos, el límite entre la vida y la muerte”, José Gordon, escritor. Foto: Belinda Garen/ Cortesía Grijalbo


Por: Virginia Bautista 

Recuperar la dimensión sagrada de la vida es una de las obsesiones de la obra del novelista y dramaturgo chihuahuense Ignacio Solares (1945). “Esa experiencia de océano, en donde podemos fundirnos en una profunda comunión, es su búsqueda más profunda”, afirma José Gordon (1953).

Los mundos internos que se abordan en sus novelas tienen que ver con una sensación de angustia y limitación; pero también con el deseo de penetrar los universos invisibles de los sueños, de los fantasmas que persiguen sus personajes, del delirium tremens o de la búsqueda de lo sagrado”, explica en entrevista el narrador.

Tras 40 años de amistad con Solares y la lectura minuciosa de toda su obra, Gordon invita a los lectores “al juego, a abrirse al mundo de los otros”, a través del ensayo literario Novelista de lo invisible (Grijalbo), escrito a “dos voces” a partir de las conversaciones que han sostenido ambos autores y las lecturas compartidas.

En las charlas intercambias tus percepciones, tus gustos literarios, tu corazón, tu intelecto. Es la presencia del amigo. Algunas fueron memorables. Ambos somos muy curiosos y no quisimos que se quedaran en el aire, sino pasarlas al papel y hacer una especie de ensayo en vivo”, detalla.

Confiesa que, al explorar el mundo de Solares, buscó las claves de su obra. “Es justo el universo del novelista de lo invisible, del que está tratando de ver qué hay detrás de la fachada, lo que está detrás de un rostro. Es un mundo a veces inquietante. Es un explorador de esos universos secretos, ocultos, que marcan nuestras vidas”, agrega.

El arte puede revelar el lado invisible de lo visible. Lo que está detrás de nuestros pensamientos, de los deseos, el límite entre la vida y la muerte; es algo que la literatura aborda de una manera brillante”, indica.

Aclara que “lo que parece ser un mundo imaginativo, realmente tiene su asidero en la realidad. No se trata de convencer a nadie, sino de dar fe de lo que nos pasa. Nos plantea la posibilidad de imaginar al otro más allá de la superficie. Nacho se arriesga a ser fiel a su percepción y a su mundo y a compartirla”.

Gordon añade que “siempre necesitamos miradas que nos permitan apreciarnos en una visión más amplia, ver la inmensidad que nos habita”, por eso quiso hacer este ejercicio de reflexión.

Concluye que la obra de Solares “nos da un testimonio de otras posibilidades de percepción, brillante y arriesgada”.

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