Por: Juan Carlos Talavera
Acercar a los niños al mundo de la ópera y romper el mito de que se trata de un arte escénico aburrido. Ése fue el primer reto que se impuso el libretista y director escénico Oscar Tapia al construir la pieza Fígaro y el alquimista, obra de ciencia ficción para toda la familia que echa mano de un personaje cómico bastante conocido.
El relato cuenta la historia de un alquimista que llega a la época de Fígaro, hacia 1775, para tratar de advertir la existencia de un futuro apocalíptico. Para resolver el problema, los personajes deciden crean una pócima que permita facilitar el acceso a la felicidad, pero el experimento falla los habitantes del pueblo se convierte en zombis, cuenta en entrevista Oscar Tapia, creador del montaje que será presentado los días 8, 9, 15 y 16 de julio en el Teatro de las Artes del Cenart, a las 13:00 horas.
“La historia va entrelazada con la música de Gioachino Rossini y de W.A. Mozart, a partir de la cual se busca la participación de los niños y de su familia para acercarlos al mundo de la ópera”, asegura. Además, la obra se desarrolla en español y en ciertos momentos de la pieza “se involucra la participación del público, con ciertas alusiones a nuestro tiempo, con la intención de establecer una complicidad con la audiencia”.
El alquimista, explica el director escénico, está inspirado en dos personajes populares: Doctor Who, de la serie de la BBC; y el doctor Emmett Brown, de la película Volver al Futuro. “Para el caso de este personaje traté de buscar elementos de la cultura popular reciente que pudieran funcionar en esta historia, aunque lo más importante es Fígaro, de quien sabemos que proviene de la ópera.
“Además, se tiene la referencia de que Fígaro es el protagonista de la ópera Las Bodas de Fígaro, de Mozart, ubicado como el barbero más famoso de la cultura occidental, quien tuvo una infancia itinerante, luego de ser raptado por gitanos, hasta que retornó a Sevilla. Entonces, se me hizo un buen elemento el tratar de imaginar ese pasado de Fígaro, que podría ser referido como un viajero en el tiempo”, comenta.
Tapia afirma que esta pieza forma parte de una trilogía. La primera es Fígaro y el alquimista, le sigue Fígaro y el ladrón del tiempo y la tercera, en proceso de escritura, podría titularse Fígaro y la Catrina, donde el libretista combinará la cultura y la música de concierto mexicana con la festividad del Día de Muertos.
“Esta tercera parte estará inspirada en el conocido mural de Diego Rivera, Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, para lo cual integraremos algunos personajes icónicos, y se estrenaría en 2025.
¿Por qué eligió crear una trilogía para Fígaro? “Me parece que hay muchas cosas que pueden hacerse con este personaje, porque son para introducir al público dentro de la ópera, es decir, no son obras serias, sino comedias que te dan un panorama de la música de concierto. En el caso de Fígaro y el alquimista se trata de un homenaje a Rossini, porque su legado es impresionante; mientras que la segunda pieza de esta trilogía es un homenaje a toda la ópera, porque en ésta pasamos por compositores como Henry Purcell, Giuseppe Verdi, Giacomo Puccini, W.A. Mozart y G. Rossini”.
¿Cómo definiría a Fígaro? “Representa al hombre común, sencillo que, gracias a su inteligencia, y a la confianza que tiene en sí mismo, desafía a la nobleza. Además, simboliza el ideal de la Revolución Francesa, dado que su fuerza está en ser un hombre común”.
La obra es protagonizada por el barítono Josué Cerón (Fígaro), el bajo-barítono Luis Rodarte (Doctor Alquimista), la soprano Angélica Alejandre (Susana), el tenor Enrique Guzmán (Lindoro), la mezzosoprano Rosa Muñoz (Bertha) y el barítono Amed Liévanos (Taddeo), acompañados de la Orquesta Filarmónica de Atizapán.
“La Orquesta Filarmónica de Atizapán, integrada por niños y adolescentes, es una agrupación-escuela que integra a niños a partir de seis años, quienes tocan instrumentos para dar vida a un espectáculo hecho para ser disfrutado por toda la familia”, abundó.
Además, cuenta con la dirección musical de Sergio Vázquez, la escenografía de Juan José Tagle, el diseño de vestuario de Gabriel Ancira y la iluminación de Roberto Paredes.
Para verla
Fígaro y el alquimista es la primera entrega de una trilogía operística.
La Orquesta Filarmónica de Atizapán, integrada por niños y adolescentes, juega un papel importante en esta pieza.
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