martes, 3 de octubre de 2023

Ve en las máscaras tradición y adorno; artesanías de Xico, Veracruz



Por: Lourdes López  / Corresponsal

A los ocho años, Rocío Yobal Colorado escuchaba desde su casa el estruendo de las sonajas de la danza de Banda Cruzada, que desde las dos de la mañana recorre el barrio de El Carmen, en las fiestas patronales del municipio de Xico, en Veracruz. Pero lo que más le llamaba la atención eran las máscaras que cubrían el rostro de los danzantes.

La vida en el barrio de El Carmen es así: unos nacen para danzantes, otros para músicos y otros más para mascareros o artesanos. Para Rocío, la tradición de elaborar máscaras le vino por parte de sus tíos y de su hermano, que las usaba en la Banda Cruzada.

Celosos de sus tradiciones y de sus artesanías, Rocío no aprendió con sus familiares o vecinos el arte de elaborar máscaras, lo hizo a través de un programa federal de cultura popular que llegó a su pueblo; estuvo becada y aprendió. Ahora cuenta con un taller en donde las elabora no sólo para las danzas, sino como adorno, porque también las aprendió a realizar en miniatura para joyería.

"Yo tengo muy poco. Les digo a mis amigos, mis compañeros, que soy como su niña del kínder, porque ellos llevan 30 o 40 años haciendo máscaras, y yo sólo llevo 10 años”, explicó.

Hay que destacar que los más conocidos mascareros de Xico son los Tepo, una familia que ha trascendido con creaciones artísticas y quienes todo el año elaboran estas artesanías para las fiestas patronales de las regiones veracruzanas. También existen otros artesanos destacados; pero lo singular es que ahora es una mujer quien las elabora, y no sólo para las danzas.

"Cada máscara tiene una historia”, explica la artesana en entrevista con Excélsior, quien le da una categoría a cada rostro o expresión.

Muestra la máscara de un Negro separado que, considera, evidencia la elegancia, la puntualidad y la disciplina que son usadas por los danzantes que lideran los grupos. Las de Torito representan la abundancia, explica. La de la Catarina se remonta a la época de la Conquista; y hay las que representan el mestizaje, la mezcla entre indígenas y españoles.

La máscara más representativa de los xiqueños, agrega, es la del Payaso, que transmite la alegría, pero con un toque de solemnidad. El Payaso lleva unos vivos rojos y su vestimenta se complementa con flores del altar de Santa María Magdalena, la patrona del pueblo, cuya fiesta se celebra en julio.

Pero más allá de que ha hecho de este arte una extensión de la tradición de su pueblo, porque las envía a Canadá y a Estados Unidos, donde hay mexicanos nostálgicos de sus raíces, Rocío le da otro toque a su trabajo y ahora las introduce como un adorno: aretes y collares, anillos y pulseras llevan su sello, los ha convertido en miniatura y considera que con estos objetos se ofrece el arte popular de una manera distinta.

"La importancia que se le debe dar a la máscara, tanto grande como pequeña, debería ser a la par. Obviamente, no se le da la misma ocupación; pero todas mis máscaras, las que se llevan a festivales o a un evento cultural, tienen una historia distinta; pero contamos la misma tradición y estoy orgullosa de mis máscaras y mis danzas”, dice.

Rocío cuenta con un taller donde elabora sus artesanías y ofrece talleres para niños, para que continúe la tradición. “Nuestra cultura sigue viva”, asegura con orgullo.

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