domingo, 10 de marzo de 2024

Gladiola Orozco evoca su inicio en la danza: "sublime"



Por: Fabiola Palapas Quijas

Ciudad de México. La coreógrafa, bailarina y maestra Gladiola Orozco, quien el próximo 9 de octubre cumplirá 90 años, asegura que con pasión se puede lograr todo en la vida. Su labor en favor de la danza contemporánea y la cultura del país ha sido esencial.

La también gestora contribuyó en la formación de generaciones de bailarines y su obra enriqueció el patrimonio cultural del país. Con la desaparecida compañía Ballet Teatro del Espacio, que codirigió con Michel Descombey (1930-2011), logró dejar huella a lo largo de más de cuatro décadas.

En entrevista con La Jornada, la creadora evocó sus inicios en la danza junto con Guillermina Bravo (1920-2013) y su lucha constante por la educación artística. En los años 50 di mis primeros pasos, aunque en ese momento no había nada de nada, pero con Bravo y la maestra Josefina Lavalle, herederas de las famosas Waldeen y Anna Sokolow, empecé a danzar. Eran tiempos verdaderamente hermosos y difíciles.

De esa etapa, la maestra también recordó cómo su habilidad de palabra y de ser consciente de lo que sucedía en la sociedad le permitieron conseguir apoyos. Me fui desarrollando a la par de la danza, que en ese momento era raquítica, no había los maestros que tuvimos después. Fue un proceso interesante y largo sobre los asuntos fundamentales para el Ballet Nacional de México (BNM) de Guillermina Bravo, de contar con profesores y de ser disciplinados en el aprendizaje.

Gladiola Orozco recorrió con el ballet varios países de Europa, además de que visitó la República Popular China, lo que influyó en su desarrollo, y como integrante del BNM enriqueció sus conocimientos con la técnica Graham.

A la creadora de obras como Ícaro y Ana Frank, la danza le abrió un horizonte. Fue sublime; era poner un pie en la esperanza. En aquel tiempo había una lucha por la vida y por que se auspiciara correctamente la danza, pero fue una lucha que nunca paró, y quienes ahora se dedican a esa disciplina siguen en la lucha; sin embargo, claro que avanzamos como comunidad, con giras muy educativas.

La maestra agregó que hubo días en que le tocó impartir clases de danza, cuando Josefina Lavalle se lo pedía. Me fui formando haciendo de todo y, más que nada, con responsabilidad; incluso, me invitaron a trabajar en la escuela para niños actores del Instituto Nacional de Bellas Artes. Trabajé sin cesar, día con día, de madrugada y de noche; no me quejo, todo eso me fortaleció; además, tomé conciencia de que la base de todo es la educación, y para tener un país desarrollado el aspecto educativo ayuda.

Después de trabajar con Guillermina Bravo, Orozco fue una de las fundadoras del Ballet Independiente de México, que luego se convertiría en el Ballet Teatro del Espacio, con el que logró la formación de un público para la danza contemporánea y el lenguaje de los cuerpos en movimiento.

Fue una historia larga e interesante la del Ballet Teatro del Espacio, sobre todo porque la viví intensamente. Empezamos desde cero y poco a poco fue progresando; de muchas cosas tendría que estar orgullosa, por ejemplo, de que con la compañía estuvimos en Europa. En 1975 fuimos contratados en los mejores teatros de Francia, recordó la creadora en una charla que se realizó en su casa, ubicada en la colonia Juárez, en la Ciudad de México.


Forjadores de comunidad


Mediante el trabajo colectivo, la maestra, junto con Michel Descombey, forjó una comunidad artística y humana, que tuvo de punto de partida la disciplina; incluso, era famosa por su clase de las 7:30 de la mañana, porque ya no aceptaba a ningún bailarín después de esa hora.

Me interesaba mucho la puntualidad en la formación de los jóvenes, que fueran más lejos en su desarrollo personal, que tuvieran conciencia de dónde partimos, lo que queremos y lo que hemos logrado; así era la vida diaria del ballet, explicó la autora del libro Memoria, que se publicó en 2016 para recordar al desaparecido Ballet Teatro del Espacio.

Sobre esa obra, la maestra comentó: Se editaron tres tomos de su historia, desde 1966 hasta 1989. Es un testimonio importante de la compañía con fecha, ciudad y lo que se bailó, porque, afortunadamente, desde el inicio guardé los programas de mano de las presentaciones.

Gladiola Orozco recibió el premio Guillermina Bravo en 2003, el Coatlicue en 2006, la Medalla de Oro Bellas Artes en 2007 y la Presea Cervantina en 2013, entre otros importantes reconocimientos.

Como un homenaje a su trayectoria, el Centro de Producción de Danza Contemporánea realizará una función especial con la dirección de Cecilia Lugo el 16 de marzo a las 19 horas en la sala principal del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez y Eje Central Lázaro Cárdenas).

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