viernes, 29 de marzo de 2024

La Dolorosa o cuando la fe y las tradiciones se unen durante la Semana Santa

“El Calvario”, de Miguel Cabrera. MAURICIO MARAT



Por: Reyna Paz Avendaño

La devoción que existe desde el siglo XVII a la Virgen de los Dolores o mejor conocida como la Dolorosa y cómo a esta adoración se han unido tradiciones populares como las procesiones o preparar aguas de sabores durante Semana Santa, son los temas que se plasman en la exposición “Dolorosas de la Profesa en San Ángel”, en el Museo de El Carmen.

La muestra tiene la peculiaridad de exhibir cinco magnos óleos de la Pinacoteca del Templo de San Felipe Neri “La Profesa”, inmueble ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México y que durante los sismos de 2017 resultó afectado.

Dichas obras son: “Porterita”, atribuida a Nicolás Enríquez; “Virgen de los Dolores rodeada de ángeles”, atribuida a Cristóbal de Villalpando; “El Calvario”, de Miguel Cabrera; “Virgen de los Dolores”, de Bartolomeo Mancini, y “La Virgen de los Dolores con san Juan Ignacio y san Felipe Neri”, de José de Alcíbar.

“Cada año, desde el 2019, hemos intentado mostrar en el museo distintos acervos que hablan de la pintura virreinal, del arte popular o del arte vinculado con la imagen de la Virgen de los Dolores. En esta ocasión buscamos a la Profesa porque es una de las pinacotecas virreinales más importantes en la historia del arte mexicano”, comenta en entrevista Eva María Ayala Canseco, directora del Museo del Carmen.

Los óleos que se exponen miden más de dos metros de alto y muestran las distintas representaciones en la historia del arte de la Dolorosa a través de grandes pinceles artísticos.

“Añadimos elementos de mobiliario y de escultura del museo, en este caso la escultura de un Cristo crucificado de fines del siglo XVIII y principios del XIX, también hay una escultura en madera de la Dolorosa proveniente del Museo de Arte Religioso del Ex Convento de Santa Mónica, en Puebla, y producciones de grandes maestras artesanas de Puebla y de Salamanca, Guanajuato, y mucho arte popular de autoría no identificada: papel picado, hojalata, cerámica de borreguitos de Oaxaca y borreguitos de chía de Metepec”, destaca la directora del recinto.

Sobre el origen de la devoción a la Dolorosa, Ayala Canseco explica que fue un culto católico muy popular durante todo el virreinato de la Nueva España, pero que tiene su génesis durante la Edad Media.


La Virgen de los Dolores con san Juan Ignacio y san Felipe Neri”, de José de Alcíbar.


“Es la figura de la madre de Cristo que sufre por la pérdida del hijo desde que San Simeón le dice que su hijo habrá de morir cuando es muy pequeño, entonces ella siente de manera imaginaria como si una daga le atravesara el corazón, por eso muchas Dolorosas tienen una daga travesándole el pecho, a veces es una, a veces son tres, cinco o siete. Cuando se representa con siete es por una imitación a las siete las caídas de Cristo en el calvario”, detalla.

Una de las Dolorosas más representadas en el arte es aquella que está parada en el Gólgota y ve a su hijo crucificado, añade. “Otras de las más famosas son: la Piedad que es cuando ella carga a su hijo, donde ella está vestida de negro con la daga atravesándole el pecho y la Virgen de la Soledad en donde su hijo murió y ella está triste el resto de su vida”.

¿Existe una iconografía de esta imagen?

En la Nueva España se buscaba retomar la tradición de origen castellano, hay muchas Dolorosas que son de cabello oscuro, que se visten de negro como las damas castellanas se vestían en el luto, pero también hay otra tradición que viene de Nápoles, Italia, donde se atavían con vestidos elegantes rojos de terciopelo y unos mantos azules, estas vírgenes napolitanas tienen el cabello castaño claro.

La directora del museo indica que la Dolorosa incita a una reflexión contemporánea: la pérdida de un hijo.

“Es uno de los duelos más duros para los padres y las madres. Trato de hacer estas relaciones con la vida actual y para nosotros en el museo, nuestra comunidad que nos rodea San Ángel, Loreto y Chimalistac sigue realizando procesiones de la Virgen de los Dolores porque son muy populares”, señala Ayala Canseco.

Aunado a las procesiones, en especial la de esta virgen, se han añadido tradiciones populares, agrega la funcionaria. “Se van visitando las casas con la Dolorosa y la tradición le da un brinco a la gastronomía como patrimonio inmaterial porque la gente toca las puertas y los que están dentro de la casa preguntan: ¿ya lloró la Virgen? Si la respuesta es sí, entonces entran los fieles y se les ofrecen aguas de la virgen, es decir, aguas de colores que representan sabores vinculados con la crucifixión”.

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