Por: Virginia Bautista
Ampliar los retratos de infancia, ofrecer historias de la realidad más diversas y la inclusión de la voz directa de las comunidades originarias para hablar no sólo de la naturaleza y los mitos, sino de cualquier tema; además de la ampliación de públicos del cómic y la novela gráfica hacia la primera infancia, y del libro álbum hacia los jóvenes y adultos.
"Éstas son las nuevas tendencias en la literatura infantil y juvenil que advierte el escritor e investigador Adolfo Córdova (1983), quien afirma en entrevista con Excélsior que la preocupación actual en este rubro es “reconocer la capacidad de los niños de formar parte de las discusiones contemporáneas”.
El maestro en Libros y Literatura Infantil y Juvenil por la Universidad Autónoma de Barcelona comenta que la característica de esta literatura es que los lectores se están renovando todo el tiempo, porque están creciendo.
"Esta condición inherente a este campo hace que la propia industria busque siempre otras maneras de acompañar a las nuevas generaciones, que van renovando los temas que les interesan y los contextos sociales en los que crecen. Ellos nos marcan el rumbo. Los adultos también aprendemos nuevas cosas sobre la infancia y la juventud. Son las dos vías”, agrega.
El poeta, novelista y cuentista explica que la industria editorial de esta oferta es muy viva y está en innovación constante. “Tiene que ver con los niños y los jóvenes que se van transformando. Ellos tienen un deseo grande de ser parte del mundo, de entenderlo y afrontarlo; nos llevan hacia la vida.
"Hay mucha literatura infantil y juvenil que reconoce y celebra a ese ser político que hay en los niños y los jóvenes hablando de nuestro tiempo. Los libros intentan responder a esas nuevas preguntas”, añade.
Quien ha realizado dos residencias con la escritora alemana Cornelia Funke destaca, sobre la temática, que las historias marcan un regreso a la naturaleza, a la ecología y al cambio climático; pero con nuevo matiz: la mirada desde las comunidades originarias.
"La voz directa de las comunidades originarias va creciendo para hablar de su vida cotidiana, del día a día de cualquier niño con herencia ancestral. Aún hay prejuicios. Siguen predominando las infancias blancas del norte global. Pocos editores toman el riesgo de publicar historias que retratan a un niño afrodescendiente o indígena como protagonista. Pero se avanza”, añade.
Indica que otra de las tendencias es la no ficción, que recrea temas como los territorios, los desplazamientos forzados de personas, los refugiados ambientales, las guerras y la violencia.
El autor de El dragón blanco y otros personajes olvidados, quien acaba de regresar de la 61 edición de la Feria Infantil y Juvenil de Bolonia (Italia), la más importante del mundo en su género, cuenta que vio mucho interés en publicar el cómic y la novela gráfica para primera infancia; es decir, para niños de 0 a 6 años. “Se pensaba en ellos sólo para adolescentes y jóvenes. Pero ahora se está consolidando para bebés e infantes”.
Detalla que también el libro álbum y el álbum ilustrado, que se consideraba sólo para niños, está ampliando su público para jóvenes y jóvenes adultos.
El autor de Infinitos y coautor de Canción de protesta, junto con Daniela Rea, dice que la pregunta en esta propuesta es “¿cómo hacer una literatura con la que los niños y los jóvenes se sientan bienvenidos, a pesar de su complejidad y vastedad?”.
Destaca que esta literatura “tiene el desafío mayor de ofrecer un espejo donde se sientan reflejados y continuar acompañando sus preguntas con historias que se preocupen también por la estética, no sólo por el mensaje.
"Creo que se ha retroalimentado una mirada crítica del mundo en que vivimos. Y se deben establecer puentes con los adultos, en los que podamos discutir temas delicados que nos hablen de la fragilidad humana, el terrorismo de Estado, los feminicidios. A niveles distintos, pero los lectores están más informados”, concluye.
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