jueves, 4 de abril de 2024

Pedro J. Fernández: ficción memoriosa de Maximiliano




Por: Juan Carlos Talavera 

Maximiliano de Habsburgo (1832-1867) es un personaje controvertido y uno de los villanos favoritos del panteón nacional, quien encontró refugio en la música de concierto, la mitología, la escritura de poesía, el dibujo, la elaboración de caricaturas, los cuentos de Hans Christian Andersen y los periódicos de su tiempo. Fue un hombre atado al romanticismo que sostuvo numerosas diferencias con su madre y quien eligió viajar a México, para convertirse en emperador.

Ésta es la versión memoriosa del Maximiliano que reconstruye el escritor Pedro J. Fernández (Delaware, 1986) en Maximiliano. Memorias secretas del emperador mexicano, su más reciente libro, apoyado en la historia y los documentos escritos por el propio personaje, pero reconstruida a partir de un hecho ficticio: el supuesto hallazgo de una serie de cuadernillos autobiográficos en Palacio Nacional.

"Lo que van a encontrar en el libro son detalles desconocidos, por ejemplo, su reinado en Lombardía-Venecia, cómo se negoció el matrimonio con Carlota, quien tenía más dinero, así que llevaba la carga legal en Bélgica y decidía muchos aspectos de su matrimonio”, dice en entrevista Pedro J. Fernández, creador de la cuenta @DonPorfirioDiaz en X.

Y agrega: “También se recrea el momento en que les ofrecen la corona de México, cuando Carlota y Maximiliano buscaron el consejo de sus familiares, pero todos les sugirieron no ir, porque se trataba de un país de salvajes en el que los matarían, así que nos da una idea de cómo pensaban las casas reales sobre México”. Al final ambos se inclinan por México para no cambiar la religión que profesaba, pues debía elegir entre aceptar la corona mexicana y la griega.

¿Su libro también profundiza en el viaje que ambos personajes realizaron a México? “Me gustó mucho el recorrido que Carlota y Maximiliano hicieron de Miramar a Veracruz, donde hicieron varias escalas, y se agrega algo sobre lo que se especula mucho, aunque está documentado: la visita que hizo Maximiliano a Brasil después de casarse con Carlota”.

¿Maximiliano es un personaje poco valorado por la historia? “No creo que Maximiliano sea desconocido en México, más bien es un personaje al que hemos romantizado, y un ejemplo se ve en las veces que se le menciona como ‘pobrecito’, porque no sabía a lo que venía y entonces lo fusilaron.

"Sin embargo, él era un personaje culto, inteligente, que leía periódicos y cuando le ofrecieron la corona de México se encerró en su biblioteca a estudiar qué había pasado con nuestro país y por qué había tenido una Guerra de Reforma; él sabía a qué venía, pero no le salió el juego. Así que me gustaría cambiar esa percepción de Maximiliano”, explica.

Por otro lado, asegura que es necesario ver al personaje no sólo desde la mirada de Carlota. “Yo quiero verlo por sí mismo, porque convertirlo en esa figura de una dimensión trágica y romantizada le arrebata quién fue. Claro que existe un conocimiento de Maximiliano, pero necesitamos nuevas formas de contar su historia”.

¿Qué tan reales son las cartas y los poemas de Maximiliano que incluye en su libro? “Algunas cartas que aparecen en el libro sí son reales y se pueden encontrar en biografías o ensayos sobre Maximiliano y Carlota, tanto en México como en Europa”.

Y a esto el autor sumó detalles que encontró en las crónicas de época que escribieron los profesores de Maximiliano y otros personajes de la corte que acompañaron a la pareja imperial en su viaje de Miramar a Veracruz. “Además, el libro de poemas y otros textos de Maximiliano están disponibles en formato digital o en ediciones más antiguas que se pueden conseguir en Europa”.

¿Los poemas son los originales? “Los poemas que aparecen en el libro están tal cual en los originales, aunque se hizo una traducción”.

¿Cómo definiría su poesía? “Maximiliano fue un hombre muy romántico a quien le interesó la mitología. Él siempre estuvo rodeado de letras y aunque se preocupaba por la parte legal del imperio, de lo que tuviera que ver con derechos humanos, derechos laborales, la distribución política del imperio, también le interesó la parte estética, la belleza, el arte y la literatura. Recordemos que él quería que México tuviera una estética mucho más parecida a la de las ciudades europeas que él conocía, pero no le dio tiempo de hacer todo eso”, concluye.

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