lunes, 20 de mayo de 2024

Elizabeth Horan publica primer tomo de la biografía crítica de Gabriela Mistral




Por: Virginia Bautista

Mistral es la primera gran poeta latinoamericana, la mayor del siglo XX; y también la primera que se presenta como mestiza”, comenta la académica estadunidense Elizabeth Horan.

Considerada una de las mayores especialistas en la poeta chilena Gabriela Mistral (1889-1957), Premio Nobel de Literatura 1945, la investigadora acaba de publicar Mistral, una vida (Lumen), el primer tomo de una biografía crítica de la poeta y diplomática, que abarcará tres volúmenes.

En entrevista con  Excélsior, la docente de la Universidad de Arizona destaca que ésta es la primera biografía que aborda la homosexualidad de la también ensayista.

Ella no se asumía como lesbiana, porque esta palabra no existía en la prensa chilena de aquel tiempo. Simplemente buscaba su felicidad. Vivió su sexualidad con libertad, pero siempre de manera discreta, pues sabía que la sociedad era conservadora y ella era maestra en escuelas para niñas”, explica

Quise mostrar la fuerte amistad que mantenía con hombres queer. En su poesía y sus cartas queda evidente que maneja un código especial, al que aludían los homosexuales.

Ella usa el nombre del escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, quien escribió cuentos de lesbianas, para identificar las preferencias de sus destinatarios, por ejemplo”, detalla.

Agrega que, en varias ocasiones, Mistral admite que es hipócrita, pero no dice por qué. “Ella sabe que sus cartas pueden ser intervenidas, que cualquier rumor la deja sin su trabajo, pues el control de la educación en Chile estaba entre la Iglesia y el Estado”.

Este primer tomo narra la infancia de Mistral en plena pobreza, su niñez en Elqui, sus años como profesora en distintas ciudades de Chile, sus vínculos con Argentina, su relación íntima con Laura Rodig y su temprano contacto con el poeta y futuro Nobel de Literatura, Pablo Neruda; hasta el momento en que abandona Chile, en 1922, con rumbo a México, añade.

Son los primeros 33 años de su vida. Me concentré en lo que podemos ver en sus cartas, en los textos que ella escribió. Quise conocer cuáles fueron sus propias palabras y cómo fue su entorno”.

Horan destaca que el valor de la palabra escrita y oral era fundamental para ella. “Tenía una gran capacidad para narrar cuentos, una imaginación increíble. Empezó a publicar  a los 15 años y era muy prolífica”.

Agrega que la docencia fue el camino que llevó a Mistral a la poesía. “En Chile había un auge de expansión de las escuelas y necesitaban gente. Ella no tuvo ningún certificado, ni siquiera el de primaria; sin embargo, entró como ayudante y, luego, sus publicaciones le ayudaron a encontrar trabajo”.

Dice que estaba consciente de su inteligencia. “Tenía confianza en sí misma, aunque no en la sociedad. Podía ver lo que las personas no sabían de sí mismas, sus deseos. Su voluntad era de hierro”.

La estudiosa considera que Mistral siempre estaba buscando una manera de seguir adelante y la encontró en la poesía. “Escribió prosa porque se la pagaban. Esos ingresos le permitían ser generosa con sus amigos. Por eso, siempre ellos la apoyaron también”.

Narra que sabía hacer relaciones públicas. “Demuestro en el primer tomo que ella cultivó la invitación que le hizo José Vasconcelos para venir a México. No es que él fuera el príncipe azul que la escogiera. Ella mantenía relaciones importantes con diplomáticos mexicanos, como Amado Nervo.

Se veía, desde 1916, que ambicionaba entrar a la diplomacia. No había ninguna mujer en aquel tiempo en este ámbito. Fue una visionaria”, admite.

Por esto, las cartas fueron una herramienta vital para la poeta. Horan refiere que, tan sólo la Biblioteca Nacional de Chile, custodia unos 40 mil textos, entre manuscritos y cartas recibidas.

He andado por el mundo buscando los archivos y las ediciones que se hayan publicado. Creo que son más de mil cartas. Ella podía escribir en promedio 20 misivas a la semana”, narra.

Detalla que, en México, Gabriela Mistral mantenía correspondencia con Alfonso Reyes, quien fue su mentor en la diplomacia, con Amado Nervo, Carlos Pellicer, Genaro Estrada, José Vasconcelos, Enrique González Martínez, Alfonso Caso y Jaime Torres Bodet, entre muchos otros.

De hecho, adelanta, el segundo tomo está dedicado a los años de Gabriela Mistral en México. “Desde 1922, cuando llega a Veracruz y Palma Guillén está esperándola, hasta que se va en 1940.  Y luego regresó en 1948 y vivió dos años en Xalapa, Veracruz.

México le dio alas. Aquí es donde se convierte realmente en una poeta latinoamericana. Pero no se puede entender en lo que se convirtió sin su vida en Chile, que fue muy distinta a la que llevó en otros países”, expresa.

Afirma que lleva un avance del 50 por ciento en el segundo tomo. Aquí contará, además, la estancia de la poeta en Francia y su salida a Brasil, previo al estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Es un periodo crucial. Narro su relación con Palma Guillén, la decisión de ambas de convertirse en madres del joven Yin Yin –Juan Miguel Godoy– y la convivencia entre los tres”.

Y el tercer volumen, adelanta la académica, se enfocará en el legado de la escritora, el suicidio de Yin Yin en Brasil en 1943; y sus estancias en California (Estados Unidos), México, Italia y Nueva York.

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