Por: Virginia Bautista
La escritora Elena Garro (1916-1998) contaba que, de niña, le apasionaba el revés de las cosas, que exploraba el envés de los bordados y debajo de los muebles, y que aprendió a leer pero de derecha a izquierda.
Éstas son algunas de las “minucias”, “esos detalles que pasan desapercibidos cuando escribes un libro más panorámico”, que la narradora Jazmina Barrera (1988) detalla en La reina de espadas (Lumen), su retrato personal de la novelista, cuentista y dramaturga considerada uno de los pilares de las letras mexicanas del siglo XX.
"Quería arrojar luz sobre su persona y su obra; incluyendo estas viñetas que hablan de pequeñas cosas: de su relación con los gatos, con el cigarro, con el dinero, ciertas frases que se repiten en sus libros y juegos que hacía en su escritura, notas de sus libretas y de sus diarios”, afirma Barrera en entrevista.
Para mostrar una Elena humana y, por lo tanto, falible, Barrera hila con rigor y sentido del humor fragmentos de sus obras, diarios, cartas, entrevistas, citas de documentales, algunas carpetas de los Elena Garro Papers, del archivo que custodia la Universidad de Princeton; y hasta con sesiones de tarot, I Ching y astrología y cadáveres exquisitos.
"Me gustaba esa idea miscelánea para hablar de una escritora tan multifacética como Garro, que escribió en varios géneros y no se limitó en la experimentación. Jugó con el surrealismo, el realismo, la literatura fantástica, la narrativa, el ensayo, la memoria, la autobiografía. Quería hacer un homenaje a su libertad”, comenta.
Para quien estudió la maestría en Escritura Creativa en español en la New York University, la autora de Un hogar sólido (1958), Los recuerdos del porvenir (1963) y La semana de colores (1964) era muchas Elena Garro.
Fue diferente para cada persona con la que convivió, en cada momento. Fue una mujer que vivió todo el siglo XX, de muchos cambios ideológicos, y su vida está atravesada por diversos momentos históricos que la marcaron.
Viene con muchos valores conservadores, estereotipos y roles de géneros específicos. Vivió en varios países y se transformó muchas veces. Ese universo tan basto puede mirarse de manera distinta por cada persona que quiera acercarse a ella”, agrega.
La autora de Cuerpo extraño, Cuaderno de faros, Línea nigra, Los nombres de los animales y Punto de cruz considera que aún hay muchos misterios alrededor de la vida de Garro, quien fue durante 20 años esposa del poeta Octavio Paz, con quien tuvo a su hija Helena.
Todavía no tenemos acceso al Archivo de Paz. Ahí es posible que estén las cartas que Elena le escribió. Serían piezas vitales para entender el rompecabezas de su vida. Y siguen saliendo testimonios de personas que la conocieron”, dice.
Barrera define a Garro como una mujer valiente e imprudente. “Las dos cosas al mismo tiempo. Pienso en eso sobre todo cuando defendía a los campesinos de Aguatepec (Morelos), a quienes les quitaron las tierras y ella los acompañó a todas las instancias para que se las devolvieran.
"Era una mujer extrovertida, muy vocal, decía lo que pensaba. Para la época, esto era inusual. Eso le trajo problemas. Siempre desafió las normas de género”, agrega.
Destaca la relación de Garro con sus gatos. “Son historias extrañas, porque la acompañaban en sus viajes, incluso en barco, y los tenía que esconder porque no podían estar en los hoteles. Cuando se exilió, le mandó sus gatos por correo a Adolfo Bioy Casares, que vivía en Argentina.
Terminó sus días con una decena de gatos. Son personajes importantes en su obra; como en Andamos huyendo Lola, en la que hay pasajes que se cuentan desde la mirada de los gatos”, señala.
Y confiesa que fue emocionante encontrarse con el archivo de Garro en Princeton. “Hay documentos, cartas, manuscritos, libretas, diarios. Estos papeles estuvieron en contacto con ella y todavía guardan las huellas de su vida material, sus garabatos, trazos, su caligrafía, el olor a la orina de los gatos. Todo eso me hablaba de su estado de ánimo, de su dedicación”.
Barrera desea presentar a los jóvenes a Elena Garro no como víctima, sino como una mujer de “personalidad camaleónica”, sin juzgarla.
ALGUNOS NÚMEROS DE ELENA
86 casas
20 años casada con Octavio Paz
1 hija
3 tulipanes amarillos
91 cartas
13 telegramas
3 tarjetas postales de Bioy Casares
6 baúles
20 años en el exilio
17 libros
30 gatos
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