Por: Roberto A. Valenciano Capín
No solo basto el desprendimiento de una cuerda que sin más hacer de péndulo y crear ese trazo infalible de transformación, vulnerabilidad de sus actuantes en la pieza coreográfica "Desquamation" del colectivo internacional de jóvenes bailarines, bajo la dirección artística del bailarín potosino Fernando Domínguez que se presentó en el teatro Rául Gamboa del IPBA.
Un trabajo escénico que se destilo en dos actos, en donde se pudo apreciar un corpo tripartito de bailarines que mostraron un lenguaje corporal interesante, un tanto propositivo y bajo un excelso trabajo de movimiento-improvisación.
Un discurso que detenta a los integrantes ha experimentar un cambio radical basada en distintas imágenes de descamación, en donde más bien lo expuesto fue desmondarlas bajo esa constante y la falta de sutileza de hacerlo entorno a las varias capas de su integridad y ante el hecho mismo de la invariable conexión con la otredad, de esta forma, se percibe que logra muy forzadamente esa conexión de sensaciones y sensibilidad para poder concretarse esta transformaciones tanto individuales como colectivas, asistidas o no ante la perenne lentitud del hecho mismo o en momentos circunstanciales, extrañando ese proceso caótico como se esperaba que sea, para más bien ser testigo de un controlado proceso de descamación.
Una propuesta que aun así despliega en momentos una narrativa que expone ciertos énfasis poéticos en cuanto a cómo cambia el entorno, cómo cambia la fauna urbana y cómo cambia cada ser humano entorno a ella, aunque siempre en una entredicha evolución, transformación, donde la piel quema, como una de las mejor sustentada metáfora de que el cambio no es gratuito.
De esta manera, el potosino Fernando Domínguez vuelve a su tierra de orígen y dedica esta obra a una de sus promotoras e incansable maestra de este arte tepsicoriano, Lila López; para mostrar a su gente, amigos y comunidad danzaria potosina el trabajo con que culminó la Licenciatura como bailarín ejecutante de danza contemporánea en la ciudad de Rotterdam, Holanda, en una de las más prestigiadas escuelas de danza contemporánea y considerada líder en la formación de bailarines en el continente europeo.
Un colectivo Internacional de Jóvenes Bailarines, que promueve la ambición y exposición de una danza técnica, influenciada principalmente por la diversidad cultural de sus integrantes-Bélgica, Holanda y México- y la individualidad de cada uno de ellos, que producen un espectáculo multidisciplinario, en el cual la danza moderna contemporánea es fusionada mediante imágenes teatrales, distintas formas de improvisación y artes marciales, entre otros recursos y estilos.
Esta conformado este colectivo por: Quentin Dehave, Ilse Orozco, quien por cierto formará parte del corpo de bailarines de la Compañía de Danza de Tel Aviv en Israel y Fernando Domínguez.
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