Más que placer sexual es posible que los vibradores ofrezcan otra tipo de beneficios a sus usuarias, ya que según varios especialistas, los juguetes eróticos ayudan a mejorar la salud reproductiva y pélvica de las mujeres.
Existe en la actualidad una gran variedad de juguetes eróticos para todos los gustos y necesidades. Sin embargo, entre los más conocidos y preferidos en el mercado, se encuentran los vibradores, y en ellos podría encontrarse la solución a las molestias provocadas por la menopausia.
De acuerdo con Francisca Molero, directora del Instituto de Sexología de Barcelona, estos complementos sexuales lúdicos propios de tiendas especializadas han contribuido a la “desgenitalización” en las relaciones sexuales, ya que se utilizan no sólo como estimuladores genitales, sino para erotizar y dar placer a todo el cuerpo.
No obstante, es posible que los vibradores ofrezcan otra cosa más que placer sexual y contribuyan también a la salud de las mujeres, publicó el sitio Sexualidad 180.
Uno de los problemas más recurrentes en la menopausia es la resequedad vaginal, por lo que la intervención de estos aparatos en la vida íntima de una mujer puede resolver este síntoma que genera irritación y, sobre todo, molestias para quien la padece.
Por su parte, la menopausia es un cambio significativo en la vida física de una mujer. La falta de estrógeno en el cuerpo disminuye el flujo sanguíneo en la región pélvica, lo que produce resequedad.
Para Mary Jane Minkin, profesora clínica de obstetricia y ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, esto se puede solucionar con el uso de vibradores.
De esta manera, el empleo de vibradores se convierte en una solución, ya que estimulan el flujo de sangre a esa zona del cuerpo femenino, lo que aumenta la humedad vaginal, así como la respuesta sexual.
El primer vibrador de baterías fue inventado en la década de 1880 por el médico británico Joseph Mortimer Granville, quien es considerado el padre de este tipo de aparatos gracias a su innovación.
En aquella época, la meta era usarlo en el consultorio médico como una herramienta terapéutica para combatir lo que en la época victoriana era conocido como histeria femenina, llegándose a popularizar a tal grado que a finales del siglo XIX, los “tratamientos” con vibradores eran uno de los servicios más populares ofrecidos en los balnearios de lujo en Europa y Estados Unidos.
Casi un siglo después, en la década de los 70, la sexóloga estadounidense Betty Dodson empezó a utilizar vibradores en sus talleres de salud sexual femenina y en 1986 tuvo otro impulso cuando en medio de la crisis del sida, el Cirujano General de EU C. Everett Koop lo incluyó en una lista de prácticas de sexo seguro.
Ahora se sabe que los vibradores ayudan a mejorar la salud reproductiva y pélvica, ya que estimulan el flujo de sangre a esta zona del cuerpo de la mujer, lo que posteriormente también aumenta la humedad vaginal y la respuesta sexual.
El empleo frecuente de vibrador resulta útil para otro tipo de síntomas provocados por la menopausia, ya que además de prevenir problemas como la resequedad femenina, también evita la atrofia vaginal.
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