martes, 7 de enero de 2014

Letras, más allá del discurso zapatista.

 
Por: Yanet Aguilar Sosa
 
En polémicos artículos de Octavio Paz, en 1994 y en 1996, publicados en la revista Vuelta; en el capítulo con el que Sergio Pitol cierra El arte de la fuga; en varios textos inteligentes y mordaces de Carlos Monsiváis, alguno de ellos incluido en su libro Los rituales del caos; en relatos de Vicente Leñero contenidos en Gente así y Más Gente así (historias nacidas de la mítica entrevista de febrero de 1994 con el líder visible del movimiento), en todos estos ensayos, artículos de opinión, crónicas y cuentos están el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), Chiapas y el subcomandante Marcos. 
 
Tres crónicas de Juan Villoro -recientemente recuperadas en su libro Espejo retrovisor - que tienen como motor el EZLN: “Los convidados de agosto” de 1995; “Un mundo (muy) raro. Los zapatistas marchan” de 2005; y “Mi padre, el cartaginés” de 2010; y el retrato realizado por el novelista, ensayista, crítico de arte, poeta, guionista de cine y de televisión inglés, John Berger sobre su visita al líder de los zapatistas, el subcomandante Marcos, en la Selva Lacandona, son parte de las obras narrativas en las que se ha plasmado la realidad mexicana, la miseria de los pueblos indígenas y la lucha del EZLN, desde 1994. 
 
A 20 años del levantamiento zapatista en Chiapas, repasamos la ficción y la no ficción que generó ese movimiento indígena; desde los textos del subcomandante Marcos, los intercambios epistolares que éste ha sostenido con escritores e intelectuales de México y el mundo como José Saramago, Manuel Vázquez Montalbán, Carlos Monsiváis, Luis Villoro, e incluso con el cantautor Joaquín Sabina; sin olvidar los acercamientos de Pedro Lemebel y Guiomar Rovira.
Incluso entre las novelas, poemarios y libros de relatos, que son pocos, tal como señala el investigador de la Universidad de Oslo, Juan Pellicer: “son relativamente pocos los escritores y poetas que se han referido al EZLN en su creación literaria”, destacan algunos: Muertos incómodos escrita a cuatro manos por el subcomandante Marcos y el escritor Paco Ignacio Taibo II; A paso de hierba: Poemas sobre Chiapas de Juan Bañuelos; Ocosingo: Diario de guerra, poemario de Efraín Bartolomé y “Viene de lejos”, un único poema de Eraclio Zepeda; así como Turistas del ideal del español Ignacio Vidal-Folch; materiales que en su mayoría ensalzan la lucha zapatista y otros que la ridiculizan, como es el caso de Vidal-Folch. 
 
Kristine Vanden Berghe, investigadora de la Universidad de Lieja, en Bélgica y coordinadora junto con Anne Huffschmid y Robin Lefere, del libro El EZLN y sus intérpretes. Resonancias del zapatismo en la academia y en la literatura, publicado por la Universidad de la Ciudad de México, que se ha convertido en una referencia sobre el impacto del zapatismo en las letras y la academia, asegura que desde el principio del movimiento se editaron libros en España que recogieron los comunicados de EZLN, además de libros escritos por Marcos, así como una serie de artículos que vieron la luz en el diario El País. 
 
En las páginas de ese diario, cita la investigadora, lo mismo hubo artículos de opinión a favor del zapatismo y del subcomandante Marcos de Eduardo Galeano, Régis Debray, Carlos Fuentes y Manuel Vázquez Montalbán, que materiales en contra de gente como Carlos Rodríguez Braun, Mario Vargas Llosa y José Luis Pitarch. 
 
Desde la ficción nacieron obras buenas y malas de autores como Edgardo Bermejo Mora con Marcos’ Fashion, Jordi Sierra i Fabra con Un hombre con un tenedor en una tierra de sopas, ; además de dos libros de Carlos Ímaz y uno más de Jaime Avilés. 
 
El zapatismo, mirada desde la academia
 
Kristine Vanden Berghe, asegura que tanto en la escena latinoamericana como en la latinoamericanista, la rebelión de Chiapas provocó la reaparición de actitudes, respuestas y acciones. “Reapareció la figura del ‘compañero de ruta’, reapareció una nueva destinación latinoamericana para los llamados ‘turistas revolucionarios’, y volvieron a tomar posición intelectuales como Régis Debray y Carlos Fuentes… sin embargo este ‘reencantamiento del mundo’, como lo llamó en algún momento Yvon Le Bot -uno de los grandes pensadores que abordaron el zapatismo-, y que ‘encantó’ sobre todo al mundo intelectual, artístico y académico, no fue unánime pues también se activaron fobias y esperanzas perdidas, actitudes de revisión crítica y de resentimiento histórico”, señala en su ensayo “Miradas que se cruzan desde España. El entusiasmo de Manuel Vázquez Montalbán y la crítica de Ignacio Vidal-Folch”. 
 
La aparición de los zapatistas, sus discursos y sus principios generaron alianzas y debates en grupos intelectuales tanto en revistas, periódicos, libros y por supuesto las instituciones académicas dentro y fuera de México. Mario Vargas llosa fue un crítico implacable desde España; como en México lo fueron, con una postura menos radical Octavio Paz y Enrique Krauze quienes concedían algunos méritos a los zapatistas. 
 
Así surgieron al menos dos artículos de Paz: “Chiapas, ¿nudo ciego o tabla de salvación?” de 1994, y “La vegetación de la Selva Lacandona” de 1996; o las reflexiones de Juan Pellicer en “La gravedad y la gracia, el discurso del subcomandante Marcos” y “De la Mancha a la Lacandona. Provocación y generación de interminables lecturas”. 
 
Kristine Vanden Berghe se ha abocado a la literatura mexicana y al zapatismo, como líneas fundamentales de investigación, así ha escrito varios libros y ensayos como Los “sin voz” y los intelectuales en México en Latinoamérica y Narrativa de la rebelión zapatista. Los relatos del Subcomandante Marcos; y desde luego los materiales escritos por el sociólogo francés Yvon Le Bot, Subcomandante Marcos. El sueño zapatista. 
 
En estas dos décadas, sobre todo en los primeros años, fueron emblemáticos otros libros, entre ellos el ensayo de Manuel Vázquez Montealbán Marcos: el señor de los espejos, cuya primera edición fue de 1999 y que generó episodios polémicos en España con Ignacio Vidal-Folch, quien en su libro Turistas del ideal hizo una sátira que incluyó el epistolario, también editado en España, de A vuelta de correo, en el que Joaquín Sabina recoge su correspondencia con varias personalidades, entre otros Marcos. 
 
Destaca en México también Mujeres, indígenas, rebeldes, zapatistas de Sylvia Marcos, y un par de libros de Bruno Baronet : Autonomía y educación indígena. Las escuelas zapatistas de la Selva Lacandona de Chiapas, México de 2005, y Luchas “muy otras”. Zapatismo y autonomía en las comunidades indígenas de Chiapas, de 2011, publicado en la Ciudad de México por la UAM-Xochimilco, el CIESAS y la UNACH. 
 
A lo largo de los años han surgido libros que hablan del impacto del zapatismo en el mundo musical como el de Benjamín Anaya, titulado Rebel Soundtrack – Zapatista Music o Neozapatismo y Rock Mexicano; también aquellos como EZLN, Documentos y Comunicados, que reúne los textos surgidos al interior del propio Ejército Zapatista de Liberación Nacional. 
 
Porque no sólo la literatura, la academia y los intelectuales han sido tocados por el zapatismo, también lo fueron otros artistas como Manu Chao quien incluyó fragmentos de los discursos de Marcos en su canción Radio Bemba Sound System. Tuvieron lugar visitas de varios intelectuales y artistas a Chiapas, fue el caso del Premio Nobel de Literatura 1998, José Saramago, quien además sostuvo una amplia correspondencia con el subcomandante, y el cineasta Oliver Stone quien, junto con el actor Edward James Olmos, fue a Chiapas, e incluso se especuló que podía nacer una película sobre Marcos. 
 
Lo anterior, sin olvidar los análisis a los discursos de Marcos ni las múltiples entrevistas que ha concedido a periodistas como André Aubry, Antonio Garda de León, Juan Pedro Viqueira, Vicente Leñero y Julio Scherer García.

No hay comentarios:

Publicar un comentario