domingo, 8 de junio de 2014

Colegio Nacional de Danza Contemporánea, formando bailarines por 43 años

 
 
Colegio Nacional de Danza Contemporánea, formando bailarines por 43 años. Foto. Jesús López -
 
Por: Carlos Ajís
 
El Colegio Nacional de Danza Contemporánea es el resultado de un aspecto del desarrollo cultural que se vivió en México en la primera mitad del siglo pasado. Fue precisamente en 1948, cuando la maestra e ícono de la danza en nuestro país, Guillermina Bravo, fundó, en la Ciudad de México, la Compañía Nacional de Ballet de México.  Cuarenta y tres años después, una de las primeras instituciones educativas encargada de egresar a bailarines y coreógrafos a nivel profesional con gran prestigio nacional e internacional, se mudaría a la ciudad de Querétaro.
 
“La maestra Guillermina Bravo está en la raíz de la danza mexicana, en la raíz de la cultura posrevolucionaria, colaborando con grandes artistas de todo tipo”, comentó Fernando Corzantes, actual secretario académico del Colegio Nacional de Danza Contemporánea, que habló sobre la propuesta que le surge, a finales de los ochenta, de formar en provincia, en tiempos de políticas de descentralización de la cultura a otras entidades de la república, “este gran centro de la danza contemporánea en nuestro país, que fue un proyecto muy ambicioso y de los mejor logrados en la historia del arte y la cultura de México”.

Profesionalizando la danza en México

El colegio es una de las primeras instituciones que formalizan los estudios a nivel bachillerato y licenciatura de la danza contemporánea en México, como explica Corzantes, y menciona que el centro lleva veintitrés años de educación, difusión y promoción, así como la producción, formación e investigación en esta expresión artística.
 
“El Colegio Nacional de Danza Contemporánea tiene un perfil educativo muy bien definido que está marcado por el alto nivel de sus profesores y el alto rendimiento que logran los alumnos egresados de nuestra institución. Éste también se centra en la disciplina formativa que reciben los jóvenes a quienes aceptamos, desde aproximadamente los quince años, jóvenes que van día a día generando un trabajo manifestado en la formación de un cuerpo y una personalidad del futuro profesional de la danza contemporánea”, amplio.
 
Del mismo modo, quien desempeñara la misma función en la Escuela Nacional de Laudería comentaba que, después de siete años “de mayor rigor y especialización de los profesores en la formación de la herramienta de trabajo que es el cuerpo del bailarín”, éste obtiene un “conocimiento pleno desde un nivel teórico, de anatomía, fisiología, y nutrición, hasta el conocimiento técnico, esquelético y muscular que deben llevar para estar al más alto nivel y responder a las exigencias del coreógrafo y de la vida profesional en la danza”.
 
Fernando Corzantes subrayó que los profesores están en constante ejercitamiento y capacitación y que la institución ha sido “un semillero de gente novedosa y revolucionaria de la danza contemporánea en todo el país”, “en diversas facetas del egreso, desde trabajar como intérprete-bailarín, formar e integrar compañías de danza, o aventurarse a la empresa de educación y formación en danza”, y menciona a Alejandro Chávez, Bárbara Alvarado y  a Desiderio Sánchez entre los egresados que han dado renombre al colegio.
 
El Centro Nacional (de Danza Contemporánea) “es una visión que encabeza la Maestra Bravo acompañada del apoyo de las instituciones federales de cultura”, en referencia al recientemente creado Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), “y del Estado de Querétaro, que tenía el interés de nutrir el germen cultural”, que no solamente incluía a dicho centro, sino a la Orquesta Filarmónica Estatal o la Escuela Nacional de Laudería.
 
El método que se utiliza en la institución es la “técnica Graham”, adoptada y traída por la maestra Guillermina Bravo, primera mujer en recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes (1979), cuando fue a Nueva York .
 

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