miércoles, 30 de julio de 2014

México devolverá mural de Tamayo a la ONU

 
Por: Leticia Sánchez Medel
 
El mural Fraternidad, de Rufino Tamayo (Tlaxiaco, Oaxaca, 1899-Ciudad de México, 1991), que se exhibe actualmente en el Congreso de Durango, regresará a la Ciudad de México en diciembre de este año, con el fin de ser transportado a su sede original en el edificio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, en marzo de 2015.
 
De acuerdo con las autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y el Congreso de Durango están realizando los trámites necesarios para que ese mural retorne a Estados Unidos, luego de que fuera restaurado por expertos del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam).
 
Esta imponente obra la realizó el pintor mexicano en 1968 por encargo de la entonces Secretaría de Industria y Comercio, para que ornamentara el Pabellón de México en la exposición de comercio Hemisfar, organizada en San Antonio, Texas, dice a MILENIO Juan Carlos Pereda, el máximo conocedor de la obra de Tamayo.
 
El especialista recuerda que "en 1971, luego de que el entonces presidente, Luis Echeverría Álvarez, visitara la ONU, pensó que sería una buena idea mostrar la riqueza del arte mexicano, y qué mejor que la obra de Rufino Tamayo, que en esos momentos se encontraba embodegada".
 
El artista, junto con el gobierno de México, donó en 1972 este mural que se ubicó en el vestíbulo de la ONU, donde por años dialogó con la escultura de Poseidón, obsequiada por el gobierno de Grecia, instalada en el recinto desde el inicio de su construcción.
Pereda precisa que la obra monumental, que forma parte de la colección de la ONU, es un óleo con acrílico sobre una tela muy gruesa de cáñamo, tejida por los artesanos de Texcoco, por encargo del propio Tamayo.
 
Vuelta a México
 
Mientras Fraternidad estuvo montada, desde 1972, en el edificio sede de la ONU en Nueva York, tuvo algunas afectaciones debido a que la pared donde se exhibía era utilizada como área de tránsito continuo; ese lugar después se convirtió en zona de exposiciones temporales, por lo que, dependiendo de las necesidades museográficas, se disponía de mamparas que algunas veces obstaculizaban la vista de la obra.
 
Hubo algunas voces que denunciaban el estado de conservación del mural, así que a finales del año 2009 y a partir de los trabajos de remodelación que se iniciaron en la sede de la ONU, la SRE solicitó el apoyo del INBA para realizar el traslado temporal a México y proceder a su restauración.
 
Los especialistas del INBA dictaminaron que la obra se encontraba estable, aunque muy sucia debido al polvo ambiental que se acumuló, particularmente en la zona inferior. Además se localizaron residuos y marcas por el contacto que tenía con quienes visitaban el edificio.
 
Para retirar la obra de su bastidor se usó el mismo método ideado por el artista: se construyó una base giratoria con ruedas, para lograr enrollar la obra en un tubo especial, el cual se embaló para su traslado a México.
 
Fraternidad, obra que mide 4.05 m de ancho por 9.05 m de largo, llegó a México por valija diplomática, directamente a las instalaciones del Cencropam, donde se inició la restauración que se prolongó por tres meses durante 2010. Las acciones emprendidas consistieron en limpieza, eliminación de deformaciones, resanes y reintegración cromática.
 
Una vez que la obra estuvo totalmente restaurada, se montó sobre un bastidor modular de aluminio especialmente construido para que esta obra se pudiera exhibir en las instalaciones del Congreso de Durango.
Estas acciones permitieron que esta pieza fuera mostrada en México por primera vez. Esto fue posible gracias a la aportación económica que realizó el Congreso de Durango, la SRE, el INBA, el Cencropam y la Fundación Tamayo.
 
Junto a Marc Chagall
 
El mural Fraternidad, de Rufino Tamayo, tiene una temática adecuada para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tanto que pareciera que fue hecho ex profeso para ese lugar, porque representa la fraternidad y la comunión de la raza humana, explica Juan Carlos Pereda.
 
"En la obra, Tamayo presenta a un grupo de personajes entrelazados por la espalda rodeando una hoguera, que significa la fuerza del progreso, la industria y el ingenio del hombre, en su forma más elemental. Los individuos no tienen rostro porque representan a la raza humana. Al lado derecho aparece la silueta de un edificio moderno, y del otro lado la de una pirámide para simbolizar lo antiguo y lo contemporáneo, considerando que el tema de la obra es el progreso", refiere.
 
El mural volverá a exhibirse en marzo de 2015 junto a los vitrales del pintor francés Marc Chagall, que forman parte del acervo artístico de la ONU en Nueva York.
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