jueves, 18 de septiembre de 2014

Museo Federico Silva invitan a la exposición por su XI Aniversario: "Alberto Vargas. Levedad y Solidez. La Mesura de la Forma

 
El Gobierno del Estado de San Luis Potosí a través de la Secretaría de Cultura y el Museo Federico Silva invitan a la apertura de la exposición que se llevará a cabo por el XI Aniversario: "Alberto Vargas. Levedad y Solidez. La Mesura de la Forma". Viernes 19 de Septiembre 20:30 Horas. Entrada Libre.
 
Jardínes de enigmáticas esculturas
Por Guillermo Sepúlveda
“...le pedí a mi hijo Alberto me hiciera un jardín, pero lo que hizo fue un paraíso”.
–Héctor Vargas
Recordando las palabras del querido y admirado amigo Luis Barragán: "Guillermo, un jardín, debe tener magia, misterio, encantamiento, murmullos, fuentes o estanques... hay que dejarlo crecer de forma natural para que sus diferentes verdes creen universos, sensaciones de lo infinito".
 Conozco a Alberto Vargas desde hace muchos años, es también uno de mis grandes amigos, relación que  inició de una manera casual, los dos en un determinado tiempo buscábamos en los viveros de Monterrey palmas datileras de más de 10 años de edad, el personal de los viveros creía que éramos socios o buscábamos obsesivamente las palmeras para el mismo proyecto. También cuando visitaba el pueblo de Mina Nuevo León, me impresionaba mucho una biblioteca hecha con una arquitectura singular norestense y contemporánea a la vez, con jardines formados con plantas regionales. Después descubrí en una revista que esta obra fue premiada y que el autor era el mismo Alberto Vargas, el de las palmeras. Le busqué, y me enteré que era arquitecto egresado de la universidad de Texas, escultor, paisajista, y amante de los jardines y de las flores.
Fui testigo de la creación y del proceso de construcción de su casa/torre/taller que le tomó más de 8 años terminar, y de los jardines que circundan la residencia de sus padres en el mismo predio. Todo me parecía insólito. La armonización de los diferentes árboles y arbustos perfectamente integrados al paisaje, y la visión de lo que cada planta iba a ser en su futuro crecimiento. A la par, he presenciado el nacimiento y producción de cada una de sus monolíticas esculturas que con el tiempo se fueron integrando a sus jardines. Frente a esto siempre viene a la memoria el laureado escultor norteamericano David Smith y su colección de esculturas en su propio terreno, y el escritor y paisajista Ferdinand Bac, autor del libro "Enchanted Gardens", que según Luis Barragán me comentó, fue la base de inspiración de sus proyectos donde se conjuntaron tres elementos esenciales: paisaje, arquitectura y jardines. 
Alberto Vargas ha creado en su predio unos jardines encantados donde habitan en diferentes sitios sus enigmáticas y monolíticas esculturas, a veces solas o en grupos. Es un gran placer descubrir su presencia y contemplarlas de cerca y a distancia. Solitarias y silenciosas destacan por sus formas y gran carácter, algunas parecen monumentos funerarios (templos para el espíritu), otras arquetipo de formas sagradas, también hay dinámicas estrellas de plateados reflejos que parecen surgir del suelo buscando su lugar en el universo. Vargas creó un lago estanque artificial con murmurantes caídas de agua donde lotos y plantas acuáticas engalanan con sus flores ciertas temporadas, y diferentes variedades de peces Koi con sus espectaculares colores y lomos nacarados danzan en perpetuo movimiento y ritmos insospechados, donde Vargas habitualmente y en silencio contempla este espectáculo, lección de belleza y armonía.
La obra de Alberto Vargas es de una precisión y ejecución extrema que conmueve sobre todo en estos tiempos en donde rifan todo tipo de manifestaciones efímeras o de mala factura, llegando en la mayoría de los casos a lo banal.
El acero cor-ten con sus óxidos maravillosos, el acero inoxidable con sus reflejos y brillos, los mármoles, granitos, plata y piedras semipreciosas, que en su diversidad conviven como en familia, diversos espacios cada uno integrados al entorno cumplen una función específica provocando en el espectador, gozo, serenidad, sorpresa y asombro.
Cuando sus esculturas habitan espacios interiores o son parte integral de determinada arquitectura, su presencia se transforma. Estos hábitats permiten al espectador una mayor intimidad y cercanía, y al convivir con elementos diversos, su presencia serena y elegante destaca y actúa como la batuta de orquesta que ordena y armoniza los diferentes conjuntos.
Felicidades Alberto por esta magnífica exposición.
Enhorabuena al Museo Federico Silva de San Luis Potosí por su acertado apoyo a la escultura en nuestro país.
Enhorabuena México, País de grandes creadores.
 Guillermo Sepúlveda
Monterrey, México
Agosto, 2014.
 

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