Fotos: Eleno Guzmán Gutiérrez
Por: Roberto A. Valenciano Capín
¿Hasta dónde es propicia esta exposición en cuanto a la vulnerabilidad del ser humano ante la pertinencia misma de esta violencia trascendida a través de la corporalidad?, es lo que se propone en este work in progress de "Facing The Smell of Death (ante el olor de la muerte)" creado por Laura Ríos, Ricardo Rubio, Robert Steijn y Antonio Fuentes, como parte de su residencia de creación que tuvieron en el Centro de las Artes Centenario.
Un work in progress
que se llevó a cabo en el área de teatro de dicho centro. En voz de Robert
Steijn es una investigación sobre la violencia que se vive actualmente, pero
haciendo énfasis en esta exploración "en nosotros mismos, resonando con
toda esta influencia cultural que dejó un sello en bloquear nuestros cuerpos
y que nos mantiene alejados de amarnos sin complicaciones y
en ciertos términos, compartiendo".
Una primera
sensación delata de lo que serás parte. Entras a este amplio espacio y sin
más tu primer contacto visual y de sensaciones es encontrarte con dos
cuerpos desnudos encimados y a los costados de ellos dos cuchillos. En
contraparte dos sillas en donde son observados.
El cual da esta
lectura inmediata de verla como esta galería entre cuerpos muertos y
cuerpos con deseo, de la ausencia a la presencia de estar, de decirse
que aun así tuvieron un nombre, una vida y una presencia.
Para ser contrarrestado por esta parte de la ignominia que ha tendido sin cortapisas la violencia, como es la demostración de este lado humano, el sentimiento nato y pleno como son las diferentes formas de besarse, de sentirse y de esta manera coadyuvarse en esta sensación de estar.
"Del beso a
la forma, de la forma al beso, del silencio a la presencia, de la ausencia a la
belleza del... silencio" como lo comentara puntualmente Laura Ríos.
O simplemente, tomar uno de ellos con este armoniosa
celeridad estos cuchillos y dejarlos trazar su destino manifiesto en uno de los
cuerpos, a partir de ahí trazar estos inefables y truncadas memorias o, simplemente,
dejar sin cortapisas esta docilización del cuerpo. Vulnerabilidad.
Sin más, ser
corrompida desde su misma esencia por este libre fluir del
sublime, interesante y fluido danzar del cuerpo desnudo, sin caer en ninguna vendetta social
o esta contraposición ante esta rostricidad o lógicas impuestas por la
sociedad, para sin más decantarse en un potente baile con los cuchillos.
Un bombardeo de
imágenes potentes, sutiles, conmovedoras como son estas metáforas trazadas a partir de este
cuerpo semidesnudo o no tan desnudo, que nos remonta a esta reflexión sobre
estos cuerpos violentados que ante esta condición nos refleja la
naturalidad y la banalización del drama humano, gracias a esta sólida
estructura creada por la violencia misma.
Hasta esta profanación de cuerpo al ser violentada desde su propia individualidad y transmutarla a través de la irreparables ausencias/disidencia demarcadas por la misma corporalidad personificada por el vestido cotidiano.
Para ser redimidas
momentáneamente por el abrazo solidario de los ahí presentes ante este omnipresente
y latente vulnerabilidad que la rompe momentáneamente, aunque por ahí sigan resonando sutiles voces.
Un work in
progress que sin lugar a dudas incide en cierta manera en esta sustancialidad
del hallazgo del encuentro de tomar conciencia del cuerpo, así como también de la empatía mutua, y en donde el
diálogo de cuatro parece ser esta permanente constelación entorno a estas
aristas de lo que se entiende por violencia, de ahí que sea importante destacar
que la violencia no solamente adquiere sus significados
en los hechos o sucesos que podemos ver, sino más bien, poner
énfasis en ser estos transmisores y configuradores de la misma
estratificación de la violencia no solamente a nivel social, sino bajo esta
puntual óptica de lo intrapersonal.
“La razón por la que ves la muerte como algo horrible se debe a que ahora no estás viviendo". Stan Keleman
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