lunes, 10 de agosto de 2015

-Embajadores de la música. Correspondencia apócrifas entre compositores- de Eusebio Ruvalcaba.




Por: Roberto A. Valenciano Capín

Con dos sendas cartas, una dirigida al estimado y admirado maestro Rodolfo Higinio Ruvalcaba Romano y la otra dirigida al también maestro Eusebio Ruvalcaba, escritas por Luis Fernando Padrón Briones y Salvador García, respectivamente, se unen y a la vez dan pauta para la presentación del libro -Embajadores de la música. Correspondencia  apócrifas entre compositores- de Eusebio Ruvalcaba.
 
La casa Ramón López Velarde fungió como anfitriona para esta presentación de este libro que forma parte de la editorial Ponciano Arriaga.
 
Dio inicio Luis Fernando Padrón Briones con esta bella carta, como ya se había citado anteriormente a quien estaba dirigida, en donde el escriba  apunta " Le escribo  estas breves líneas para platicarle que recibí un grueso paquete de  cartas de parte de  su hijo Eusebio,  misivas que debo pensar que le llevo un buen tiempo  coleccionarlas, pues son de diferentes  tiempos y lugares, lograron cautivarme  de tal forma que las leí de un solo tirón, encontrándome cara  a cara con  los personajes y sus destinarios".
 
Padrón Briones va haciendo esta puntual y sustanciosa relatoría cronológico de cada cartas, entre sus sorpresas se encuentran esta carta de Don Leopoldo Mozart a su hijo, esta curiosa misiva de Niccolo Paganini a su homólogo .
 
Así como esta intimas cartas, "casi una página de diario, en la que Bettina  Brentano le  envía a Beethoven", la carísima carta de Robert Schumman a su dulce Clara, de Ricardo Castro a Federick Chopin, sin hacer dejo de este romanticismo exacerbados suscritos en las cartas de Aurore Dupin (George Sand) a Chopin.
 
Estas curiosas cartas que se entreteje también la admiración, como fue el caso del compositor potosino Julián Carrillo a Giuseppe Verdi, Silvestre Revueltas a Beethoven.
 
"Espero no haberlo distraído  muchos de sus deberes Maestro Higinio para comentarle estas maravillosas cartas  que Eusebio me hizo llegar  y que las he disfrutado de principio a fin.  Su admirador. Luis Fernando".

En su intervención, el ensayista y escritor Salvador García en su carta expreso su afinidad literaria que los une como es Jorge Ibargüengoitia".

Gracias a esta voz "íntima, áspera pero luminosa, la voz que nos permitía  reconciliarnos con el dolor y la miseria que implica estar vivo, la derrota ante la muerte que nos hermana como seres humanos, pero también nos encontramos con una voz que agradece sus instantes de generosidad por la existencia, instantes preñados de eternidad." es como definió al Mtro. Ruvalcaba

"Desde que David Ortiz me entrego su libro -Embajadores de la música: Cartas apócrifas entre compositores-   ha sido muy gratificante el encuentro, cada uno de los textos recrea el nacimiento de un dialogo entre personajes cuyo punto de encuentro es la música. La correspondencia hace apenas unos años fue de circulación gracias a la simple y violenta cultura  tecnológica, nos muestra la admiración del emisor siente por el destinario, las líneas también muestran esta intimidad del espíritu a lo que puede llegar el sonido  armonioso de la música".

"Cartas -apócrifas- entrecomillo el término, porque habría que preguntarnos si toda la literatura es apócrifa, tomando en cuenta que uno de sus primeros objetivos según los clásicos es mostrar la historia como pudo o   pudo haber pasado".

"Es cierto maestro Ruvalcaba, eso es uno de los inconvenientes de la literatura ante la música,  es lo que podría achacársele a su libro es muy poco musical porque no hay música en él, pero es cierto, no lo creo. He leído su libro y he seguido  las melodías que marca se mencionan en sus cartas... Ha logrado pues maestro Ruvalcaba convidarnos un recital a través de la literatura, su libro es música hecha de palabras y palabras que inevitablemente nos llevan a la música; al final de la última línea de su libro maestro Ruvalcaba no hay otra reacción posible más que aplaudir cuando nos ponemos de pie y un gracias por este concierto literario".   

Con su imprescindible humor Eusebio Ruvalcaba comentó. ¿Quién sigue? y dar cuenta que le tocaba. Un silencio que es interrumpido por una voz pausada, contenida en momentos de esta emoción refleja en apretar vigorosamente las manos o esta parte del brazo a sus compañeros de mesa entorno a los comentarios vertidos entorno a su persona y su libro.

De forma inicial, agradeció a todos aquellos que provocaron que fuera editado y publicado su libro: La Secretaría de Cultura, David Ortiz Celestino, responsable de la Editorial Ponciano Arriaga; los otros seres  que estuvieron cerca del libro, así como hizo una mención especial a Anuar Jalife.

Ya sobre el libro dijo: "Yo solamente tengo gestos de agradecimiento porque el libro no vale nada, como no vale nada las líneas que escribo, pero sin embargo, cuando lo vi publicado se me derramaron los ojos de lágrimas, porque yo no creía que había escrito esto y que me desbordaba en mucho mi modesta intención".

Fue enfático al comentar que: " Yo no me considero un escritor, no me considero un autor, al contrario, sobre la profunda huella de los escritores que admiro la acompaña toda la vida, desde luego yo no me admiro a mí mismo, al contrario, como hombre trato de ser sensato y desdeño mi trabajo literario, no lo considero trabajo literario ni intento de que una línea sobreviva a la siguiente ".

De igual manera el Maestro Ruvalcaba invito a compartir este momento de dicha, al aclarar "no por el libro, sino por la música que oigamos con veneración cualquiera de las obras que hay se convocan, llámese la Heroica del maestro Beethoven".

A petición de Celestino leyó en su tiempo el Maestro Ruvalcaba una de las cartas, ésta de Schumann dirigida a Beethoven.

Un Embajadores de la música. Correspondencia apócrifas entre compositores- de Eusebio Ruvalcaba, integrada por 31 cartas apócrifas entre importantes compositores y músicos. Como el mismo autor lo aclara "Las cartas que aparecen en este libro pertenecen al ámbito de esta ficción literaria".

Un libro publicado por la Editorial Ponciano Arriaga.  
  
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario