lunes, 25 de julio de 2016

Rodolfo Ritter, cansado de los hightlights




“Se ha convertido en un veneno que mata la posibilidad del público para conocer algo nuevo. Rodolfo Ritter, pianista mexicano. Foto: Cortesía del artista


Por: Juan Carlos Talavera



“Tocar siempre los mismos highlights de la música clásica como la Novena y la Quinta sinfonías de Beethoven, Las cuatro estaciones de Vivaldi yCarmina Burana de Carl Orff, se ha convertido en un veneno que mata la posibilidad del público para conocer algo nuevo”, dice a Excélsior el pianista Rodolfo Ritter (Ciudad de México, 1977) que el sábado 6 de agosto celebrará sus 25 años de trayectoria con un concierto en el auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart).



“Repetir el mismo repertorio no es una panacea para atraer público a las salas de concierto porque eso aburre a la gente. Así que la responsabilidad recae en los intérpretes, quienes debemos arriesgar, presentar algo nuevo y hacerlo de la mejor manera para causar una conmoción profunda en el oído del público”, asegura el ganador de los concursos de piano Angélica Morales (2003) e International Liszt
Parnassós.



Sobre Emánuel Moór, Ritter adelanta que en noviembre próximo realizará el estreno y grabación de la Segunda Sinfonía y Segundo concierto para piano, en el Teatro de La Paz; y llevará obras de Paul Juon a la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario de la UNAM, el 13 de agosto, y con las Filarmónicas de Chihuahua y de la UNAM.




Y para el repertorio que interpretará en el Cenart, Ritter incluirá obras de Paul Juon como: Minueto núm. 1, Es geht die Sage (La historia continúa) núm. 7, Intermezzo núm. 6, Romantisches Wiegenlied (Canción de cuna romántica) núm. 4, Schlummerlied (Canción de noche) núm. 2 y Wogen (Agitado) núm. 1, e incluirá de Mozart, Rachmaninoff y Chopin, para luego viajar a ciudades como Lausana y Ginebra, detalla el más importante rescatista de compositores mexicanos como Ricardo Castro, Manuel M. Ponce y Julián Carrillo, y de extranjeros como Paul Juon y Moór.



Una riqueza abrumadora

Rodolfo Ritter explica que al hacer el recuento de sus 25 años de carrera ha encontrado una sola convicción: “Mi convicción por la música y por el poder que puede ejercer sobre la sociedad, sobre todo si se trata de buena música. Por eso continuaré con el rescate de música hecha por compositores mexicanos que están olvidados y con muchos conciertos”.




¿En qué momento de su carrera se encuentra? “Consolidando mi convicción por la música mexicana. Por el momento estoy preocupado porque mucha gente cree que soy un intérprete que se avoca exclusivamente al repertorio de música mexicana, aunque en todo este tiempo he tocado la integral de conciertos de Rachmaninoff, de Bartók y Brahms”.



¿Cuál es su piano favorito? “Es difícil nombrar alguno, pero puedo mencionar al CFX de Yamaha, el Fazioli y los Bernstein”.



¿Continuará con su labor como rescatista de música mexicana? “Desde luego. Lo que quiero es que la gente se dé cuenta que tenemos un país con una riqueza cultural abrumadora y de una calidad excepcional. Algunas son obras maestras que, por derecho propio, deberían estar en las salas de concierto y programadas con regularidad”.



Una de esas piezas que debería programarse con regularidad, apunta el pianista, es la Primera Sinfonía de Julián Carrillo, que debería tocarse al menos una vez al año en algunas de las orquestas más importantes del país.



“Con todo y eso empezamos a ver algunos cambios porque algunos directores, como Iván López Reynoso, están más abiertos para que se toque algo de esta música. Esos cambios con el tiempo propiciarán una mirada distinta sobre esta música que ha sido relegada”, apunta.




En el plano internacional, ¿qué destacaría de Paul Juon? “Es un compositor desconocido de padre suizo, que nació en Moscú, contemporáneo de Rachmaninoff. Apodado “el Brahms ruso”, en 1929 recibió el Premio Beethoven. Es un compositor muy ecléctico y su música tiene mucho de la sensación coral de Brahms. Hace poco grabé el primer disco de su obra con Tocata Classics, el cual estará listo para septiembre. En total se calcula que se graben siete u ocho discos de su obra para piano”.




¿Qué momentos entrañables destacaría de su carrera como pianista? “Uno muy importante fue cuando gané el Concurso Angélica Morales (2003), que también significó mi debut con la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN). Otro fue cuando en el Palacio de los Inválidos, la obra de mayor importancia durante el reinado de Luis XIV, en París, donde se encuentra la tumba de Napoleón Bonaparte, un lugar muy importante para los franceses, con un piano fantástico; y en el Konserthuset de Estocolmo”.



¿Qué compositores mexicanos grabará en el futuro? “El proyecto para grabar compositores olvidados es ambicioso. Calculamos que se graben 20 discos, donde consideramos un segundo volumen de Manuel M. Ponce, que incluirá la suite sinfónica Merlín, de la que no se conoce alguna grabación, y la recuperación de Gonzalo Curiel, Arnulfo Miramontes y Alfonso de Elías, entre otros más”.




Muchos de ellos son compositores que estuvieron arropados por Porfirio Díaz, lo cual les causó después muchos problemas, advierte, pero ahora que vemos ese periodo de la historia desde otra perspectiva, los grandes artistas de esa época pueden tener más valor y no ser tan castigados.



La trayectoria de Rodolfo Ritter incluye presentaciones en los foros más importantes de Israel, Austria, Cuba, España y Suiza y en distintos festivales, es solista frecuente de orquestas como la Sinfónica del Estado de México, Sinfónica de Minería, Sinfónica Nacional, Filarmónica de la Ciudad de México, entre otras, y lo han dirigido batutas como la de Enrique Diemecke, José Miramontes Zapata, José Guadalupe Flores, Armando Vargas, Juan Carlos Lomónaco, entre otros.

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