domingo, 1 de abril de 2018

Toda una tradición potosina: Quema de Judas



Por: Roberto A. Valenciano Capín

Por más de dos décadas ha sido la Plaza de Fundadores, el punto de encuentro de la ya tradicional Quema de Judas en esta capital potosina que se conjuga dentro de la celebración religiosa de este sábado de gloria y el profanas.

De esta manera se busca preservar las tradiciones populares, mediante la celebración de concursos y demostraciones de objetos de arte popular y en específico de elaboración y Quema de Judas.

La Quema de Judas es una celebración que combina actividades sagradas y profanas en la cultura popular, como algunos investigadores lo señalan y que si bien se estima que en México aparece en la época colonial, es difícil asumir una fecha como tal. Lo cierto es que ésta tradición con el paso del tiempo ha evolucionado y adquirido diferentes matices, sin embargo, es importante hacer mención que hoy en día muchas regiones del país donde se celebraba esta actividad, han dejado de realizarlo por múltiples factores, motivo por el cual, mantenerla viva adquiere un gran valor e importancia.

En esta edición del 2018, se contó con 35 judas alineados de forma estratégica para lograr que el público asistente pudiera contemplarlos.



Entre esta convergencia entre los judas tradicionales y aquellas fuera de lo tradicional, se tuvo también la presencia de aquellos personajes ilustres para los capitalinos potosinos, como son : Juan del Jarro, El aguador y el penitente que sorprendió tanto a los potosinos como visitantes nacionales como internacionales.

Así como también se tuvo como anfitrión musical al grupo -Corazón Andino-bajo la dirección del Mtro. Jesús Lázaro Gómez de la Casa de Cultura de Santa María del Río, bajo la carismática conducción de  Teresa María.

Entre la expectación y el intermitente siseo de la pólvora que se iba quemando para detonar estas treinta y cinco figuras de cartón, papel mache, carrizo, mucho colorido que satirizan con tal creatividad sus creadores en alusión de las quejas y descontento del pueblo, o de esta forma simbólica que nos recuerda la traición de Judas a Cristo y de esta manera dar por concluida la cuaresma.



Así como poniéndole un poco de este pulsante sincretismo entre la tradición y lo contemporáneo, pero manteniendo vivo esta expresión cultural y por tanto, generar esta relación del espectador con el judas, lo hicieron participe el Colectivo Diablos a través de máscaras y títeres de gran formato de estas gráciles calaveras.


No solo fue la Quema de Judas, sino también el concurso en donde fueron premiados los ganadores de este vigésima quinta edición por Marieta Bracho, directora del Museo de la Máscara, abogo por que "esta tradición no se debe de perderse sino de multiplicarse, debemos de estar orgullosos de nuestras tradiciones y entonces, mientras mas gente participe, tendremos mejores logros".



Siendo los ganadores: -Tiempo de Avaricia- de Manuel Monreal Acosta, ganador del primer lugar, el cual fue recogido por su hija Hilda Monreal, el segundo lugar fue para el trabajo -Algún Día Tendremos Alas- de Víctor Manuel Herrera Amaya y en tercer lugar quedó -Arena México- de Roman Pecina Morín, asi como tambien se entregaron tres menciones honorificas: -El Muro de Trump- de Thelma Viridiana de la Cruz, - Tentación de Algunos, perdición de muchos- de Alejandro Morales Luna y - La Sangre de San Luis- de José Manuel Uresti Zarate. 

Siendo los jurados: Don Pedro Aguilar de Pirotecnia Aguilar, Gabriel Medrano Luna, investigador de la Universidad de Guanajuato y Mauricio Castillo que es experto en Arte Popular. 

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