domingo, 15 de marzo de 2020

Los fotógrafos vivimos de luz Santiago Arau




Por: Juan José Flores Nava

 “¿De qué vivimos los fotógrafos?”, se pregunta Santiago Arau (Ciudad de México, 1980). Y él mismo se responde: “De luz”. Ya sea que se utilice una cámara analógica o una digital, todo es un asunto de luz, insiste este hombre de 40 años que, como artista, intenta compaginar en su labor tras la lente ambos mundos: el de las emulsiones y el de los sensores.

Entrevistado luego de la presentación de su libro de fotografías Territorios, en el Colegio de San Ildefonso (donde también se exhibe de él una exposición con el mismo título), Arau explicó: “Lo digital y lo análogo aparentemente son distintos, pero la técnica y la esencia de la fotografía es la misma en uno y en otro caso”.

Sobre Territorios, su primer libro, resultado de siete años de ir recogiendo imágenes, desde las alturas, a lo largo, ancho y profundo de toda la República Mexicana, Arau afirmó que haber hecho este libro, el cual contiene centenares de imágenes de la naturaleza y de varias ciudades de este país, le deja un crecimiento personal y un entendimiento muy amplio de la geografía y del territorio nacional.

“Con este libro cambia mi manera de vivir. Fotografiar nuestro territorio ha hecho que me cuestione otro tipo de cosas que estoy viviendo, en términos, por ejemplo, de qué estoy comiendo, de qué quiero hacer de aquí en adelante, de ver hacia dónde estoy yendo. Y entonces quiero cambiar muchas cosas de mi propia vida. Gracias a la fotografía aérea me di cuenta de ello”.

Y es que Santiago Arau recorrió todo el país para tomar fotografías de sur a norte y de este a oeste de la geografía de México. Imágenes, por ejemplo, de la Reserva de la Biósfera del Vizcaíno, en Baja California Sur; de volcanes como el de Fuego, el Paricutín, la Malinche, el Iztaccíhuatl o el Chichonal; de lugares como Tepito o el Zócalo, en la Ciudad de México; Ayotzinapa, en Guerrero; Mitla, en Oaxaca; Paquimé, en Chihuahua o Cancún, en Quintana Roo.

 “Otra de las cosas que aprendí también al hacer este libro es que el fotógrafo debe ser ordenado para conservar sus materiales, pues no sabe en qué momento los utilizará. Requiere, por lo tanto, mucha coordinación: organizar mejor el archivo, no tener discos por todos lados, cuidar los formatos en los que uno captura las imágenes. Cosas que espero que cambien para cuando haga mi segundo libro”.

NTX/JJF/MBS

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