Por: Juan Carlos Talavera
El universo figurativo y abstracto de Pedro Coronel (1921-1985) se exhibe desde hoy y hasta febrero de 2022 en el Museo del Palacio de Bellas Artes, con 43 piezas poco conocidas y de gran formato, bajo el título Pedro Coronel. 100 años, una ruta infinita.
La muestra, que conmemora el centenario del nacimiento del artista, incluye la obra Prometeo (1952), un gouache montado sobre lienzo que por décadas permaneció extraviado y hasta hace algunos años fue ubicada en Cuernavaca.
La pieza, que refiere al personaje mitológico y no se había expuesto hasta hoy, fue elaborada con papel y pintada con colores. “No es óleo, es temple, y aquí podemos ver que la figura aún es predominante, lo cual le costó trabajo deshacerse a mi padre”, explicó Martín Coronel, cocurador de la muestra e hijo del artista.
"Esta pieza la guardó una persona, quien la mantuvo enrollada como si fuera un cartel. Por suerte no la tiró a la basura, porque sabía que era de Coronel. Después la adquirieron unos anticuarios, la restauraron, la montaron y ahora podemos verla tal como la pensó mi padre”, dijo.
En la muestra también se incluyen piezas como La niña de la morena (1946), La dama de las frutas (1949), Mujeres. Las Plañideras (1954), Retrato de Helen dos. Los arlequines, (1953), Epitalamio (1956), Los caballeros de la noche (1958).
Una de las últimas piezas es Llanto de tierra, obra semiabstracta que dedicó al historiador Justino Fernández, impulsor de la obra de Coronel y fallecido en 1972, donde se aprecia una bola de fuego que emerge de la tierra, flanqueada por una cruz y custodiada por Argos y Anubis, los perros del artista que también murieron en aquel año.
Justino Fernández afirmaba que “lo mitológico está por doquier en las pinturas de Pedro Coronel; es un medio de transfigurar la realidad, de potenciarla imaginativamente, como lo hacían los antiguos mexicanos, como lo ha hecho siempre el gran arte, con unas formas o con otras, según los tiempos y los pueblos”.
En su oportunidad, el curador Iñaki Herranz definió a Coronel como “un artista glorioso, prolífico y con una gran cantidad de facetas”.
"Fue un artista con una cultura general impresionante que gozó de una fortuna crítica como pocos en la historia de México, dada la cantidad de plumas que escribieron sobre él en vida y tras su muerte, lo que refleja la vigencia de su obra y el interés que sigue suscitando”, apuntó.
La muestra se divide en tres núcleos. Inicia con Periodo de formación (1939-1946) y su obra temprana (ca. 1946-1958). Le sigue Figuración abstracta (1950-1960) y cierra con Abstracción total (1961-1985).
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