martes, 12 de abril de 2022

El patrimonio cultural vuelve a ser objeto de debate y disputa

 



Por  J. Francisco De Anda Corral

“El único riesgo que corren las piezas de un museo es frente a una conducta inapropiada (...) y todavía no existen detectores de las intenciones de un visitante”.

Diego Prieto, director general del INAH.

Una sesión de besos volvió a poner al patrimonio cultural en el centro del debate.

La polémica manifestación del "performancero" Pepx Romero sobre casi 30 piezas del Museo Nacional de Antropología desató una pasión casi equiparable a la que enciende los estadios de futbol, y nos hizo volver a cuestionarnos sobre los usos y significados del arte prehispánico. Aparecieron de nuevo los reclamos por el penacho de Moctezuma, y la demanda por que devuelvan las piezas “que nos han robado”, como se ha dicho.

Pero también aparecieron cuestionamientos sobre el presupuesto destinado a las labores de custodia y conservación y hacia la manera de gestionar y tratar los preciados monumentos del pasado prehispánico. Pero, reyertas aparte, ¿qué sabemos de ese vasto patrimonio nacional que nos coloca en el mundo como una potencia cultural? El lector se sorprenderá al saber que es tan cuantioso que hacen falta espacios para exhibirlo.

El Economista conversó al respecto con el arqueólogo Alejandro Bautista, subdirector de Registro de Monumentos Arqueológicos Muebles de la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos del INAH, quien revela que el instituto, que es la instancia normativa en la materia y garante del resguardo de todos los bienes culturales nacionales anteriores al siglo XX, tiene registro de 2 millones 127 mil 335 bienes arqueológicos muebles, es decir piezas, cuya data abarca más de 12,000 años.

Todas ellas son por ley propiedad de la nación, pero aclara que de ese universo, en el que figuran lo mismo la Piedra del Sol que una punta de proyectil del periodo pre-agrícola, 55% está bajo custodia de instituciones diversas: gobiernos locales, museos públicos o privados, universidades, fundaciones, centros de investigación, centros comunitarios, e incluso en manos de particulares, y el resto se encuentra en los museos e instalaciones del INAH, que están registrados en su propio inventario. Sin embargo, Bautista destaca que para efectos jurídicos lo que cuenta es el “folio real” que queda inscrito en "la constancia con número de registro” que -dice- “es como el acta de nacimiento de la pieza”.

Bautista ofrece también la cifra de los bienes arqueológicos inmuebles, alrededor de 54,000, y que incluye las 193 zonas arqueológicas de todo el país abiertas al público. También están los bienes históricos, aquellos que datan desde el contacto español hasta el siglo XIX. Inmuebles son 11,317 y muebles 82,886.

De acuerdo con la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, de 1972, que este 2022 está cumpliendo 50 años, el resguardo de los bienes arqueológicos, paleontológicos e históricos de la nación corresponde al INAH, y los artísticos, los producidos del siglo XX en adelante, al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.

Alejandro Bautista expone la función de la Dirección de Registro Público del INAH. “No es solamente llevar un inventario, una sumatoria de objetos, sino que expide las concesiones de uso y constancias de registro de los bienes arqueológicos e históricos que son propiedad de la nación, en el marco de lo que la ley establece". Hace énfasis en la importancia de contar con un registro actualizado de estos bienes, sobre todo de aquellos que están bajo custodia de particulares para, por ejemplo, evitar el mal uso o que salgan ilícitamente del país.

“México es una zona arqueológica completa, y muchos de sus objetos están en manos de instituciones y particulares. Por eso en los primeros años de la promulgación de la ley del 72 se dio énfasis a registrar el patrimonio que estaba en manos de distintas instancias particulares”, señala el arqueólogo.

El funcionario señaló que en los últimos años se han incorporado al registro o están en proceso de ser registradas más de 10,000 piezas arqueológicas, procedentes de aseguramientos, es decir que fueran decomisadas al pretender ser sacadas ilegalmente del país. Eso sin contar las casi 6,000 piezas que han sido repatriadas a México desde distintos países de 2019 a la fecha.

México, referencia en conservación y seguridad: Diego Prieto

A propósito del incidente reciente en el Museo Nacional de Antropología, pregunto al director general del INAH, antropólogo Diego Prieto, sobre la postura de quienes critican el reclamo de bienes expoliados argumentando que ‘el INAH no puede cuidar bien lo que tiene a cargo, mucho menos lo que reclama en el extranjero’. Me responde que “Esa es una visión colonialista y mal intencionada”. Además, niega que en México las piezas del patrimonio arqueológico estén en mayor riesgo que en cualquier otro lugar del mundo. “Tenemos una vocación acreditada de muchos años sobre el manejo ejemplar de las piezas, tanto en su traslado, conservación y resguardo, y tenemos tecnología de punta para garantizar que en su movilidad las piezas estén aseguradas.”

"Entonces, que no se diga que en México no tenemos la capacidad de conservar en buen estado nuestro patrimonio, y garantizar su seguridad, o que está en mejores manos en el exterior, porque estamos a la altura de los mejores del mundo. El único riesgo que corren las piezas es frente a la conducta inapropiada de un visitante, pero ese riesgo no se puede evitar al 100%, sin embargo tenemos el mejor sistema d e seguridad en nuestros museos, concretamente en Antropología hemos invertido en modernizar los sistemas de vigilancia, cámara de seguridad, detectores de humo y fuego, pero todavía no existen detectores de las intenciones de un visitante, y no queremos imponer una barrera entre los visitantes y los museos", dice el antropólogo.

También le menciono una postura que es común escuchar entre los especialistas en patrimonio cultural, incluso al interior del INAH, en el sentido de que, más que reclamar devoluciones de piezas de las culturas originarias extraídas del territorio mexicano, el acento debe ponerse en conseguir con países e instituciones el intercambio o préstamos temporales de las piezas arqueológicas que están en resguardo de museos en el extranjero.

Responde "que se debe trabajar, y estamos trabajando,  en las dos vías". Por una parte, en demandar el retorno de piezas que fueron sacadas de territorio en tiempos pretéritos, “apelando a las buenas relaciones que mantiene México con los países donde estas se encuentran, y a la buena voluntad de los poseedores de esas piezas, para que no terminen en una subasta; tenemos instrumentos como el convenio Unidroit y convenios bilaterales; por otro lado, trabajamos en el fortaleciendo de esas relaciones que nos faciliten el intercambio temporal. Para ello ha quedado inscrita recientemente en el Reglamento de la Ley federal la facultad que se otorga al titular del Ejecutivo para impulsar y emprender la solicitud de esos bienes en préstamo temporal”, concluye Diego Prieto.

El arqueólogo Alejandro Bautista, reitera el valor del “acto registral” de las piezas arqueológicas en posesión de particulares, que es un trámite gratuito, e invita al público interesado a solicitar información.

¿Cómo registrar bienes arqueológicos, paleontológicos e históricos?. Aquí la liga.

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