Por: Eva Usi-enviada-
Bonn. Leonore, una composición coreográfica basada en Fidelio, como se conoce hoy día a la única ópera escrita por Ludwig van Beethoven, tuvo un apoteósico estreno en la Ópera de Bonn.
Un auditorio repleto ovacionó de pie a las figuras estelares: más de un centenar de niños y niñas, jóvenes bailarines provenientes de cuatro distintas escuelas de Bonn que pisaban por primera vez el escenario de un gran teatro alternando con cantantes de ópera profesionales, como la soprano Ingeborg Zwitzers (Leonore), el tenor Ünüsan Kuloglu (Florestan), la soprano Sigrun Palmadottir (Marzeline), el bajo Ramaz Chikviladze (Rocco) y el barítono Martin Tzonev (Pizarro).
La puesta en escena estuvo acompañada por la Orquesta Bee-thoven y el coro del teatro, bajo la dirección de Wolfgang Lischke.
Leonore o el triunfo del amor conyugal, se llamó la versión original en tres actos estrenada en 1805, que lleva el nombre de la heroína de la obra, una ópera libertaria con la que Beethoven se manifestó contra la tiranía de todo tipo, exaltando los valores de la Ilustración y la Revolución Francesa que gozaban de gran popularidad en toda Europa.
Leonore o el triunfo del amor conyugal, se llamó la versión original en tres actos estrenada en 1805, que lleva el nombre de la heroína de la obra, una ópera libertaria con la que Beethoven se manifestó contra la tiranía de todo tipo, exaltando los valores de la Ilustración y la Revolución Francesa que gozaban de gran popularidad en toda Europa.
Suavidad y brío
Los bailarines revolotearon por el escenario con suavidad y brío en una impresionante interpretación de Fidelio, convertida nuevamente en Leonore, espectáculo en dos actos que dio prioridad a la danza.
Fue un homenaje de gran fuerza visual a la valentía femenina, dramatizado por la composición, llena de emociones y contrastes, característicos del genio musical e ilustre hijo de Bonn.
El coreógrafo y bailarín mexicano Miguel Ángel Zermeño, quien comenzó a ensayar con los 110 escolares desde el pasado enero, afirmó:
Concebí la obra como un homenaje a las mujeres, a las mujeres fuertes, valientes, que son cada vez más protagonistas de los cambios sociales en la actualidad.
El proyecto nació como resultado de la exitosa presentación de Carmina Burana en 2007, coreografía dirigida por Zermeño y la organización Salta e.V., que promueve la danza como parte del proceso educativo y coordina proyectos de esa naturaleza con las escuelas.
“Socialmente hubo un movimiento muy fuerte para continuar llevando a los estudiantes al mejor teatro de Bonn, que es uno de los cuatro más prestigiosos de Alemania, pues cuenta con su propia ópera, orquesta y compañía de teatro. Se quería que los escolares conocieran cómo funciona un teatro por dentro, que sintieran la magia de estar en el escenario, además de llevarlos al ámbito clásico de la música, ahora los estudiantes me dicen, ‘oye, esta música está muy prendida’”, dice Zermeño.
La escena central en la que Leonore, disfrazada como hombre y bajo el nombre de Fidelio, salva en el último minuto a su marido de una muerte segura en un calabozo cerca de Sevilla, fue adaptada a una versión co-reográfica que recrea la atmósfera de un Estado represivo que persigue a la población por su raza, que encarcela a los varones para exterminarlos. Son las mujeres las que se rebelan y acaban impidiendo que los prisioneros sean ejecutados.
Un drama universal que sigue teniendo vigencia y no siempre un final feliz.
Hicimos nuestra propia historia, en la cual todas las mujeres salvan a sus hombres. Para eso nos inspiramos en varias historias, como la llamada protesta de la Rosenstrabe, ocurrida durante la Alemania nazi y protagonizada sobre todo por mujeres que estaban casadas con judíos, afirma Zermeño.
Aquellas protestas callejeras para evitar que sus maridos fueran deportados a los campos de concentración, condujo a que por única vez los nazis cedieran, liberándolos, añade.
Historias de heroínas anónimas
En el escenario, las mujeres, vestidas de rojo, protestan con el estruendo de cacerolas y sartenes, lo que recuerda a las mujeres de la Plaza de Mayo durante la dictadura argentina.
Hay otras historias paralelas. Se sabe de heroínas anónimas que salvaron a sus hijos o a sus maridos, incluso a su raza. En la Biblia tenemos a Judith, quien salvó a su pueblo, recuerda el coreógrafo.
En la obra participan alumnos de diversos estratos sociales, así como jóvenes con capacidades diferentes, lo que era importante para los organizadores del proyecto.
Todo ser humano tiene la capacidad de bailar, ya sea joven, viejo, gordo, flaco, y eso es lo que estoy mostrando ahora.
Zermeño se ha convertido, entre tanto, en un reconocido pedagogo, quien mediante la danza motiva a los estudiantes a probar algo que no se imaginaban capaces de hacer.
Zermeño se ha convertido, entre tanto, en un reconocido pedagogo, quien mediante la danza motiva a los estudiantes a probar algo que no se imaginaban capaces de hacer.
“A los hombres, que preferirían ver un partido de futbol en vez de bailar, les enseño a mostrar nuestra fuerza masculina; se trata de conocer los propios límites y al final se produce una transformación física, emocional e intelectual muy visible.
“Las personas que hacen danza son buenas en matemáticas, desarrollan mecanismos mentales para saber cómo resolver problemas de espacio, de ritmo, cómo construir y cómo deshacer una forma.
Es una educación global y creo que de eso se han percatado figuras influyentes que nos están apoyando cada vez más en este tipo de proyectos, concluye.
Eso se notó en el estreno de Leonore. Cuando apareció Raúl Zermeño sobre el escenario fue recibido con una intensa y larga ovación.
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