Durante 28 años Barro Rojo ha sido un fenómeno dancístico único en México, no sólo por su postura de izquierda, sino porque es un grupo clave en la historia de la danza en nuestro país.
El periodista Juan Hernández Islas siempre estuvo consciente de este aporte, por ello, se dio a la tarea de realizar una ardua investigación sobre la historia de esta agrupación, cuyos resultados plasmó en el libro: Barro Rojo arte escénico (1982-2007). La izquierda en la danza contemporánea mexicana.
El volumen, apoyado por el Conaculta y el INBA a través de la Coordinación Nacional de Danza, fue presentado la noche de este martes en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.
Hernández, un apasionado periodista de las artes escénicas y amante de la danza, invitó a los principales protagonistas de esta aventura llamada Barro Rojo así como a colegas suyos para que hicieran comentarios de su trabajo.
Laura Rocha, directora artística de Barro Rojo; Francisco Illescas, uno de los fundadores; Serafín Aponte, bailarín y coreógrafo que viviera los primeros años de este grupo; Alegría Martínez, crítica de teatro; y Julio Aguilar, de El Universal, participaron en la presentación del libro ante decenas de personas que abarrotaron la Sala Adamo Boari. La mesa fue moderada por Carmen Bojórquez, coordinadora Nacional de Danza.
El primero en tomar la palabra fue Serafín Aponte. El coreógrafo coincidió con el autor de que este libro describe la militancia dancística de Barro Rojo que, en los años ochenta era inconcebible en nuestro país.
"Un proyecto así planteó una suerte de utopías y transformaciones – refirió Serafín Aponte. Fuimos 10 los que iniciamos. Su fortaleza fue su sentido de grupo. Levantamos la voz ante la injusticia. Quienes formamos parte de Barro Rojo heredamos una actitud combatiente".
Aponte está convencido que Barro Rojo ha estado compuesto por hombres y mujeres que descubren en el acto corpóreo un acto libertario que invita a la transformación de la humanidad. Y este libro es una invitación a descubrir esa viveza de la agrupación.
Finalmente, el bailarín expuso que este texto es un inicio y una provocación a nuevas investigaciones, ya que cada individuo que ha sido parte de la compañía conserva su propia historia.
Enseguida habló la crítica de teatro Alegría Martínez. Para ella es de suma importancia primero resaltar las cualidades del autor –que conoció en los años ochenta cuando comenzaba a ejercer el periodismo en el periódico unomasuno-, ya que este libro es una mínima muestra del profesionalismo con la que se ha dedicado a abrir brecha para que la danza sea noticia en la prensa escrita desde hace más de 20 años.
Martínez exaltó su dedicación: "Entre todos los periodistas que llegaron a pasar a lo largo de los años por esa sección, Juan era el único capaz de conseguir una entrevista hasta con las piedras de nuestro panorama cultural. Desde entonces fue, ha sido y es un periodista de verdad, ético, cumplido y capaz de realizar un trabajo ameno y profundo con la dosis equilibrada de investigación, situación de contexto, conocimiento del tema y sentido de lo humano, como lo demuestra el libro que hoy nos reúne".
Por toda su entrega y pasión demostrada a este arte, la crítica asegura que este libro es parte de un trabajo que Hernández no ha dejado de hacer durante tantos años. Asegura que en éste se refleja el amplio conocimiento que el autor tiene del tema, pero también su capacidad para transmitir al lector lo esencial sobre los protagonistas de una comunidad artística. De hecho, está convencida que este libro es esencialmente humano.
Asimismo, consideró que este material reivindica la labor de quienes siguen, documentan, anotan, capturan el fenómeno artístico para que no se pierda en lo efímero de su esencia.
Después habló la mujer que ha encabezado a Barro Rojo durante casi tres décadas: Laura Rocha, quien recordó que si bien el grupo ha sobrevivido a muchas crisis durante estos años, ahora está más fuerte que nunca.
Sobre el trabajo del autor, considera que supo desentrañar la madeja de historias personales del grupo y adentrarse a los momentos de diferencia y ruptura interna, dándole voz a todas las partes, "mostrándonos que las diferencias no son tan profundas, y que hay más afinidades que distancia entre los integrantes de un colectivo con personalidades fuertes y obcecadas, pero al mismo tiempo nobles y generosas".
Rocha está convencida que con este libro se está asentando un precedente en la danza mexicana, y que vendrán más historias que serán igualmente bienvenidas.
Por su parte, el periodista Julio Aguilar destacó en primera instancia el aporte de Barro Rojo: "Ha marcado un hito con un discurso puntual, social y crítico. Así, nos ha recordado que la danza está ligada inevitablemente a la sociedad".
En lo que se refiere al libro dijo que su aparición es un notable acontecimiento cultural que pone en su justa medida la época de una compañía que ha marcado un antes y un después en la escena latinoamericana.
Aguilar señaló que el valor de este trabajo se debe al profesionalismo demostrado por el autor: "Juan Hernández no hace relaciones públicas sino periodismo en serio. En un reportero suena obvio pero no lo es, para muestra, este libro. A partir de una investigación inteligente y rigurosa sobre una compañía de danza él puede ofrecernos una crónica de movimientos socioculturales que se han desarrollado en la transición de un Estadio secuestrado por un régimen autoritario hacia otro régimen rebasado, entre otras cosas, por la negligencia".
También consideró que lejos de ser una simple biografía de Barro Rojo, el libro es un retrato del estado de la danza en México en las últimas tres décadas, pues ahonda en el desarrollo de un gremio cultural vibrante.
En la recta final subió al estrado Francisco Illescas, cómplice inseparable de Laura Rocha. Para él, la aparición de este libro confirma una vez más los aportes que Barro Rojo ha legado: "Ha sido influencia en varios sentidos, y no sólo por su postura ideológica, sino estética. Ha influenciado a muchos coreógrafos, ha marcado tendencias, ha influido en la academia".
Finalmente habló el autor. De manera breve Juan Hernández dijo que este texto es resultado de sus dos grandes pasiones, mismas que le han enriquecido la vida: el periodismo y la danza. Confesó que desde que conoció la propuesta de Barro Rojo quedó cautivado, así que este libro es un tributo al grupo.
Respecto a la difusión y promoción del arte dancístico, Juan Hernández hizo un llamado a seguir exaltándolo, porque sólo conociendo más sobre esta disciplina, se podrá apreciar mejor.
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